Dudamos que nadie se pelee por incluir estas películas en sus top 10 del año pero ninguno de nosotros se arrepiente de haberlas visto. No nos revientan la mente ni nos hunden la infancia, no salvan la cultura ni traen el apocalipsis, y con ellas hemos echado un rato agradable y hasta les hemos encontrado cositas que celebramos. Estas son nuestras películas medianía del año, y con ellas inauguramos este repaso a lo más LoPutoNormal de 2017.

Resident Evil: The Final Chapter (Paul W.S. Anderson)

Lo peor que le ha pasado a la saga Resident Evil es que ya no existan los videoclubs. Era ahí, entre las estanterías del bulto y las portadas hiperbólicas, donde tenía que vivir este pastiche de modas del fantástico (y de, ojo, cosas demodé: ¡en 2017 y aún seguimos tirando de The Matrix!). La virtud de este quinto capítulo (no, espera, ¿sexto?) es prometer ya desde su título poner fin a la deriva de su serie y ganar así algo de sentido de finalidad. Lo hace, como manda el tópico, volviendo a sus orígenes, a las ideas y lugares de una primera entrega que aún no había pasado de la serie B a la Z. Bichos, conspiraciones noventeras y hasta algo de comentario político (con ese apocalipsis programado por la élite) son buen alimento para los que disfrutamos el fantástico hasta cuando es de derribo, y su ruidosa gama media (en la que también podemos incluir Underworld, otra saga LoPutoNormal que ha tenido entrega este año) es un alivio en un panorama en el que todas las producciones son o bien blockbuster o bien cine de autor. The Final Chapter inauguraba así un 2017 curioso para Resident Evil: ha vuelto a lo grande en el videojuego con su séptima entrega, ha conseguido que sus películas animadas sean casi-cine, y no sólo una cinemática alargada, con Vendetta (otro LoPutoNormal de manual) y en la imagen real ha acabado, poniendo fin a más de una década de zombis reguleros. The Walking Dead, pon tus barbas a remojar.

@VtheWanderer

Baby Driver (Edgar Wright)

Baby Driver o el primer patinazo en la hasta ahora inmaculada carrera de Edgar Wright. Como en sus películas anteriores, aquí hay varias ideas geniales, personajes carismáticos, diversión y ritmo por un tubo. A diferencia de aquellas, Baby Driver se desinfla y acaba pecando de previsible y repetitiva. El film es muy disfrutable, pero Wright nos tenía demasiado bien acostumbrados.

@adriwithor

American Made (Doug Liman)

Tras dirigir Edge of Tomorrow (2014), una de las películas que mejor ha adaptado algo del videojuego, Doug Liman estaba en mi lista de directores innovadores a seguir, más si repite con Tom Cruise (y aquí lo compro, porque Liman le da otro papel de chuloplaya que le viene como anillo al dedo). Pues no, aquello fue quizá un golpe de suerte, y American Made es la antítesis: una película que hemos visto tantas veces que carece de identidad. Es una cinta bien construida, ágil aunque se repita más de la cuenta, pero se acerca demasiado a Narcos y a cosas como Narcos: narrador omnisciente, mismo contexto, traficantes soltando burradas en latino, e incluso aparición de Pablo Escobar. Todo nos suena, aunque eso resulta cómodo.

@DBesalduch

Power Rangers (Dean Israelite)

Todos los años se estrena alguna película como Power Rangers: un tipo de blockbuster que no busca ser la película del año, ni trascender más allá del puro entretenimiento, que solo quiere mantenerte en el asiento del cine pasando un rato agradable. Power Rangers lo consigue con creces en dos tercios de su metraje, cuando es un relato iniciático sobre la amistad entre un grupo de personajes muy diferentes entre sí, cuando se centra en las dinámicas y relaciones entre los protagonistas. Y funciona tan bien porque lo hace de forma honesta y humilde, porque entiende los valores de la fuente original (Super Sentai, sobre todo), porque sabe mantener el equilibrio tonal entre lo ridículo y la angustia adolescente. Cuando no funciona tan bien es en el último tercio, porque al empezar la acción grandilocuente pierde toda la frescura y se torna demasiado grave, además de no estar demasiado bien narrada y abusar, como suele ser norma entre las películas de esta lista, de un mal CGI.

