¿No pensarán ustedes que por llevar medio mes de este 2016 se han acabado los ejercicios de retrospectiva? Jamás. 2015 ha sido muy variado musicalmente. No he estado especialmente atenta a las últimas novedades, he ido escuchando lo que me pedía el cuerpo, he disfrutado de unos cuantos conciertos muy buenos, y he seguido escuchando lo que ya son clásicos para mí. He aquí una pequeña selección de lo que más escuché en 2015, sea o no, de ese año.

Nouvelle Vague – ‘Dance with me (2006)

Partidarios o no de las versiones, hay que admitir que Nouvelle Vague son maestros del tema. Se atreven con “Master and Servant” de Depeche, hacen que “God Save The Queen” suene a nana, y ofrecen esta versión de The Lords of the New Church, una auténtica maravilla que casa sorprendentemente bien con una voz dulce, sugestiva, y seductora. No obstante, recomiendo que vean el videoclip de la canción original si quieren deleitarse en la estética ochentera, que siempre es un placer.

Nick Cave – ‘Jubilee Street’ (2013)

Triste, calmada, melancólica. “Jubilee Street” me hace imaginar una historia que se repite, con pequeñas variaciones, hasta acabar mal. Esta canción no es de las que te inviten a dejarte llevar. Esta canción te arrastra con acordes de guitarra que terminan recibiéndote con la serenidad de los violines hasta acelerarse con el ritmo y con la intensidad de la voz de Cave y un toque casi onírico con el que acabas en otro tiempo y lugar. El final huele a tormenta. ¿No os imagináis al borde de un abismo con esta canción sonando hasta que todo deja de dar miedo?

Maika Makovski – ‘Song of Distance’ (2012)

Aquellos que hayáis tenido la oportunidad de ver a Maika Makovski en directo sabréis el torbellino que es sobre el escenario. También podréis haber comprobado cómo, después de drenarte de energía, coge la guitarra y se lanza en solitario con canciones como “Song of Distance”, que te ponen los pelos de punta, te llenan los ojos de lágrimas, te desgarra, y te dejan con la boca abierta (más).

La Femme – ‘Sur La Planche’ (2013)

Esta canción me pone de buen humor y me da ganas de pegar brincos.  Por algún extraño motivo también me imagino yéndome a hacer surf con la familia Adams. Los franceses La Femme tienen un sonido surfero sintético y algo tétrico. Extraída de su Psycho Tropical Berlin del 2013, revisa “Sur la planche” de 2012, que suena más directa y algo menos pulida, pero que es igual de pegadiza. Den palmas, pónganse camisa de flores, pónganse en posición de surf, y exclamen “vive la femme!”.

Sufjan Stevens  – ‘Fourth of July’ (2015)

Carrie & Lowell es uno de los discazos de 2015 y, de momento, mi favorito de Stevens, quien nos tiene acostumbrados a discos estructurados con un sólido hilo conductor. Esta vez toca el abandono, la muerte, el duelo, y la relación con su madre y el pasado. Es su disco más personal hasta la fecha y hay días en los que duele escucharlo. Pero a pesar de la temática y de su tristeza, Carrie & Lowell es pura poesía, de esa que revela la dureza y la belleza de la vida. Como toca escoger, me quedo con “4th of July”, con su pegadizo “we’re all gonna die”, que he tarareado mucho este año y que, en el fondo,  nos anima a seguir viviendo.

Jeff Alexander – ‘Come Wander With Me’ (1964)

Hay veces que empiezas escuchando Air en Spotify, dejas que suene todo y una recopilación extraña te sorprende con esta maravilla de canción. La composición es de Jeff Alexander, la voz de de Bonnie Beecher, y la ocasión, un capítulo de The Twilight Zone, la legendaria y fundacional serie de Rod Serling. La voz dulce de Beecher te hace querer ir a un lugar melancólico que parece no pertenece a este mundo. Despierta curiosidad, quizás algún tipo de temor, pero te dejas llevar igualmente y sigues los pasos a ritmo del punteo de guitarra y del tarareo de Beecher, arropada por ellos, hacia ese mundo desconocido.

