Escuchar música mientras se corre puede ser una excelente motivación, una manera de marcar ritmos o incluso de tapar el sufrimiento si estamos empezando. En esta santa casa nos encanta la música y nos encanta correr, pero si volvemos a escuchar ‘Eye of the Tiger’ en la salida de una carrera nos iremos directamente a la cama. Por eso, para reivindicar la buena música que escuchar en marcha, recuperamos aquí los temazos que recomendamos hace un tiempo en la web amiga Pikrace. Hala, todo el mundo a correr de oído.

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La elección de V the Wanderer

WOODKID – RUN BOY RUN

No se me ocurre mejor tema para comenzar a hablar de música y running que éste. Una canción perfecta para correr y sobre correr, que encierra en poco menos de tres minutos y medio el inmenso atractivo de nuestra práctica deportiva favorita. Si alguien les pregunta por qué corren, enchúfenle este tema. Si, al contrario, son ustedes quienes buscan un motivo para hacerlo, péguenle una escucha y ya verán cómo antes de que acabe ya se están calzando las zapatillas.

Lo más importante a la hora de cargar nuestro mp3 deportivo no son los ritmos, los géneros o las duraciones. No. En mi opinión, correr con música cobra pleno sentido cuando ayuda a correr con emociones, cuando nos transporta a estados de ánimo en los que nos sentimos vigorosos, imparables, nos empuja a conquistar otro metro más y nos eleva sobre el dolor y el agotamiento.

‘Run Boy Run’ es un himno a la libertad y a la liberación que uno siente al proyectarse hacia delante, a correr como un acto estrictamente personal que tiene sentido en sí mismo. Aquí no se gana ni se pierde: «running is a victory». A ver si encuentran mejor lema, mejor manera de condensar lo que sienten o sentirán al estar en marcha. Guiado por una instrumentación orquestal musculosa y evocadora y, especialmente, por una percusión dura y marcada (Woodkid usa tambores taiko, tal vez el mejor instrumento para runners), la canción tiene una estructura perfecta para nuestro trote: arranca con anticipación (tremendas las campanas), da la salida con un disparo, marca el ritmo con mano firme y suave y, tras un pequeño descanso, nos arrastra en un último clímax instrumental con el que seguro recortarán algún segundo al cronómetro. Al acabar, estén donde estén, habrán cruzado una meta propia, imaginaria.

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La elección de Cano

KLAUS & KINSKI – LA DUDA OFENDE

Solemos relacionar canciones con momentos concretos de nuestra vida. ‘La duda ofende’, de Klaus and Kinski, es mi conexión más certera con el running. Y no por sus sugerentes bases electrónicas y instrumentos de viento, que también, sino por su función para anticipar las sensaciones físicas en cada uno de mis entrenamientos y carreras de los últimos años. Al dar el primer paso, casi como un reto, calculaba con ansiedad la distancia que recorría en los poco más de cinco minutos de duración del tema, convertido en una especie de medida intermedia al kilómetro y la milla. Al acabar, sin una lógica aparente, me imaginaba con una exactitud propia de un matemático el tiempo que iba a realizar. Más o menos acertaba.

Por otra parte, el tema servía, y todavía sirve en las escasas ocasiones que salgo a correr con música, para entrar con buen pie en una actividad sufridora para el cuerpo humano. El buen rollo que desprende, con esa ‘iluminada’ voz de Marina, se combina con un bajo y una batería que van in crescendo, y unas guitarras eléctricas desgarradoras que animan a cualquier ente vago sentado en un sofá. Es mi caso, aunque sea casi la medianoche… ¡me voy a correr!

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La elección de Withor

MGMT – METANOIA

Mi máxima preocupación el día que empecé a correr era cómo controlar el tiempo. Sin reloj a la vista, ni ganas de poner en riesgo mi móvil chino. Y aunque algunos digan que el tiempo es relativo e incluso que no existe, yo no quería hacer el ridículo en mi primera carrera. Ante la constante amenaza –y motivo de escarnio público- que representa la última posición, calculé que corriendo por debajo de los 42 minutos mi primer gran reto en esto del arte de trotar estaría superado.

Sin reloj ni móvil a mano, el método elegido para controlar el tiempo –el real- fue a base de metanoiazos. Esto es, escuchar la canción Metanoia (14 minutos de duración aproximada) durante toda la carrera, de modo que así sería muy fácil tenerlo todo –en referencia al tiempo- bajo control.

Un Metanoia y la cosa iba bien, dos Metanoias y parecía que aquello iba a acabar con mi persona regada en cava. Al poner el tercer Metanoia, era consciente de que debía cruzar la línea de meta antes de que la canción llegara a su fin. Y así fue.

Dudo que MGMT sepan que su canción ha sido utilizada como un vulgar metrónomo. Pero funciona. Ya conocen ustedes, pues, un nuevo método para controlar el tiempo en las carreras. Les animo a probarlo. A no ser que ustedes sean de aquellos que están convencidos de que el tiempo, en realidad, es una malévola invención.