La Inercia es una web muy de la risa y el jijí jajá, sí, pero ante todo es un espacio cultural que se preocupa por su formación musical, estética e incluso ética. Por eso les dejamos aquí tres temas de postín y les regalamos algunas palabras adicionales que enriquecerán su vocabulario: shibboleth, vexilología, grimpolón, farpada, borborigmo. De nada.

La elección de Raúl

LUNA POP – 50 SPECIAL

Esta canción tiene bastante de lo malo de Italia que, como se sabe, es mucho, y subiendo. Goza de ese desparpajo obsceno de los grupos de pop jóvenes, de esa rabia que puede llegar a dar un transalpino descarado, crecido, confiado, ligón. Esculpo sensaciones: lo que provoca el chulillo del insti de moto precoz (aunque sea una Vespa) a la legión de pajilleros babosos que le ve granjearse el amor (es un decir) de los pivonaccis. Hitillo niñato y fugaz de prefabricada »boy band’ latina y aires eurovisionables, siempre me pareció animoso, festivalero y danzarín, pinchable en garitos, aunque cayó en el olvido pronto, seguramente de forma más que merecida.

Recuperando su intranscendencia ahora, le veo la vuelta festiva y, aunque se me vaya mucho la perola, las ansias de volar libre. Recuerdo un reportaje que hice hace tiempo a amigos de la Vespa y a toda aquella religión que exponían y que hablaba de libertad, de riesgo, de sentirse invencible durante una tarde, de comerse el mundo pajareando sobre dos ruedas por las ciudades de los años 60. En suma, un optimismo insultante y hasta irrespetuoso, supongo que sobredimensionado por el paso del tiempo. Era el materialismo ese que nos maniata y atormenta desde chinorris: comprarse una consola para no quedarse descolgado del grupo de amigos o aspirar a una moto (aunque fuera una Vespa) para acercarse un 0,03% a la posibilidad remota de follar.

La elección de Withor

MASSIEL – LA LA LA

Últimamente me ha dado por pensar que Joan Manuel Serrat está demasiado endiosado. Y ojo, que lo digo desde la total ausencia de conocimiento respecto a su música. Que me perdonen sus fans, pero me da la sensación de que l’amic Serrat hace mucho que vive de las rentas, y que éstas no son tantas como se nos venden. Demasiado sospechoso para un artista que supuestamente ha marcado a fuego a tantas generaciones.

La última gran decepción, que ha confirmado mi ruptura definitiva con Serrat, se ha producido al enterarme de que una de sus canciones que más me gustan, ‘La La La’, no la compuso él (como todo el mundo pensaba), sino (agárrate los machos) Ramón Arcusa y Manuel de la Calva, más conocidos por ser los componentes de… ¡El Duo Dinámico!

No descarto, en todo caso, que lo mío sea absolutamente irracional, sin ningún tipo de fundamento. Quiero decir que este puede ser el típico caso en el que alguien, de repente, te empieza a caer mal y cuando te cuestionan por los motivos, eres incapaz de aportar ni uno solo. Veremos, pues, si mi sentimiento respecto a Serrat es definitivo o sólo un bache en el camino. Aunque ir haciendo el ridículo con Sabina y sus sombreros, no ayuda mucho. Y no haber compuesto ‘La La La’, todavía menos, joder.

La elección de V the Wanderer

THE BLACK LIPS – SPIDEY’S CURSE

Una amiga me habló hace poco de la obra de teatro navideña que representó su sobrino. En ella, Batman, Spider-man, Hulk y algún superhéroe más descubrían que estaba a punto de nacer el más poderoso de todos ellos (sí, Jesucristo, guiño, guiño) y partían en su búsqueda. Conceptazo, no me lo nieguen, mejor que Los Vengadores y que sólo podría mejorar si se convirtiese en musical de Broadway con canciones de Raphael.

Llegué a casa aún dándole vueltas a esa obra (que aún lamento haberme perdido) y mi cerebro tuvo a bien recordarme una anécdota cruel y risible que venía muy al caso: Peter Parker, esto es, Spider-man, sufrió abusos sexuales en su tierna infancia. Sí, esto pasó y está en los libros, concretamente en un especial gratuito de la Marvel. No es raro, aunque cueste de creer, ver series por lo general festivas que cambian a un tono circunspecto y grave para explicar asuntos importantes a la chavalada. Si las misses pueden hablar de la paz mundial, el Capitán Planeta puede hacerlo del sida y Will Smith de las armas y la violencia de bandas. Y si la Marvel quiere que nos andemos con ojo con esos adultos que te tocan aquí y allá, están en su derecho de poner al joven Peter junto a un pederasta de pelo blanco llamado Skip y dejar que el cuento cautelar se desarrolle por sí mismo.

El resultado, además de perturbador, es involuntariamente cómico y una de esas aberraciones fascinantes que tanto nos gustan por aquí. Y no somos los únicos que pensamos así: The Black Lips compusieron un bonito tema, ‘Spidey’s Curse’, de aire festivo e intranscendente, en el que se da cuenta detallada del episodio. Escucharlo sabiendo que lo que se narra se puso en tinta y papel y es canon añade cinco o seis capas de post-modernismo y encanto pop. Yo, además, no puedo dejar de imaginarlo como momento álgido del musical infantil que ya planeo producir, con Raphael de tío Ben y el alma reencarnada de Jacko en el papel del elegante y embaucador Skip. Saben que quieren verlo.