Íbamos a escribir un artículo serio y medianamente documentado sobre Catulo (Cayo Valerio), sobre los poetae novi y cómo los despreciaba Cicerón, sobre el dístico elegíaco, los epitalamios, el gorrioncillo de Lesbia y los carmina docta; pero hemos llegado a la conclusión de que lo mejor de Catulo es cuando no se toma en serio a sí mismo, cuando se mofa del muerto y del que lo está velando, el Catulo más gamberro e irreverente es sin duda el mejor. Hasta es posible que él mismo nos hubiera mandado a que nos gobierne Amanecer Dorado si viese en la Inercia un ensayo concienzudo sobre la transmisión del poema 85 que a día de hoy igual ilustra libros de texto que tazas de desayuno o tatuajes en el tobillo.

Es por ello, queridos lectores, que les ofrecemos la poesía de Catulo releída, reconcentrada, y atomizada a la manera de los gintonics modernos para que vean que el genio de Cayo Valerio llegaba a su cota máxima cuando no se tomaba en serio.

… bueno, el del gorrioncillo lo hemos puesto también.

Gardasee (Jutta) 081

III

Oye, Lesbia, vaya palo que se haya muerto tu gorrión, me da pena y todo. Le he escrito un poema. No llores, mujer, que está en el cielo de los gorriones.

VI

Flavio, te has echado novia ¿verdad? No importa que no me lo quieras contar, se te nota a la milla que tienes una que te está matando a polvos, estás en los huesos, chaval.

VIII

Ya vale, Lesbia, mira que estás rancia últimamente. No te voy a esperar toda la vida, tú verás.

XII

¡Me cago en Júpiter! Algún tonto del culo me ha robado la servilleta que me regalaron Fabulo y Veranio. Seguro que ha sido Asinio Marucio, ese tío es gilipollas, y encima el capullo de su hermano Polión se lo tapa todo.

XIII

Podríamos organizar una cenita en plan tranquilo, Fabulo, pero es que estoy tieso, me crecen las telarañas en el bolsillo. Tráete algo de comer y vino, que yo pongo la casa. Si sirve de algo también tengo un perfume que me regaló Lesbia cuando me hacía caso.

XIV

Vaya pedazo de mierda de regalo que me has hecho por las saturnales, Calvus, a quién se le ocurre regalarme una antología de poemas tan mala, que encima seguro que me la has endilgado porque te la regalaron a ti. Esto no queda así, en cuanto abran las librerías te voy a encontrar el mayor libro de bazofia que encuentre y sabrás quién tiene mejor peor gusto.

XXXII

Ipistila, guapa, después de comer me ha entrado el calentón, deja abierta la puerta de tu casa, y prepárate para echar nueve polvos seguidos, que estoy palote perdío.

XLI – XLIII

Ese callo de Ameana me ha pedido un préstamo de 10.000 sestercios, esta además de fea es tonta, o está loca, o no se ha mirado en el espejo, si no tiene gracia ninguna. Encima algunos la quieren comparar a Lesbia ¡Qué mal gusto tienen algunos!

XLIX

Gracias, Marco Tulio (Cicerón) por ponerme a caldo siempre que puedes. Tienes toda la razón yo soy el peor poeta de todos y tú el mejor abogado de todos #ironicmodeon

LI

Es como si fuese para mí un dios, o superior a los dioses, aquél que sentado frente a ti te contempla y te escucha”…. Un momento, eso es de Safo. Da igual, lo que no es tradición es plagio. Creo que tengo demasiado tiempo libre.

LII

Si esos capullos de Nonio y Vatinio tienen cargos en la magistratura ya me puedo morir (añádase el emoticono de la cara roja de ira)

LIV

Otón tiene la cabeza hueca, Herio es patizambo, Libón es de pedo fácil y Suficio una vieja reinona. Después César se enfada con mis versos, pero visto este personal, no es mi culpa.

LVI

No te lo vas a creer, Catón, qué risa. Me he encontrado a un chaval follándose a una tía y me he unido a la fiesta.

LXX

Dice mi amada que solo conmigo se casaría aunque el mismo Júpiter se lo pidiera. Lo dice, pero fíate de lo que dice una mujer.

LXXI

Pues lo que os decía en el poema anterior, que ya sabía yo que Lesbia me la acabaría pegando. Que me haya engañado me pone, pero quererla, pues la quiero menos, la verdad.

LXXIV

Mi amigo Gelio tenía un tío que siempre condenaba el amor y el sexo, así que Gelio se tiró a la mujer de su tío, y el viejo dejó de quejarse. Y ni que Gelio se lo tire a él, volverá a soltar palabra.

XCII

No quiero caerte bien, César. Me importas un carajo.