Cuando los músicos entran en un estudio, (casi) siempre lo hacen con el objetivo de grabar un disco excelente. A veces lo consiguen. A veces fracasan y crean una defecación descomunal. En la mayoría de ocasiones, sin embargo, lo que surge de ahí son álbumes normaleros, que ni emocionan ni enfadan, que quedarán relegados en poco tiempo, pero que jamás serán recordados como una mala experiencia. Aquí somos fans de lo ‘normalero’ y por eso los reivindicamos. Aquí van las siete experiencias musicales más mundanas del 2014. Que las disfruten, hasta que las olviden (cosa que sucederá pronto).

U2 – ‘Songs of Innocence’

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Buena idea para la portada. Lástima que se parezca TANTO al ‘Steal this album’ the System of a Down.

Para la revista Rolling Stone, ‘Songs of Innocence’ ha sido el mejor disco de este año, y eso nos obliga de manera automática a incluirlo en nuestra lista de medianias. Lo cierto es que no nos hemos tomado la molestia de escucharlo (cuando lo hemos intentado, siempre ha surgido algo más interesante que hacer, como quedarnos seis o siete horas en silencio mirando muy fijamente el suelo). Reconocemos pues nuestra mala praxis periodística, pero a estas alturas de la vida, con tantos palos pegaos como llevamos, no necesitamos escuchar 45 minutos de rock estándar con la voz de EgoBono como para saber que ‘Songs of Innocence’ ni es el mejor disco del año ni tampoco un mal álbum. Quizás lo intentemos con el siguiente disco, Bono. Quizás el siguiente…

Nacho Vegas – ‘Resituación’

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Muérete de envidia, Jarcha.

Aquí hacemos trampa a nuestro propio juego: ‘Resituación’ no es un disco medianía sino un conjunto desequilibradísimo, con fosas de pura vergüenza ajena y cimas de (casi) el mejor Vegas. La normalidad, entonces, se alcanza por pura aritmética. Si quitan ‘La vida manca’, ‘Un día usted morirá’ y ‘Ciudad vampira’ (excelente reinterpretación de Daniel Johnston) la media baja hasta el suspenso con enfado. Vegas, que siempre ha jugado a la introspección egoísta, al dolor y el absurdo como superación del ombligo y a lo social como telón de fondo accidental, se quiere meter aquí en política y en revoluciones, con composiciones ramplonas, letras sonrojantes y obvias (dignas de un Sabina filtrado por Monedero) y una interpretación desganada y maquetera. Al menos va sumando puntos para que lo manden a Eurovisión cuando gane Podemos.

Interpol – ‘El Pintor’

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Me pareció ver un lindo anagrama…

Hubo un momento en el que parecía que Interpol podían jugar en las grandes ligas, pero va a ser que no. Es una lástima, porque ‘El pintor’ tiene un gran single (‘All the rage back home’), canciones que están bastante bien y es su mejor disco desde hace diez años. Sin embargo, no se puede evitar la sensación de estar escuchando las mismas canciones de siempre (pero peor resueltas) una y otra vez, en un bucle infinito, como si todos sus álbumes en realidad continuasen siendo el primero. Siempre les quedará el consuelo de haber tocado (aunque por poco tiempo) el cielo. Pero ha llegado la hora de darles una cálida bienvenida al mundo de la normalidad.

 

Fito y los Fitipaldis – ‘Huyendo conmigo de mí’

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Si son profesores de lengua y literatura, pueden entretenerse escuchándolo con el boli rojo en la mano.

Si suena como la intro de ‘Daniel el Travieso’ y está lleno de giros lingüísticos falsamente ingeniosos, no hay duda: estamos ante el disco nuevo de Fito & Fitipaldis. Pueden decir que es continuista o hacer chascarrillos fáciles sobre el molde, pero el caso es que Fito suena, un disco más, a exactamente lo mismo de siempre. No es que nos moleste (ya saben que nos hemos colado repetidamente en sus conciertos), pero atiendan a esta anécdota real: durante la investigación para esta lista, el equipo de La Inercia estuvo creyendo escuchar el nuevo elepé del bilbaíno durante un buen rato sin darse cuenta de que Spotify había saltado a sus trabajos anteriores. Eso también quiere decir que la banda suena tan competente y cómoda como siempre y que las composiciones son agradables y cálidas, que no es poco. En Rock FM ya están salivando.

Marlango – ‘El porvenir’

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Marlango, tú antes molabas…

Marlango al principio era genial, tanto su música como el concepto. La idea de poner a susurrar a la Watling (que en esa época era puro morbo, poniéndonos a todos pinochianos) rodeada de una cálida envoltura jazzística de contrabajo, piano y trompeta, fue maravillosa. Pero con el paso de los años, han ido perdiendo la gracia. Nosotros nos acostumbramos al concepto y ellos se han ido alejando del jazz adoptando una música más convencional. ‘El porvenir’ no está mal, pero lo podría haber grabado cualquier otro grupo y no notaríamos la diferencia. En todo caso, no nos parece mal que vayan sacando nuevas canciones de vez en cuando: cada vez hay más ascensores en el mundo y con algo tenemos que alimentarlos.

Pink Floyd – ‘The endless river’

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Parece la portada de un disco de relajación. La música, también.

‘The endless river’ debe de ser una de las obras musicales más innecesarias de la historia. ¿A santo de qué, David Gilmour, tú que estás forrado y tienes la vida solucionada, se te ocurre editar ahora un disco con descartes de un álbum de hace 20 años (considerado de manera unánime, además, como el peor del grupo)? Esta patraña está dividida en cuatro partes, tres de las cuales totalmente instrumentales, que parecen ideales para echar una buena siesta. Y por lo visto en algún momento sale la voz de Stephen Hawking, motivo por el cual (junto a la perra nostalgia) nos hemos puesto blandos y catalogamos de ‘normal’ a esta puta basura fraudulenta.

Paul McCartney – ‘Hope for the future’ (single)

Sí, Paul McCartney sigue pareciendo una señora mayor. Ya hemos hecho el chiste obligatorio por contrato.

Somos fans de las decisiones de marketing sin más pies ni cabeza que el puro tirón comercial. Gracias a ellas tenemos cosas como esto: Paul McCartney convertido en holograma cantando en un planeta extraterrestre, rodeado de bichos guerrilleros que dejan de pegarse tiros un rato para escucharle con pose reflexiva. El tema es parte de la campaña de promoción de ‘Destiny’ (quizá el gran LoPutoNormal del videojuego de este año), aunque bien podría estar en la última peli animada de Disney. Genérico, intercambiable y totalmente desorientado, este corte es todo lo bueno que McCartney puede serlo en piloto automático. No ofende, no emociona y sólo existe porque alguien tenía mucho dinero que gastar: es imposible acumular más méritos para estar en esta lista. Ojalá un ‘Destiny 2’ con Celine Dion.

@Adriwithor y @VtheWanderer