Tres canciones, 243: La elección de Raúl

ALARMA – FRÍO

El tanatorio se convirtió en una fiesta. Un trío de cuerdas de unos chavales interpretando en plan sinfónico ‘Maneras de vivir‘. La sala para velar se volvió una jam session: versiones de Leño y hasta el jodido Drogas, pañuelo en la cabeza, pantalón corto y zapatillas, dejándose caer por allí a tocar ‘Frío’, de Alarma, una de las canciones favoritas de Tony Urbano, que acababa de morir y yacía allí al lado.

No soy acérrimo de este universo de rock urbano, pero habrá que aplaudir homenajes así. Luego vino el Ayuntamiento de Tarragona y le colocó una placa a Urbano (de momento no hay calles libres por bautizar). Después Rosendo, ante 17.000 personas en Las Ventas, tocó ‘Se acabó’ por él, el bajista de aquella prehistoria con Leño, con toda la leyenda que uno quiera echarle encima a esos finales de los años 70, cuando casi todo era campo.

Es facilón sumarse ahora a esa inercia de halagos, a la necrológica elogiosa, pero yo me quedo con el hecho solo de entrar al tanatorio con una guitarra, con la duda de si sacarla o no de la funda, hacerlo y, de repente, ver sumarse a músicos y cantantes de toda índole a tan particular directo. Corren por youtube los vídeos aquel día musical (y días más tarde, en otro entierro al que fui, el broche final de la ceremonia fue a cargo de ‘Personal Jesus’).

La cosa, por el formato, suena a fiesta gitana, y por el fondo a celebración mezcla de dolor y gratitud, algo que transmite bien este tema de Alarma (¡Manolo Tena, quien lo diría, sí!) que aúlla desconcierto y tiene realmente un poso triste. «Estoy ardiendo y siento frío», dice la letra. Rock árido de desarraigo y búsqueda, versión onanista de la confusión y la angustia, línea clásica del género pero enriquecida aquí por el momento: toca Enrique Villarreal, el Drogas, con la acústica, y el tanatorio, nido de emociones de mil matices, con coros de la gente y todo, que parece por un día un local de ensayo.