¡ATENCIÓN! Comunicado de urgencia que nos remite La Inercia y que les ofrecemos íntegramente: “Con dos de sus miembros (¡y qué miembros!) en Japón, y los otros dos malheridos por una grave pelea en la AAA (Asociación de Amigos de Andalucía), la Inercia les informa de que esté será el último tres canciones que jamás se publique. O quizás no y el de la semana que viene ya esté escrito. En todo caso, disfrútenlo como si fuera el último, por si acaso”.

La elección de V the Wanderer

NO ME PISES QUE LLEVO CHANCLAS – JAPÓN

Ya hemos hablado de No me pises que llevo chanclas, así que esta vez me ahorro las excusas. Ya tenemos confianza. En aquel ‘Grandísimos éxitos’, ¿recuerdan?, que acabé lijando con el láser de mi radiocedé, se esconden momentos de mi vida y hasta una formación paramusical que poca broma. Por ejemplo, me hacía especial gracia este ‘Japón’ que, con la excusa de una propuesta de viaje al país del sol naciente («ma invitao un amigo a que me vaya con é de vacasione ar Hapón»), derivaba rápido a una sentidísima loa al apalanque.

Ahí estaba Pepe Begines, plantado ante la posibilidad de visitar una nación que por aquel entonces ya me tentaba y diciendo que no, porque «mira que está lejos» y «hay que montarse en avión». Todo un himno de la bajona, del no salir de casa porque fuera «comen cosas mu raras» y del no querer ir más allá de, en todo caso, Ceuta. Tomen espíritu aventurero, afán explorador. Ahí estaba, entre chistes mal acabados y mucha pereza, la verdadera marca España.

(Autobombo y platillo: esta recomendación no es sino una justificación barata para decirles que, cuando se publiquen estas líneas, el amigo Cuarto y yo estaremos en Japón. Que mira que está lejos, sí, pero nosotros llevamos años ardiendo de ganas por ir.)

La elección de Withor

THE BEATLES – WITHIN YOU WITHOUT YOU

No acabo de entender la política de restricción a páginas web que siguen en mi empresa. Puedo perder la mañana en Facebook, twittear hasta que me sangren los dedos o actualizar el Marca seis o siete veces a la hora, y aquí no ha pasado nada. En cambio, no me dejan hacer mis fichajes en el Comunio o desconectar del mundo riéndome un rato en los foros de Meristation, porque las páginas están capadas.

Esta reglamentación restrictiva también ha afectado a mis hábitos de escucha musical en el trabajo. Con lo arraigados que estaban ellos, pobrecitos. Mi ordenador me prohíbe descargarme el Spotify, y Grooveshark y similares tampoco han logrado atravesar el filtro exterminador. Jodiéndome, con ello, la vida.

Desesperado, sin un trozo de canción que llevarme al oído, encontré la solución donde menos lo esperaba: Youtube. Resulta ser que además de vídeos de gatos y tonterías similares para pasar el rato, también podemos encontrar un buen puñado de discos enteros. Y oye, no está nada mal. Llevo un par de mañanas escuchando sin cesar el Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band de los Beatles y he recuperado canciones que tenía olvidadísimas de los Red Hot o The Good, the Bad & The Queen. Y así, con estas pequeñas victorias,  van pasando los días…

La elección de Raúl

NUDOZURDO – MIL ESPEJOS

Dicen los Nudozurdo que hacer música es lo más parecido a follar mentes. Claro, a mí me viene al pensamiento la frase de Eusebio Poncela, o Dante, en ‘Martín Hache’, en su discurso histriónico, brillante y muy gay, en el ático aquel por la mañana cuando llega de fiesta. Las canciones de Nudozurdo a mí no se me fornican la cabecita, pero me gustan. Podrán transitar por ese sendero de la seducción, pero se imponen unos arrebatos crudos, enigmáticos y escurridizos, repetitivos en la obsesión. He aquí una de esas atmósferas oscuras, en una canción que es casi un instrumental donde la letra se vuelve trámite. Son casi cinco minutos de lentitud, calma y luego explosión; también riffs nerviosos y reverberaciones en letanía. Una cosa un poco post-punk que va creciendo envolvente en la trampa del pop: una letra más o menos vacua, más o menos onírica, más o menos parecida a Maga.

Nudozurdo eran una de esas cuentas pendientes a las que llego pasado el aluvión mediático ‘indie’. Y recalo así, en esas búsquedas aleatorias a destiempo, ya lo saben, como es posible jugar con la Wikipedia, saltando de hipervínculo en hipervínculo, en una cadena infinita de concepto en concepto, de entrevista en entrevista, de grupo a grupo, en ese magma de la producción musical en la red (a veces el Tres Canciones nos desespera y nos vuelve locos, ya ven). Bien podríamos estudiar una licenciatura completa delante del monitor navegando de aquí a allá, o conocer todos las bandas del mundo y llegar, por fin, a esa última pantalla de internet, con el último videoclip de la última formación que acaba de salir. Y a partir de ahí, un solar, ya está, ya no hay nada más, como en un GPS que detecta el vacío donde debiera haber carretera, en ese escalón final ya no habrá más recomendaciones ni temas por descubrir. Y paro, que me enreveso y me encripto como una canción de Nudozurdo.