Tres canciones, 248: La elección de Raúl

SERGE GAINSBOURG – GLOOMY SUNDAY

¿Dónde vas tú, Gainsbourg, pataliebre y follador, cantando la llamada canción húngara del suicidio, el tema del hundimiento por excelencia, que la misma BBC prohibió durante 61 años por miedo a provocar en sus escuchantes una hipnosis que obligara a quitarse la vida en masa?. La pieza original, ‘Szomorú Vasárnap’, domingo sombrío, (supongo que por no haber fútbol), fue compuesta en 1933 por el malogrado pianista judío Rezső Seress. La letra no es nada del otro mundo, un abecé de la historia de la música, un ejercicio sentido pero simplón de melancolía: la desolación de un hombre que pierde a su amor y se plantea matarse un domingo, el mismo día de la semana en que ella desapareció.

La pobre ‘Gloomy Sunday’ se sumió en una espiral de leyenda urbana. Fue suficiente un suicidio aislado en Budapest citando en la nota algunos versos para que la bola empezara a hacerse grande: decenas de muertes por propia voluntad fueron asociadas a la composición de marras, luego hubo estudios para calibrar lo cierto de aquella epidemia. No se extrajo nada concluyente: los datos de muertes en Europa en 1930 no eran demasiado fiables y también es verdad que las circunstancias de la época en Alemania (la Gran Depresión, el auge del nazismo) podían contribuir a identificarse con la obra. Qué más da. La mitología estaba cimentada: advertencias al posible oyente, constatación (ridícula) de que pocos han sido los que se han atrevido a escucharla y, lo dicho, la BBC retirándola de su programación entre 1941 y 2002.

En verdad no es para tanto, o casi para nada. El tema, mil veces versionado, también se ha incluido en películas famosas sin que sucediera nada. El caso me recuerda inevitablemente al chiste más gracioso del mundo, el célebre gag de Monty Python’s Flying Circus. Tan bueno era el chascarrillo que sólo con leerlo o escucharlo la gente moría de risa. Quizás para aligerar la cosa, a mí me hace gracia ver a Serge Gainsbourg pasando esta canción al francés. Al provocador, violento y torpe exponente de la chanson, también con sus derivas depresivas, entre modelo y modelo le dio por ponerse pocho, pero sin dramas.

Más amargado estuvo el creador original, cuyo final sí que puede alimentar el mito. El bueno del pianista Seress puso fin a sus días en 1968 estrangulándose con un alambre en una cama de hospital, después del fracaso de su anterior intento, en el que se lanzó por la ventana. No es bonito, claro, pero tampoco es para convertir a la bella ‘Gloomy Sunday’ en una incitación al tajo de venas o el tirito en la sien. Por si acaso, yo sigo jugando y entro al trapo, reproduzco el aviso que corre por ahí y digo lo mismo que diría en el caso de que seguidamente viniera un tema de Carlos Baute: «Usted escuchará esta canción a su propio riesgo. El tema comenzará a continuación. Por favor, salga ahora si prefiere no escucharlo».