Pues andaba yo el otro día con tanta nesecidá de Batman que me enchufé la ‘Forever’ de Schumacher. Flipen, sí, pero entiendan que ya había repasado antes las de Burton y Nolan y, tras 17 años de negación, me pudo el completismo. Si están ustedes en el mismo padecer, tomen nota: La Inercia saca a relucir su vocación de servicio público y les acerca un puñado de películas protagonizadas por el incansable hombre murciélago. Atroces musicales, criminales violaciones de copyright filipinas o maravillas animadas: todo vale mientras se reparta bat-justicia. Menos las de Schumacher.

El Cruzado Enmascarado lleva dando guerra en las pantallas desde allá por el bombardeo de Pearl Harbor: en 1943 se estrenaba su primer serial, ‘Batman‘, justo de recursos pero enfático en lo narrativo y con mogollón de murciélagos de goma colgados de una cuerda. Seis años después llegaría otro serial, ‘Batman and Robin‘, que no perdía el brío ni la óptica detectivesca. A ver quién tiene huevos a tragárselos enteros ahora, pero ahí los tienen como curiosidad.


Así empezaba el primer capítulo del primer Batman audiovisual. 

Curiosidad, rareza de museo o capricho de autor fue ‘Batman-Drácula‘, una cosa que Andy Warhol grabó de tapadillo con sus colegas en 1964 (a la DC no le hizo mucha gracia) y que aún nadie ha recuperado en condiciones. Tal vez no haga falta. Por lo poco que se ha podido ver de ella, se puede decir que se adelantó al Batman camp y cutrongo de Adam West y a toda una eterna fijación, ya verán, por enfrentar al murciélago con el vampiro.

Todavía antes de la infame serie televisiva, en 1965, se estrenó ‘Alyas Batman and Robin‘, primera de una serie de explotaciones filipinas del personaje que incluyen, además de la obligatoria lucha contra el rey de los vampiros (‘Batman fights Dracula‘, 1967), un delirante crossover con James Bond. En ‘James Batman‘ (1966), ambos héroes son convocados para detener a una malvada organización que etcétera y les interpreta el mismo actor, un tal Dolphy que lo debía petar en el país. Se ve que el asunto era una parodia, pero aún así, mucha vergüenza ajena.

El Batman contra Drácula filipino. Nadie se molestó en demandar a los creadores.

Y por fin llegó el reinado del colorido, la onomatopeya y las tortas mal dadas: en 1966 la serie protagonizada por Adam West y Burt Ward se convierte en un fenómeno de masas y, para no perder el viaje, los creadores apañan una versión cinematográfica en pocos meses. ‘Batman: The Movie‘ puede considerarse la primera película oficial del personaje y contiene, si ustedes aprecian esos detalles camp, kitsch y splof que tanto gustan a los post-modernos, un buen manojo de secuencias memorables: el tiburón (vencido con bat-repelente para tiburones, claro), Batman apurado por deshacerse de una bomba, una multitudinaria tangana en un barco… Además salen todos los villanos del show y una Catwoman muy femme fatale interpretada por Lee Meriwether. Tiene su chiste, que diría aquel.

 ‘Batman: The Movie’ (1966) enterica. Para que se lo pasen bien.

Seguimos en 1966 y unos espabilados intentan sacar tajada de la moda con ‘The Wild Wild World of Batwoman‘, abominación que tan sólo comparte con la heroína de la DC nombre y logo (mal pintado en el pecho). El primero le duró poco: tras una demanda por violación de derechos tuvo que ser rebautizada como ‘She was a hippy vampire’, que tendrá mucho que ver. La pasaron en el MST3K y ni aún así hay dios que se la trague del tirón. Igualmente atroz pero mucho más digerible y divertida es la mejicana ‘La mujer murciélago‘ (1968), con una Batwoman en bikini, capucha y capa dándose de tortas con wrestlers, monstruos y científicos locos. Como buena explotaition mezcla churras con merinas y no se sabe si esto es James Bond, Batman o el Santo: el buen infracine no tiene límites.

Otra peli enterica y a colores: ‘La mujer murciélago’. Somos unos soles.

Pasan los años, estamos en 1973 y mientras en Filipinas se estrenaba ‘Fight Batman Fight‘ (cuarta de su línea), nuestros admirados visionarios de Turquía se atrevían al fin a meterle mano al Señor de la Noche. ‘Bedmen Yarasa Adam‘ (o «el Batman turco») tiene todo lo que cabe esperar de una producción de su estilo: presupuesto cero, nulo respeto por la propiedad intelectual, tortas de circo, artrosis formal, villanos con bigotón, generosas dosis de tetas y machismo y mucha obsesión con James Bond. La banda sonora, fiel al libro de estilo turco, es un batiburrillo de música sin licencia: ‘The Saint’, ‘I Spy’, James Bond (se lo dije), Sonny & Cher, Serge Gainsbourg, Led Zeppelin, Booker T & The MGs, Benny Goodman… Turquía, país paramusical.


«¡Bedmen Yarasádam! ¡Bedem Yarasádam!» 

‘Bedmen Yarasa Adam’ entera. Y sin subtítulos. Sólo para muy valientes.

Fue la última explotación relevante del personaje y con ella acabó una época; después llegarían los 80, Miller, Moore, la muerte de Jason Todd (¡spoiler de hace 30 años!) y la consagración del Caballero Oscuro. Ya no había sitio para el Batman hortera y alegre de tiempos pretéritos.

(Plus plis plas, mañana más.)

V the Wanderer