Disposiciones generales del Ministerio de Asuntos Paramusicales y Cosas: por la presente, quedan aprobados los protocolos de recomendación para el año cuatro de La Inercia, con validez desde el momento de publicación hasta nueva notificación. Se aplicarán sine qua non y ad hoc, ergo propter hoc sobre todos los súbditos del Reino de Pirin y según lo expuesto en la norma internacional ISO 6210/98, hecha ad referendum en Kazán el 14 de agosto de 2009. Un saludo.

 La elección de Raúl

BUSHIDO – LA FELICIDAD

Como auspiciados por la locura secular de los Panero, donde Leopoldo María fue en una época faro y además figura homenajeada, Carlos Ann, Bunbury, Morti y Shuarma hicieron también un disco juntos, un experimento fugaz, ocasional, con cierto riesgo, de esos que se estilan tan poco por aquí. Podría haberse juntado Bunbury con los compadres habituales y galácticos, Loquillo, Urrutia y Calamaro, pero aquí prefirió alinear al equipo suplente, al que juega la Copa: Ann y Morti, desde sus márgenes marcianos, fuera de todo; el propio Enrique en tiempos del Freak Show, cabareteros pero bien; y Shuarma, cuando estaba en Elefantes, antes de que se le fuera la pinza, en solitario, con murgas espirituales y trascendentes.

Aquí canta él mayormente, aunque luego todo se enreda en un riquísimo surtido de coros, susurros, suspiros, quejidos y segundas voces. Uno se imagina al Bunbury más histrión y juguetón haciendo cucamonas en el estudio, y a los otros entrando en trance mientras suenan palmas y una base simple de pop ligero. Todo entronca con el lamento del vampiro de Panero, con el reposo, con el circo contenido, con la intimidad de una versión de la raphaeliana ‘Desmejorado’.

El resto del cuarteto suaviza los excesos de Bunbury y se agradece. El resultado me da feeling pero aún me pone más el proceso de alumbramiento. Se encerraron dos semanas en una masía y el mismo día en que terminaron la grabación se separaron oficialmente. Ni entrevistas, ni promoción, ni fotos, ni giras; un súpergrupo nacido para morir, la esencia de la colaboración, en fin.

 La elección de CanoGarfunkel

 WILD NOTHING – YOUR RABBIT FEET

Nueva perlita de la factoría de Radio 3. Me dirán que sólo extraigo grupos de esta ecléctica emisora, pero es que es mi particular masía futbolera. Wild nothing me da buen rollo, incluso más que The Jesus and Mary Chain o Death in Vegas, dos grupos con los que podría compartir las etiquetas de pop onírico, casi rock, ambiental y con un especial protagonismo de guitarrillas y una batería autoritaria. Este grupo norteamericano también podría ser definido como ‘shoegazing’, aunque desconozco si sus artistas se mantienen quietos y mirando a sus zapatos durante los conciertos, en una especie de introspección y falta de confrontación al público. Lo que sí es cierto son sus indistinguibles melodías vocales y unos sonidos bastante creativos. Aquí les dejo una pequeña cata: ‘Your Rabbit feet’.

La elección de V the Wanderer

TIM MINCHIN – CONFESSIONS

Sumen risa, gracejo con el verbo y buen hacer musical y me tendrán contento. El señor Minchin reúne las tres cosas, y en cualquiera de las tres por separado ya pueden llamarlo «fiera» o «crack», si se crecen con los epítetos.

Como músico salta de la brusquedad rockera al toque suave de crooner, se desboca sobre el piano o arranca una melodía herida que bien optaría a mejor canción de amor del lado raro de YouTube. Como escritor, retuerce palabras, desentierra momias del diccionario, da doble sentido a los dobles sentidos y rima laboriosos poemas beat. Como hombre de la risa, se enroca en el extrañamiento, en la inteligencia incapaz de comprender nada de lo que le rodea, en el aspecto caricaturesco, en la fisicalidad de un actor de cine mudo. Brillante trinidad.

Véanle, por ejemplo, repasar los tópicos sonoros y temáticos del pop romántico más indigesto, combatiéndolos con paladas de hiperlógica y de sentido común. O preocuparse por su falta de profundidad y la impostura del rock. Escúchenle en su faceta de mad linguist, cantando sobre cierta palabra prejuiciosa y tabú que se deletrea con una N, una R, una I, dos G y una E. Échenle, en fin, un tiento a la que les recomiendo hoy: una bonita canción reivindicativa adornada con el mejor y más sincero estribillo posible. El arriba firmante la suscribe frase a frase, palabra.