¿Qué relación puede tener una versión respecto a la canción original? Ya explicamos en los dos primeros capítulos que el vínculo puede ser excelso pero también mediocre. En todo caso, la pregunta inicial admite múltiples respuestas que se sitúan en un terreno muy alejado al de la vana valoración de la obra. Entramos de lleno en el universo de las versiones, un micromundo independiente con una cosmogonía propia (con sus respectivos mitos y leyendas) que se rige por unas reglas que sólo son aplicables (y comprensibles) dentro de ese espacio. En este escenario particular existe otra posible relación: que la canción original resulte ser una versión.

Nos movemos en el terreno de la confusión y del errare humanum est, aunque también de esa fea (y tan humana) costumbre de ensalzar a los triunfadores y olvidar a los demás. En esta categoría se entiende la música como una estructura jerárquica porque hay vencedores y vencidos, canciones históricas y canciones olvidadas, incluso oprimidos y opresores. Para que este acontecimiento (que la canción original sea de hecho una versión) pueda producirse deben combinarse obligatoriamente dos elementos: una canción original que haya pasado desapercibida (o que haya sido olvidada con el paso del tiempo) y una versión que haya resultado ser un gran éxito ubicándose en una posición privilegiada dentro del imaginario colectivo. Una fórmula sencilla y, por qué no decirlo, también tirana y cruel. Como la vida misma.

La historia de la música está llena de canciones que la humanidad (en su mayoría) piensa que son originales cuando en realidad son versiones. Debemos aceptar que vivimos engañados; quizás la posverdad empezó aquí. Sirvan estos ejemplos como prueba de ello:

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Elvis Presley – ‘Always on my mind’

‘Always on my mind’ es uno de los grandes clásicos de Presley y una de las canciones más representativas de The King. Estas dos afirmaciones son indiscutibles, casi un axioma, y pueden considerarse principios fundamentales del pensamiento occidental contemporáneo. Piensa en cuáles son tus canciones favoritas de Elvis y probablemente ‘Always on my mind’ sea una de las primeras que llame a tu puerta. Y sin embargo…

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Gwen McCrae – ‘You were always on my mind’

La primera, en la frente: ‘Always on my mind’ no es una canción original de Elvis. El honor de grabarla por primera vez recayó en la cantante de soul (y posteriormente disco) Gwen McCrae. Lo hizo unos meses antes que el Rey del Rock, y con un pequeño pero significativo matiz, ya que en vez de «You are always on my mind» cantaba «You were always on my mind». Y no fue la única que se adelantó, ya que otra artista americana, Brenda Lee, hizo un cover poco antes del de Elvis. Lo que pasó después es historia. Para lo bueno y para lo malo.

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Caballé, Raphael, Bustamante, Sánchez y Pastori – ‘Pon tus juegos a jugar’ (‘Always on my mind’)

Este episodio sirve también para demostrar que ese mandamiento que estipula que «es mejor ser el primero que ser el mejor» es una falacia (¡otra más!) de los gurús del marketing. Puede ser cierto a veces, pero nunca si Elvis entra en la ecuación.

Y de clásico a clásico:

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The Animals – ‘The House of the Rising Sun’

The Animals grabaron una de las grandes canciones de los sesenta, y eso es mucho decir. Un clásico instantáneo con una melodía inolvidable gracias a la cual su nombre siempre aparece al lado de otros como The Beatles, The Rolling Stones, Beach Boys, The Doors, la Creedence, etc. De no haber interpretado ‘The House of the Rising Sun’, su presencia en esta selecta lista estaría en entredicho. Pero…

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Clarence Ashley & Gwen Foster – ‘The House of the Rising Sun’

‘The House of the Rising Sun’ es una canción folk tradicional americana y, como sucede con muchas de estas antiguas tonadas, se desconoce quién es el autor y cuándo se compuso. Algunos musicólogos creen que sus orígenes podrían remontarse hasta el siglo XVI. Existen muchas teorías al respecto, algunas de ellas basadas en ubicar en un tiempo y un espacio determinados la Casa del Sol Naciente que da título a la canción. Lo único que podemos afirmar a ciencia cierta es que la grabación más antigua que se conoce es de 1933 y corrió a cargo de Clarence Ashley (que la aprendió de su abuelo) y Gwen Foster. Este misterio musical es apasionante y está muy bien explicado en este artículo que es altamente recomendable.

Y la última sorpresa/decepción/desengaño/aprendizaje (todo depende de la actitud con la que se encare la lectura del artículo) viene firmada por otro ícono de la música popular: Jimy Hendrix.

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Jimi Hendrix – ‘Hey Joe’

Es prácticamente imposible disociar ‘Hey Joe’ de Jimi Hendrix (excepto si pensamos en el gran Willy Deville). Casi todo el mundo (haz la prueba en tu casa o en el bar más cercano) está convencido de que el mítico guitarrista zurdo es el autor de esta memorable canción. Haz saber a todos que están equivocados.

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The Leaves – ‘Hey Joe’

‘Hey Joe’ fue el primer single en la carrera de Jimi Hendrix y apareció en 1966. Pero un año antes un grupo de Los Angeles llamado The Leaves entró en un estudio y realizó la que está considerada como la primera grabación oficial de ‘Hey Joe’. ¿Significa eso que esta banda de la que ya nadie se acuerda es la autora de uno de los grandes clásicos de la historia del rock and roll? Ni mucho menos. Afortunadamente, la historia es mucho más divertida.

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Billy Roberts – ‘Hey Joe’

Tan entretenida como enrevesada. Y con otro protagonista al que no conocen ni en su casa, un tal Billy Roberts, que fue quien registró ‘Hey Joe’ de manera oficial en 1962. Pese a este dato a priori irrebatible, existen muchísimas dudas sobre si la autoría es verdaderamente suya. La historia es rocambolesca y cuenta con más giros de guión que un culebrón venezolano, así que preparad palomitas y degustad este imprescindible artículo de JotDown: «Hey Joe: la rocambolesca historia de la canción sin dueño«.

En resumen, que no os den gato por liebre ni versión por canción original. Aún nos quedan muchas sorpresas por descubrir. Andad con ojo: no podemos fiarnos ni siquiera de Raphael.