El síndrome del impostor, en el que gente competente encuentra imposible creer en su propia competencia, puede ser visto como complementario al efecto Dunning-Kruger, en el que gente incompetente encuentra imposible creer en su propia incompetencia. Nosotros aún no nos hemos decidido ni por uno ni por otro, pero nos sentimos cantidad de validados para seguir recomendado canciones, a razón de tres por semana.

La elección de Raúl

MILK & SUGAR – HEY (NAH NEH NAH)

Puestos a homenajear por enésima vez al medio radio, aquí quedaría bien que yo viniera con una tonada crepuscular y ahogada, escuchada en los herzios de madugada. Temo defraudar, porque lo que traigo es un remix discotequero que puede resumir bien la radiofonía, entendida como estado de ánimo más allá de la sobremesa del sábado. Hablo de la siesta breve desperazándose ante la avalancha de ajetreo en las retransmisiones y el aluvión de marcadores en el Carrusel Deportivo. Ya es sabida la propensión a convertir esa previa en un festival, un circo que se ha venido a denominar oficiosamente ‘la primera hora de Tiempo de Juego’. Ahí lo de menos es el fútbol, y lo de más toda suerte de tertulia ‘offtopic’ donde todo cabe, burradas incluso (o sobre todo), y ritmazos como el que nos atañe, que suenan de fondo en algunas cuñas.

La historia dice que la cima de este tono siempre es la Superbowl retransmitida de madrugada. Cuenta la leyenda de la Cadena Ser que por allí circulaban hasta cubatas. No fue tan leyenda que se les fuera la mano (cachondeo en exceso con anunciantes y demás) y algunos un año acabaran sancionados y suspendidos de empleo y sueldo. Eso siempre es el delirio, pero sin llegar a tanto, los carruseles acaban teniendo un efecto no tan colateral: nos salvan de ese tedio consustancial al fin de semana, y ahí Pepe Domingo Castaño, que fue cantante en su tiempo, tendrá mucho que ver, en tanto que su cargo en el programa es, literalmente, de ‘animador’.

Ni que te narren un 0-0 en un Huesca-Albacete, canciones así (la original, de 1990, es de ‘Vaya por dios’, un grupo belga de jazz suave) te asaltan en mitad de las jugadas y disparan la tarde antes de que se nos ponga tontorrona. Cada anuncio es una ronda, cada conexión un festejo y un gol en directo puede acabar en rave, así que propongo: déjate de ‘Hablar por hablar’ y moñadas muy sentidas por la noche, y que programen (o repitan, total) el carrusel a las tantas y reparen así los corazones a golpe de minuto y resultado, y remezclas dance. Buena radioterapia ahí.

La elección de V

RED HOT CHILI PEPPERS – PARALLEL UNIVERSE

Lo primero que se me ocurre es defenderlos por cifras: tres décadas en activo son una gesta magnífica, incluso aunque las hubieran empleado en producir basura. Luego pienso que otra vez nos estamos dejando cegar por presupuestos, carreras, edades, y que valoramos todo menos la música. Me respondo, dividido y bipolar, que a veces el asunto va precisamente de eso, de lo que rodea a la música, de su mística, del puto encanto de un mundo desencantado. De, maldita sea, paramusicalidad.

Los RHCP tienen, si jugamos a eso, paramusicalidad para rato: los primerizos conciertos en pelotera picada, tapando sus genitales con calcetines; la legendaria aparición en los Simpsons; la presencia de su cantante, Anthony Kiedis, en ‘Point Break’…

Y luego, qué demonios, tienen temas que son chutes de adrenalina en el tímpano, descargas funk punk (género que ellos mismos definieron y del que siguen siendo, casi, los únicos habitantes) tan redondas como este ‘Parallel Universe’. Una cosa gruesa, trotona, festivísima, que se sostiene incluso sin anecdotario ni mitomanía. Aunque, para qué vamos a engañarnos, se escucha mejor si sabemos que su cantante fue uno de los colegas surferos de Bodhi.

La elección de Withor

EVERLY BROTHERS – ALL I HAVE TO DO IS DREAM

Ya hemos explicado en alguna ocasión que en nuestros tiempos preuniversitarios buenas eran las risas que nos echábamos con los gustos musicales de CanoelCuarto. Ya saben que el zagal sólo escuchaba Queen, Simon and Garfunkel y Chasis. Y las guitarras le “rallaban”. Creo que es la tercera o la cuarta vez que lo explico, pero es imposible cansarse de rememorarlo.

Raúl y yo siempre nos centrábamos en la supuesta ridiculez de Simon and Garfunkel para atacar al amigo Cano. Pero llego un momento en que la broma ya no daba para más (quizás influyó también descubrir que era un grupazo). Necesitábamos alternativas. Y no recuerdo el motivo exacto (probablemente nunca lo hubo más allá de que eran un dúo, tocaban la guitarrita y vimos un disco suyo en la biblioteca en el momento indicado), pero los elegidos fueron los Everly Brothers. Aquello consistía, pues, en meternos con Cano echándole en cara que escuchaba música mierder como los Everly, cuando en realidad el pobre ni los conocía. El humor, ya saben… La broma fue un estrepitoso fracaso. No duró ni dos días. Los Everly no dieron el nivel indicado.

Hace unos días murió Phil, uno de los hermanos, de un cáncer de pulmón. Y acto seguido recordé esta anécdota, que reconozco es pobrísima. Es triste que de todos los ítems que podrían haber llegado a mi cerebro, éste fuera el único que lo hizo. Descansa en paz, Phil. Me caías bien. Eso sí, que sepas que nunca serviste para hacer una broma, y que el jodido CanoelCuarto ni siquiera te recuerda.