Ahora que hemos llegado a los 90 amigos en Facebook, los 29 en Twitter y unas 1.500 visitas al mes, ya podemos dar nuestro mensaje: ¡La Inercia es un montaje!

La elección de Raúl

KEVIN JOHANSEN – CUMBIERA INTELECTUAL

Dicen Señor Mostaza en una de sus letras: “Te quiero así, mi vida, te quiero sin talento”. Pues Kevin Johansen opina lo mismo y opta por el humor para relatar su quebradero de cabeza parejil, enlazando elite y folclore, cultura elevada y cachondeo, filosofía y cumbia. Este argentino-estadounidense nacido en Alaska y de aspecto danés, batiburrillo de procedencias, despacha habilidad cuando mezcla su fraseo inexpresivo, casi nórdico, y los ritmos calientes. ¿Qué denuncia? Que tiene una novia peñazo, un poco ratón de biblioteca, una brasas tela de snob que en vez de llevarle a tomar cañas y a bailar (el básico plan) le habla de Freud, de Lacan, de Jung, de Sartre o de Simone de Beauvoir.

En vez de decidir dónde se cena hoy o con quién quedamos esta noche y entregarse a placeres mundanos (el sexo, la convivencia, los sudokus, esas cosas), ella le martillea con la Bauhaus, con Kusturica, con Virginia Wolf, con Terry Gilliam, con Jarmusch o con Kandinsky. A él, de perfil simple (a los tíos nos gustan los Beatles, la cerveza y el fútbol) le perturba este amor de enciclopedia, la descompensación intelectual y, sobre todo, el coñazo de Tolstoi, Thomas Mann, Hesse, Visconti o Neruda.

Le importa un carajo el existencialismo alemán o las teorías de Heráclito. Lo que quiere es tener una novia normal, que se deje de filosofías, tostones y letras, y que no piense tanto. Lo que quiere, y no está mal de vez en cuando, es revolcarse en lo banal, en lo cotidiano, ir al cine. ‘Cultura popular’, ya lo dijeron Siniestro Total. Ya lo dijo Josele Santiago: “Pensando no se llega a ná”.

La elección de V the Wanderer

DEAD KENNEDYS – HOLIDAY IN CAMBODIA

Buen treintayséis os hacía falta a todos, buen hambre, a picar piedra os ponía yo, yeyés. Heraldos del buenismo, de la más alta moral, de lo políticamente correcto, ciudadanos ejemplares: a Cambodia os mandaba yo, a saludar al amigo Pol Pot (que no Paul Potts). Yo me ponía a quemar cosas, pero de verdad, sin intelectualismos ni aires de sabelotodo, pero ustedes sabrán qué hacen. Si no, a Cambodia, o a cualquier otro régimen totalitario y ultraviolento (pueden verse la reciente y magnífica ‘John Rambo’). Punk o muerte, niñatos.

Unas socarronas guitarras como de fiesta de Halloween abren camino a un irónico canto contra la autocomplacencia. Jello Biafra se desfasa muchísimo y no sabemos qué parte, exactamente, es la que se toma a guasa. A mí este pildorazo de punk noble me pone de buen humor y me despierta un poco.

Historia posterior: Richard Cheese hizo una magnífica versión crooner y Serj Tankian la cantó con los Foo Fighters para la MTV (que no sabía lo que hacía). En España tuvimos el ‘Veraneo en Puerto Hurraco’ de Def Con Dos. Todo un legado.

La Inercia, amigos, apoya la revolución, el sentido del humor y los paquetes turísticos a Cambodia.

La elección de Withor

KYLIE MINOGUE – ALL THE LOVERS

Hubo una época en mi vida en la cual me dedicaba a molestar a los DJ’s en las discotecas pidiéndoles canciones. En la Antártida, que Raúl nos ha recordado esta semana, hice mis primeros pinitos. Aquel DJ-propietario del local acabó bastante harto de nosotros. Casi siempre le pedíamos ‘Puto’. Era una especie de costumbre. Ir a algún tugurio en el cual sabías que si pedías una canción te la ponían, hacía que, aunque no te apeteciera especialmente, te vieras forzado de alguna manera a mendigar algún tema.

Me hago viejo y esta costumbre ha pasado a ser una inconstante que muy de tanto en tanto recupero. Ayer por la noche fue un ejemplo. Pero me pasó una cosa bastante inhabitual. Contextualicemos. Totem: garito donde sólo ponen música comercial. No iba a pedir Animal Collective, sabía que me dirían la mítica frase: ‘No la tenemos’. Así que aposté a caballo ganador. A riesgo de que me considerarán gayer, opté por ‘All the lovers’ de Kylie Minogue. La sorpresa fue mayúscula: ‘No la tenemos’. ¿Pero cómo coño no la pueden tener? ¡Que es Kylie Minogue! ¡Cojones!

Así que decidí preparar mi particular venganza. En aquel momento lo tuve claro: si no la escucho aquí, la pondré mañana en el tres canciones. Y aquí estamos. Una pequeña victoria más. Una de esas cosas que no justifican una celebración, pero que provoca que te sientas un poco mejor contigo mismo.