@MacMathiu

La cordillera (Santiago Mitre)

Interesantísimo relato sobre los intríngulis de las decisiones políticas que gobiernan Latinoamérica. Errática narración de la historia personal vinculada a ese contexto. El puzle que construye Santiago Mitre para fusionar ambos planos es confuso y sólo adquiere cierto sentido en la escena final, cuando el espectador ya lleva demasiados minutos encima. La cordillera es como esos motores que están a punto de arrancar varias veces y cuando finalmente se ponen en marcha, la carrera ya ha finalizado.

Cano

Starship Troopers: Traitor of Mars (Shinji Aramaki)

Otra excursión normalera (y con Resident Evil: Vendetta van dos este año) al uncanny valley que Final Fantasy: The Spirits Within trajo al cine hace más de 15 años y que sigue sin colar demasiado. Starship Troopers, dirigida por Paul Verhoeven y escrita por Edward Neumeier, es una de las películas más importantes de su década, y no sólo dentro del fantástico. Sus secuelas, de las que Traitor es la cuarta… existen. Después de dos cintas de imagen real y muy bajo presupuesto la saga se pasó a la animación CG en coproducción con Japón; el resultado fue Starship Troopers: Invasion (Shinji Aramaki, 2012), una medianía que no consigo recordar si he visto entera. Neumeier y Aramaki repiten con otra producción CG que se esfuerza por recuperar la mezcla de acción, bichos y sátira de la original, sin caer en que aquella funcionaba por cafre y ridícula. Hay que admirar el tesón.

@VtheWanderer

Fe de etarras (Borja Cobeaga)

Las películas de Cobeaga, como las de Álex de la Iglesia, suelen partir de premisas interesantes que no se desarrollan tan bien como apuntaban. A todos sus films les falta punch, y Fe de etarras no es una excepción. El argumento es hilarante y hay varias escenas divertidas, pero las tramas secundarias no funcionan y al cabo de un rato el film empieza a echar un insoportable pestazo a sketch alargado. Eso sí, la película es valiente y me atrevería a decir que necesaria: el terrorismo de ETA provocó mucho dolor, y cuanto antes empecemos a reírnos de ello antes superaremos el trauma.

@adriwithor

Colossal (Nacho Vigalondo)

Aquí tenemos el caso contrario de American Made: una película que nos recuerda que la originalidad tiene que tener un horizonte definido. La peli del cántabro tiene una premisa única, una ida de olla que pone a Godzilla al servicio de Hanne Hathaway, literalmente. Sin embargo, se atreve con ese terreno para contar una anécdota de amores no correspondidos y trifulcas inmaduras, disfrazada de adulta pero con fondo semiadolescente. Algo singular que podría haber sido especial se acaba convirtiendo en una tragicomedia teen simpática. Lo más divertido es que la peli fue denunciada por Toho por plagiar Godzilla. Con eso se podría sacar una secuela judicial muy cachonda.

@DBesalduch

Blame! (Hiroyuki Seshita)

Blame!, de Tsutomu Nihei, es una de mis mangas preferidos. Es una obra compleja, de narración obtusa y parca en palabras, visualmente apabullante por lo extremadamente detallado, sucio y agresivo de su dibujo. Nihei construye un mundo desesperanzado y violento, donde el ser humano sobrevive a duras penas; que utiliza la composición de página para describir la escala de unos escenarios inabarcables y el ritmo de la acción, que fluye entre lo contemplativo (una versión ciberpunk de Taniguchi) a la acción frenética de una viñeta a otra. Blame! es un manga que cuenta más a partir de sus imágenes que de la palabra, tanto que hay capítulos enteros sin un solo diálogo. Con estos elementos en mente, la solución para adaptarla al cine no pasa por hacer una cinta de acción convencional como la que ha producido Netflix, una que empieza con una parrafada de un personaje anónimo para poner en contexto al espectador. Es decir, la Blame! animada es forzada constantemente a hablar un lenguaje que no es el suyo. Que prefiera centrarse en la acción más descerebrada que en la contemplación de tempo pausado no es mala idea, pero esa acción es monótona, sin emoción alguna y se pliega a la complacencia de la acción más convencional. Y aún con todo esto, pese a su condición de oportunidad perdida, no deja de ser una cinta de acción correcta, con algunos destellos en lo visual y con poco tiempo para hacerse aburrida.

