El mejor cine se hace en la tele y las series son las nuevas novelas rusas y qué cultos somos todos porque sabemos decir The Wire. No negaremos que la ficción serializada nos tiene locos y que este año nos ha dejado cosas de aplaudir fuerte como temporadas nuevas de BoJack Horseman Midnight Diner, pero tampoco vamos a caer en la hipérbole de los seriéfilos (ay) y creer que todo lo que se divide en capítulos es lo mejor que se ha hecho nunca. Y tampoco pasa nada: aquí van 8 series con las que hemos echado el rato, que nos han aportado algún momento bueno y otros muchos minutos de modorra, que han acolchado los ratos muertos de nuestros días laborales. Hay mucha serie LoPutoNormal y este año, por primera vez, les rendimos homenaje.

Stranger Things, temporada 1 (Matt y Ross Duffer, Netflix, 2016)

Vale, acepto que sea el nuevo producto de culto de los fans fatales seriéfilos. Ofrece los ingredientes necesarios: un poquito de misterio, adolescentes freaks, narrativa spielbergiana, una ambientación cuidada y giros de guión inesperados. Será pues, que ese espectador identificado con el binge-watching carece de un contexto crítico adecuado, cegado por el envoltorio de una serie que sí, es meritoria en algunos aspectos, pero en otros es irritante. La trama principal hace aguas en momentos clave y la historia de amor entre la hermana del protagonista y el vacilón de turno es vomitiva. También el trabajo de algunos personajes es muy mejorable (que se lo digan a Winona Ryder, que se pasa los 8 capítulos llorando y gritando). Stranger Things entretiene sin más y corre el peligro de caer en el precipicio en su segunda temporada. Si quieren más argumentos para considerarla como LoPutoNormal, aquí tienen la crítica que escribí.

Cano

Berserktemporada 1 (Shin Itagaki, LIDENFILMS, 2016)

¡Vuelve el Dolor! Aunque sea de sobra conocida nuestra animadversión por el CGI del anime, no podemos más que descubrirnos ante la voluntad de que en el s. XXI aún haya Gatsus para adaptar arcos del manga posteriores al Eclipse. Como era de esperar, todos los problemas de fluidez e integración estética que detectamos en las películas previas están magnificados en doce episodios que, pese a todo, nos alegraron el verano. Sea como sea, ¡larga vida al tío del espadón santo!

@Anlololo

The X-Filestemporada 1o (Chris Carter, FOX, 2016)

¿Te acuerdas de los 90? ¿Te acuerdas de Expediente X? ¡Yo me acuerdo! Y por eso, y no porque tenga ningún sentido, Fox y Scully han vuelto a la tele en una miniserie de 6 capítulos que no sabe qué hacer con ellos. Por una parte, los protagonistas están en una forma estupenda (Gillian Anderson mejor que nunca), el choque con los tiempos modernos se usa de maravilla y la temporada contiene uno de los mejores capítulos de toda la serie, Mulder and Scully Meet the Were-Monster; por otra, la reapertura de los Expedientes X queda sin explicar, la estructura de la miniserie intenta ser la de una temporada larga, la mitología de fondo se reescribe por enésima vez (con resultados desastrosos) y, aunque el regreso se pretendía autoconclusivo, ¡acaba con un cliffhanger! Lo que podría haber sido una coda melancólica y autoconsciente en la edad madura  intenta levantar, a toda prisa, un conflicto a gran escala totalmente inmerecido. Todo regulín, para ir tirando sin entusiasmo y con un final que provoca más pereza que entusiasmo, pero al menos mírate Were-Monster.

@VtheWanderer

Narcos, temporada 2 (Chris Brancato, Carlo Bernard y Doug Miro, Netflix, 2016)

La historia de Pablo Escobar es mundialmente conocida, así que la gracia de Narcos no reside, ni mucho menos, en poner tenso al espectador con el futuro del protagonista. Más bien alcanza el éxito gracias al retrato de una época determinada, la Colombia de finales de los 80 y principios de los 90, marcada por la corrupción política, el miedo ciudadano, el poder de los cárteles y la magnética personalidad de Escobar, supuesto Robin Hood moderno, capaz de extorsionar a los poderosos para favorecer a los más pobres. La serie consigue su objetivo durante la primera temporada gracias a una amalgama de tramas interesantes, como las disputas entra las diferentes capos de la droga, las relaciones familiares de Escobar y su lucha implacable contra el estado de derecho. Sin embargo, la segunda entrega se estanca por completo. Los capítulos se dejan ver pero ya no impactan, todo parece mecanizado e insulso, preparado hasta llegar al clímax ya esperado. ¿Es necesaria una tercera temporada? No, no y no.

