Tres canciones, 257. La elección de Raúl
TWO FABIOLA – LIFT YOU UP
Ya saben que el año nuevo no sirve de mucho, más allá de holgar, dormir, perrear (que no el baile) y volver a dormir. Aplicar parámetros de economía productiva, de lógica capitalista y mercantilismo al antidía por excelencia resulta descorazonador, así que más nos vale aceptar la ‘bisiestez’ congénita de cada año, que nos hace desperdiciar de entrada y por norma el 1 de enero, un despojo, como si no lo necesitáramos, acaso por si en la Nochevieja previa hubiéramos vivido el doble. No vengo aquí a explicar una excepción en 2015. Si acaso, se multiplicó tal deriva. De la habitación a la cocina y al comedor, y así en vagabundeo, y allí delante, la tele para agravarlo todo. No es muy distinto a lo que ocurre con el canal 324 (24 horas de información), la emisora ideal para las tardes de tedio o los ratos muertos. La sintonizas un momento para seguir la última hora de algo, si no tienes internet a mano, y en un rato te has visto ya diabólicamente sumergido en un bucle, cuando empiezan a dar la vuelta las noticias.
Embobarse con la tele es un estadio superior al aburrimiento. Este 1 de enero descubrí esas etapas pantanosas en otra cadena: Barça TV. Hasta allí me llevó el insondable zapping y allí me topé con lo siguiente: toda la relación de goles (repeticiones incluidas) de futbolistas azulgranas que habían pasado recientemente por el equipo. El montaje era simple. Goles en bruto, al por mayor, desequilibrados en su rango: desde una diana de rebote en un partido triste de la gira estival por Escocia a otra en las semifinales de Champions. Ambientaba la acción cualquier hit conocido, del montón, y hasta se acabó colando el Eurodance noventero de Two Fabiola. Me abandoné a esa sesión continúa en el comienzo del año, todo muy adecuado para tomar consciencia de que el tiempo pasa: ahí me aparecieron Zambrotta, Giuly, Silvinho o Edmilson, nombres de un Barça reciente y triunfal pero triturados en el olvido por capas y capas de futbolistas, datos y temporadas más actuales.
Todo un atracón excesivo, sin sentido, al que me entregué porque pronto claudiqué, pues la tarde ya era irrecuperable y había que darla por perdida. Casi a través de esos tantos uno puede trazarse un mapa vital sentimental: ¿Dónde estabas tú cuando Ronaldinho le metió el golazo al Sevilla en aquel partido de medianoche?. Y rebajando la épica hasta el subsuelo: ¿Qué hacías tú la noche en que Saviola le marcó tres goles al Alavés en Copa del Rey?. Días olvidables, goles y más goles en un ciclo torturador. Hubo un tiempo en que, de natural, llegaba al lunes habiendo visto todos los goles de la jornada de Liga. Hoy la cosa no es tan así, pero los del Barça, aquellos que me retransmitieron el 1 de enero, los había visto en infinidad de ocasiones, y eran jugadas superfluas en Almería, Santander o Murcia. Todo me sonaba familiar: los pases, la definición, hasta la celebración. Allí estaba yo malgastando la entrada de año viendo fútbol que ya conocía. Si no hubiera sido 1 de enero hasta me habría preocupado.