@MacMathiu

Amanda Knox (Rob Blackhurst, Brian McGinn)

Un producto más de Netflix que se encarama en lo alto (o en el medio) de esta lista. Si me dijeran que este documental lo produce Antena 3 para emitirlo un miércoles en prime time me lo creería, aunque la factura técnica y una cierta habilidad narrativa salvan el asunto. Más reportaje noticioso que historia con conflicto moral, Amanda Knox es de aquellas películas que enchufas de medianoche esperando que te sirva para alcanzar el sueño pero, no sabes cómo, te mantiene despierto con el motor de la simple curiosidad. ¿Cometió Knox esos terribles asesinatos? No se esperen una respuesta concluyente.

Cano

Justice League Dark (Jay Oliva) / Batman and Harley Quinn (Sam Liu)

No ha sido buen año para la división animada de la DC pero al menos pueden presumir de no haber hecho Justice LeagueCon la primera de sus producciones le han prestado atención a personajes necesarios como Constantine, Zatanna o la Cosa del Pantano, aunque meses después de verla soy incapaz de recordar de qué iba. Además con Batman haciendo de ancla a la audiencia, no sea que lo echemos de menos. Teen Titans: The Judas Contract acabo de descubrir que existe y por algo será. Batman and Harley Quinnpor último, es la propuesta más interesante de las tres: vuelven Bruce Timm y el universo de la seria animada y lo hacen en forma de buddy movie, dándole espacio a una de las villanas (¿o antiheroínas?) más interesantes de la DC. Una pena que el resultado sea una cinta precipitada, descuidada formalmente, con saltos tonales mal llevados y con chistes de pedos. Aquí va una propuesta para la DC: poned a Batman en barbecho al menos cinco años, por favor.

@VtheWanderer

The Discovery (Charlie McDowell, 2017)

Un científico descubre que hay vida después de la muerte, provocando una oleada de suicidios y una nueva etapa para la humanidad. Pese a este argumento tan jugoso, The Discovery es tediosa y desesperante, ya que en lugar de desarrollar la brillante idea principal se centra en aspectos secundarios sin interés y mil veces vistos (relación padre-hijo, el amorío de los protagonistas) que hacen que el film no avance. El final está bien planteado y hay escenas que merecen la pena, por lo que alcanza la categoría de LoPutoNormal, aunque sea por los pelos. Eso sí, es una lástima, sobre todo teniendo en cuenta que Charlie McDowell es el director de esa pequeña joya de la ciencia ficción llamada The One I Love.

@adriwithor

Pirates of the Caribbean: Dead Men Tell No Tales (Joachim Ronning, Espen Sandberg)loputonormal 2017

Lo de estirar el chicle no hace justicia a los piratas del Caribe de Disney. Desde 2003 (sí, sentíos mayores) nos han bombardeado con la saga. Desde 2003. Ya van cinco. Y lo más curioso, pese a todo, es que cada secuela continúa teniendo cosas que sorprenden, más allá de la cansina set piece slapstick de Jack Sparrow. En este caso la peli vale la pena por la profundidad y cierre que le dan a Barbossa, un personaje estupendo que tristemente estaba algo olvidado. Sin embargo, no hay demasiadas cosas más que rascar: Bardem en CGI es algo raro, cumple como villano pero recuerda demasiado a Davy Jones, y por desgracia no se acerca a su carisma; el cierre que le dan a la trama de Will Turner y Elisabeth Swan, aparte de sentimentalón a más no poder, sólo es una excusa para seguir con la maquinaria. Y lo peor es que la escena postcréditos lo confirma: en breves necesitaremos las dos manos para contar las películas de la saga (aunque no sepamos distinguirlas).

@DBesalduch

Murder on the Orient Express (Kenneth Branagh)

Murder on the Orient Express es un vehículo para el lucimiento de Branagh, gracias a una prodigiosa puesta en escena y una realización plagada de planos secuencia que aprovechan perfectamente el espacio narrativo, y a que canibaliza el relato centrando la atención narrativa en él mismo. No tendría ningún problema con esto (Branagh está fantástico) si no fuera porque así se deslucen las interpretaciones de un estelar elenco que, salvo excepciones honrosas como Michelle Pfeiffer, ni siquiera se esfuerza por ser algo más que títeres del director/actor. Además del onanismo habitual de Branagh, el film se queda en aprobado justito por la innecesaria inclusión de escenas de acción para agradar al paladar medio, la falta total de tensión y la mala gestión de la intriga. Pero qué bigotón.

