Sánchez Dragó follándose a una tía en un bar. No como un sueño ni como una fantasía, sino como una situación que puede llegar a producirse. Ir de copas por Madrid y encontrarse a Sánchez Dragó follándose a una tía en un bar puede ocurrir, lo más probable es que no, las posibilidades son prácticamente inexistentes, pero si acaba sucediendo no será una ensoñación ni una ilusión repentina. Hay que afrontar la realidad y hacerse a la idea de que quizás algún día, ni hoy ni mañana pero antes de morir, cuando estas líneas ya se hayan olvidado, un sujeto anónimo cualquiera puede ver pasar las horas mientras apura un gintonic, pensando en el futuro de sus hijos, el monto de su hipoteca o el partido de mañana, y de repente toparse con Sánchez Dragó follándose a una tía en un bar.

Encontrarse a Sánchez Dragó follándose a una tía en un bar y que el suceso cambie destinos. Haber reflexionado mucho y llegado a la conclusión de que la existencia es en sí misma un sinsentido, que no merece la pena malgastar más tiempo y lo más sensato es suicidarse, y entonces por casualidad ver a Sánchez Dragó follándose a una tía en un bar y que todos estos pensamientos oscuros desaparezcan, transformarse en un ser maravilloso, destilar amor por el género humano y montar una ONG o algo así. O quizás pueda suceder que exista un filántropo empedernido, una persona excepcional digna de todos los elogios y que un día por error se encuentre a Sánchez Dragó follándose a una tía en un bar y eso lo transforme en un monstruo, que no pueda soportar la imagen del escritor fornicando vigorosamente o de su viejo pero todavía enhiesto pene y todo ello lo trastoque profundamente hasta el punto de convertirse en un malnacido, en un ente despreciable por encima de todo, pienso en un violador de niños o un sádico maltratador de animales. Ambas posibilidades son ínfimas, nos encontramos bordeando el terreno de la improbabilidad, pero tanto una como la otra son plausibles porque cualquiera de nosotros, o al menos aquellos que frecuenten locales nocturnos madrileños, pueden entrar en el lugar erróneo en el momento menos apropiado y contemplar a Sánchez Dragó follándose a una tía en un bar.

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Salir de fiesta por Madrid con el único objetivo de ver a Sánchez Dragó follándose a una tía en un bar. Estar totalmente alicaído en el sofá, pasadas las diez de la noche, con el cuerpo pidiendo cama, más allá que aquí, más inerte que lúcido, y pese a todo abandonar la casa y hacer ronda de bares sólo por el hecho de tener la posibilidad de localizar, aún siendo consciente de que será necesario algo parecido a un milagro, a Sánchez Dragó follándose a una tía en un bar. Por lo tanto, Sánchez Dragó follándose a una tía en un bar como motivación, como chispazo de energía pura, arenga para las masas u opio para el pueblo.

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Sánchez Dragó follándose a una tía en un bar como forma de vida, como la religión definitiva, como la imagen icónica del siglo XXI, como la punta de lanza de una nueva era, probablemente la que suponga nuestra extinción. Sánchez Dragó follándose a una tía en un bar habiendo superado la etapa de idea nogueriana, dejar atrás su pasado de comicidad y convertirse en tema de conversación en las tertulias de la tele, incluso en un nuevo asunto de estado. Sánchez Dragó follándose a una tía en un bar siendo la máxima preocupación de los españoles sólo por detrás del paro pero por delante del terrorismo. Sánchez Dragó follándose a una tía en un bar como excusa para divagar.

Estar leyendo este escrito y detenerse para pensar que en este preciso instante, sea la hora que sea y sin importar el tiempo ni el espacio, una persona desconocida puede estar a punto de encontrarse a Sánchez Dragó follándose a una tía en un bar, y que esta contingencia te haga sonreír y, como a mí, un poquito más feliz.

@adriwithor