Damien Rice – ‘I don’t want to change you’ (2014)

¡Ay, Damien! Sí, Damien Rice está en la lista de irlandeses que me hacen suspirar. Después de muchos años de espera volvió, vino a España, y yo me negué a verlo en mi cabezonería maña porque pienso que un concierto suyo se merece un espacio pequeño – mi salón, por ejemplo – y no un festival. De ilusión también se vive, oigan. My Favourite Faded Fantasy es otro de mis discos del año. Lo he escuchado sin descanso, me he entregado a la tristeza, a la rabia, y a la esperanza de Damien. Y he escuchado en repeat esa declaración de amor que es “I don’t want to change you”. Y he vocalizado de forma dramática ese “water races water down the waterfall” mientras caminaba por la noche.

Lisa Hannigan – ‘Knots’ (2011)

Si hablo de Damien Rice casi me siento obligada a hablar de Lisa Hannigan. 2015 ha sido un año de muchos viajes, algunos demasiado seguidos, algunos más estresantes que otros. En más de una ocasión me han descolocado hasta llegar a ni saber dónde estaba y el estribillo de esta canción – “with my new keys, in the wrong city” – me ha acompañado mientras intentaba tomarme con calma y humor el caos, mientras aprendía lecciones de cambio e impermanencia. El caos está lleno de color.

Villagers – ‘Everything I am is yours’ (2015)

Darling Arithmetic, el penúltimo disco de Villagers, banda liderada por Conor O’Brien, salió en primavera del pasado año y fue todo un despertar. Tranquilo, atmosférico y muy recomendable. “Courage” y “Everything I am is Yours”, las dos primeras del disco, son mis favoritas. Elijo esta última, otra canción en tono de declaración, de las más románticas que he escuchado este año y que suena a entregarse, tímidamente, con todas las consecuencias.

Gwenno – ‘Fratolish Hiang Perpeshki’ (2015)

Descubrí este disco hacia finales de año, gracias a mi amiga Belinda, gurú musical desde hace muchos años. Gwenno, ex-integrante de The Pipettes, nos regala un discazo en galés y en córnico y nos permite disfrutar de esa experiencia mágica que es no entender la letra de las canciones. Da igual. Dydd Olaf, inspirado en la novela homónima de ciencia ficción del autor galés Owain Owain y que se traduce al inglés como The Last Day se da a lo sintético, a las máquinas en las que nos estamos convirtiendo, o eso sugiere la novela. Según he podido leer en una entrevista, “Fratolish Hiang Perspeshki” es una canción para bailar cuando se esté acabando el mundo. Bailen, ustedes.

Gruff Rhys – ‘American Interior’ (2014)

Y seguimos para bingo con Gales. Mi primer concierto de 2015 fue Gruff Rhys con su presentación de American Interior. El ex-integrante de Super Furry Animals lanzó el disco como fruto de un proyecto de investigación sobre John Evans, un familiar que allá por el siglo XVIII se fue a Estados Unidos con la esperanza de descubrir una tribu nativa americana que hablaba galés. Vean la película para descubrir la historia, ver al muñeco, y escuchen el disco, que es una invitación a viajar y a la aventura.

Marvin Gaye & Kim Weston – ‘It takes two’ (1966)

¿En qué te fijas cuando estás en una sex shop de Ámsterdam llena de turistas nerviosos señalando penes de plástico? En la música, claro que sí. La Motown quizás no acaba de pegar con esta curiosa ciudad, pero lo amable, lo erótico, y lo kitsch se combinaron perfectamente en ese momento. Fue una sorpresa muy bienvenida escuchar esta canción en mitad de la sordidez, la oscuridad iluminada por el neón, y un tiempo lluvioso y airado. Y es que Gaye y Weston te alegran el día y hacen que se te vayan los pies.  

Coldplay – A Rush of Blood to the Head’ (2002)

Coldplay después de Parachutes. Coldplay antes de Gwyneth. Coldplay antes de verse afectado por la dieta macrobiótica. Coldplay mucho antes del “concious uncoupling”. Coldplay haciendo pop del bueno, empezando un temazo de forma suave y melódica mientras hablan de destrucción, de una vida en ruinas, de una vida que marea, desaparece y sigue.

Agnes Obel – ‘The Curse’ (2013)

Agnes Obel ha sido otro gran descubrimiento, esta vez gracias a Víctor, y se ha convertido en mi banda sonora invernal. Hay discos que funcionan mejor con la tranquilidad del invierno, con el silencio de la niebla y la nieve. ¿Es posible que una canción te evoque silencio? Para mí, sí. Y con “The Curse”, Obel y su voz aquí casi rota me hace imaginar paisajes blancos, al recogimiento, a disfrutar de la oscuridad y de las largas noches de invierno. Y con esta canción, me recojo.