No nos queda otra que admitir que formamos parte, con voz y voto, de un manipulador gobierno a la sombra. Como tramoyistas locos, articulamos el destino del mundo hablando de la aparición de la cara de Chávez en una mina o de la sobreabundancia de noticias curiosas; como demiurgos egomaníacos, retorcemos sus mentes charlando con Anómalo sobre programas de tele magufos y debunkers o leyendo pasajes sobre reptiloides ocultos entre nosotros. Como crueles dictadores, les dejamos además un muy buen premio Comunicación Bien y la versión gitana (mas o menos) de Michael Jackson. La resistencia es inútil: escuchen nuestro show y caigan en nuestras redes.