Cano

The Man In The High Castle, temporada 1 (Frank Spotniz, Amazon Studios, 2015)

La esperada adaptación de la magistral ucronía de Philip K. Dick ha sido una grandísima decepción que por poco acaba en #LoPutoPeor. ¿Cómo una serie producida por Amazon Studios puede tener un problema de ritmo narrativo tan severo si, por definición, no cuenta con las limitaciones de una network cautiva de la distribución de ficción televisiva tradicional? La obcecación por reproducir la estructura de 10 episodios x 50 min. acaba desfigurando el argumento como un chicle mal estirado. Únicamente salvamos su excelente secuencia de apertura, buena muestra de unos solventes valores de producción y, fácilmente, la mejor introducción audiovisual a la novela.

@Anlololo

Luke Cage, temporada 1 (Cheo Hodari Coker, Marvel Television, Netflix, 2016)

La relación entre Marvel y Netflix empezó de forma notable pero se ha ido desinflando con cada nueva serie. Daredevil fue un agradecido cambio de aires al modelo cinematográfico de Marvel, más sucio y oscuro, sin olvidar la narrativa superheroica clásica. Con Jessica Jones se alejaron del superhéroe clásico para acercarlo al relato de detectives, aumentando de paso la gravedad impostada y alargando más de la cuenta una trama que no daba para 13 episodios. En su segunda temporada, Daredevil continuaba su descenso a la mediocridad pese a que el Castigador animaba algo el cotarro. Con Luke Cage se ha marcado un nuevo punto de inflexión… para mal. Si Daredevil se definía por el sacrificio y Jessica Jones por el trauma, Luke Cage lo hace por la desgana. El héroe actúa, pero poco. En una serie donde el protagonista es indestructible, parece mentira que todos sus actos se limiten a molestar a los malos en lugar de intentar acabar con ellos, por lo que al final todo va a peor por su culpa. Imagino que han hecho esto para llegar a los 13 episodios habituales en lugar de los 6 que merecía. De esta forma, la figura del héroe queda desdibujada entre tramas estiradas artificialmente hasta hacerla casi inexistente. Y jode porque en Luke Cage molan los personajes, la ambientación y la música, pero cansa ver que a mitad de temporada nadie ha hecho nada interesante. Aun así la serie tiene momentos suficientemente potentes como para hacerla llevadera.

@MacMathiu

Daredevil, temporada 2 (Doug Petrie y Marco Ramírez, Marvel Television, Netflix, 2016)

Queridas Marvel y Netflix, aquí os envío mi carta de Reyes: por favor, dejad de pedir perdón por hacer series de superhéroes y de justificar cada detalle loco (no necesitamos saber de dónde sale cada pieza de vestuario y el Castigador puede llevar su camiseta con calavera desde la primera escena); dejad de citar indirectamente el Universo Cinematográfico Marvel («el incidente», «el del escudo», «el tío verde») y aprovechadlo para mejorar el contexto de vuestras historias; si no tenéis material para más de 6 u 8 capítulos, no hagáis 13; no forcéis a los secundarios más allá de lo tolerable; no creáis que vuestros héroes son más redondos por estar más seriotes y tener más traumas (y ahorradnos los choques de masculinidad Fary de Murdock y el Castigador la próxima vez, por favor); dejad de filmar en las mismas tres o cuatro calles (Nueva York es una ciudad muy grande) e iluminad bien los sets nocturnos y, sobre todo, huid de la plaga de la Televisión de Prestigio para centraros en lo que ya tenéis en otros sitios desde hace décadas: buenas historias, buenos personajes, buenas preguntas sin respuesta fácil que los mueven adelante. Pero seguid sacando ninjas.

@VtheWanderer

Flaked, temporada 1 (Will Arnett y Mark Chappell, Netflix, 2016)

Flaked es el tercer trabajo de Will Arnett en Netflix tras la cuarta temporada de Arrested Developement y Bojack Horseman, una de las mejores series del momento. Por si Will Arnett no fuese reclamo suficiente (que lo es), las similitudes con la serie del caballo televisivo preferido de los noventas van más allá del actor que les da vida, ya que Flaked presenta a un hombre de mediana edad que no sabe cómo afrontar las situaciones de su vida diaria y daña sin pretenderlo a todo el que le rodea. Es decir, otra dosis de pochez y miseria en vena: muchos motivos para hacerse un binge-watching. Pero una vez empieza, todo queda en un soso y desganado ejercicio onanista para la gloria de Arnett, un tanto pretencioso y grave. Pese a esto, no molesta demasiado, se hace cortita (20 minutos, 8 capítulos) y los actores están correctos. Es decir, tres horitas majas que se pasan más bien que mal.

@MacMathiu