@MacMathiu

One of Us (Heidi Ewing, Rachel Grady)

Este documental elaborado por Heidi Ewing y Rachel Grady se mueve libremente entre la denuncia social y el viaje iniciático de unos jóvenes oprimidos por la comunidad jasídica de Nueva York. Mientras que la primera línea de acción se muestra de forma impecable –la absurda vida de unos señores marcados por el Holocausto que justifican cualquier trato vejatorio por el bien común–, la segunda adolece de ser extremadamente intimista. One of Us se convierte por esa suma en documental normalero. Quizá faltaría levantar el enfoque para entender el contexto desde fuera y no recrearse tanto en el lógico sufrimiento personal.

Cano

The Great Wall (Yimou Zhang, 2017)

Una de las mayores perogrulladas de la industria del cine actual es que su futuro está en China, y cuando te la crees demasiado acaban pasando cosas como The Great Wall, coproducción esquizofrénica que une dos maneras de hacer blockbuster y estropea ambas. Primero, lo obvio: sale Matt Damon en su peor versión interpretando a un protagonista que, si no fuera por los esfuerzos sobrehumanos de Valerian y especialmente Baby Driverbien podría ser el más insoportable del año. Yimou es un director preciosista y verle a cargo de una creature feature era más que excitante; además, la dirección artística es una de las mejores del año. Nada de eso consigue reflotar un guión desnortado firmado a veinte manos y hay que conformarse con el gesto esteticista.

.@VtheWanderer

Lion (Garth Davis, 2016)

La primera hora de Lion es maravillosa. Es casi un documental sobre el caos de la vida en Calcuta (y por extensión en India), y sobre cómo sus habitantes, incluidos los niños, se las apañan para no morir en el intento. La segunda parte es un melodrama cansino, ñoño y tan repleto de tópicos que casi se carga la película. Un año más, la fórmula no falla: mitad excelente + mitad mierdosa = LoPutoNormal.

@adriwithor

The Little Hours (Jeff Baena)

Esta peli se puede definir como una parodia desvergonzada de El Seductor, cambiando a al machote de Clint Eastwood por un pobre e indefenso Dave Franco, y a las mujeres inocentes por un grupo de monjas muy calentorras, entre ellas Alison Brie y Aubrey Plaza. Buena premisa de comedia, eso no se puede discutir. El estilo se acerca a los Monty Python pero por desgracia no pasa de la apariencia. Su mayor problema es que el humor no acaba de funcionar: cosa grave si pretende ser una comedia. Aquí se quiere jugar a llevar un contexto aparentemente virginal a lo cachondo y al insulto desproporcionado, pero cuanto más se acerca a esa línea, menos gracia hace y más padece el ritmo. Al final queda una comedia adulta que te hace mirar el reloj varias veces en hora y media.

@DBesalduch

Atomic Blonde (David Leitch)

Con John Wick, Chad Stahelski y David Leitch consiguieron elevar un tipo de cine, el de la acción más física y violenta que tan bien dominan en el cine asiático, que los americanos nunca habían hecho demasiado bien. Tras este film, los directores tomaron caminos diferentes que se han manifestado este año en forma de John Wick 2 y esta Atomic Blonde, por lo que el fan del género de “hostias como panes” debería estar saltando de alegría. Pero el resultado final, por desgracia, ha sido muy diferente. Si John Wick 2 puede estar tranquilamente entre lo mejor del año, Atomic Blonde se queda en simple medianía. Y ello pese contar con muchos elementos para ser una gran cinta de acción, empezando por una Charlize Theron sublime y acabando por una estética post-Drive atractiva, aunque un tanto impostada. Su problema es que el guión es un desastre: aburrido, plagado de lugares comunes e incapaz de sacar partido a sus personajes. Los únicos momentos salvables, las escenas en las que Theron demuestra su maestría como heroína de acción, tampoco son para tirar cohetes cuando se compara con las de su primo John. Imagino que la mano para rodar escenas de tortas se lo ha quedado Stahelski. Y pese a todo, Charlize Theron hace que le perdonemos toda la medianía.

@MacMathiu

Gerald’s Game (Mike Flanagan)

Nueva entrega mediocre-pero-que-no-enfada de la factoría Netflix. Gracias por llenarnos la lista. Mike Flanagan adapta a la pantalla un relato de Stephen King con el único gran acierto de escoger a Carla Gugino y Bruce Greenwood como pareja protagonista. Su interpretación evita que la película se desplome ante una dirección errática que es incapaz de crear la tensión que se le presupone a la historia. Con algunos tics de película amateur, la cosa se mantiene viva simplemente por saber cómo se salvará la chica y por los toques gore que implican a un señor perrazo. Nada es del todo malo con un buen perro.

Cano