Estrenamos sección: cada sábado, en Film de Semana, les recomendaré dos películas para pasar el fin de semana. Las pueden bajar, alquilar o, en el mejor de los casos, comprar. Así las tendrán en casa para siempre. Lo importante es empaparse de cine: del bueno, del malo o del regular. Éstas sólo son mis recomendaciones. Aquí tienen las dos primeras.

‘L.A. CONFIDENTIAL’
(CURTIS HANSON, 1997) 

1997 no solo fue el año de los 11 Oscar de Titanic. También hubo lugar para muy buenas películas como ‘L.A. Confidential’, con la que el irregular director Curtis Hanson alcanzó el notable alto –tras varias cintas mediocres– ayudándose del guionista Brian Helgeland. Juntos lograron el Oscar al mejor guión adaptado (a partir de la novela homónima de James Ellroy).

‘L.A. Confidential’ te conquista gracias a unos personajes genialmente definidos y una trama lo suficientemente compleja como para no poder distraerte un solo segundo. La atmósfera de los años ’50 en EE.UU. está perfectamente lograda gracias a un cuidadísimo trabajo de producción y la elegante música de Jerry Goldsmith.

Y por si todo eso fuera poco cuenta con un reparto en estado de gracia encabezado por Guy Pearce, Kevin Spacey, Russell Crowe y la ‘secundariamente’ oscarizada Kim Basinger. Danny deVito y David Strathairn (una de mis debilidades) tienen también sus pequeños pero jugosos roles.

 ‘DIVERTIMENTO’
(JOSÉ GARCÍA HERNÁNDEZ, 2000)

Con un guión (de Manuel Ortega) a ratos escandaloso y a ratos imperfecto, ‘Divertimento’ (2000) se sitúa al frente del cine más valiente, honesto y descarado hecho hasta el momento en nuestro país.  La primera (y de momento única) película de José García Hernández sirve de grandioso homenaje a la transición ficticia entre cine y teatro. Es enigmática, punzante e incluso macabra en su planteamiento.

Los recovecos de un teatro nunca serán tan sórdidos como el abismal ego de Bernardo Gabler o la inmadurez interpretativa de Daniel Osantos. La intensidad del filme se sustenta, para bien y para mal, en la infatigable batalla que mantienen el inabarcable Francisco Rabal (en su última gran aportación a una película interesante) y el poderoso Federico Luppi. Duelo de titanes por todo lo alto.

Divertimento no se parece en nada a todo lo visto antes y su sentido del humor es cínicamente crudo. Esas son algunas virtudes por las que merece la pena tener en cuenta esta película. Nada es más verdad que el teatro. Nada es menos mentira que el cine. Y en esa mezcla el espectador vence y la película convence.

Juanjo López, MelonTajáEnMano