La Inercia conquista el mundo, aunque sea a través de un viaje a China totalmente no relacionado con esta página. Allí tienen a Raúl (no se engañen: pueden leerle ahí abajo, pero son recomendaciones de fiambrera) y a Canovaca, acompañados del irreductible Xavi Fúmbol. Más cerca, pero no lo suficiente, tienen a Adrián, a la toma de tierras ibicencas. Defendiendo el fuerte se queda Víctor, contento porque al menos las temperaturas han bajado. Quien no se conforma es porque no quiere. Como ustedes con estos tres temas.

La elección de Raúl

VITALIC – MY FRIEND DARIO

Si tengo que escribir breves en el periódico, pongo el piloto automático. O sea cascos, o sea música, o sea inflo una burbujilla, más para no pensar demasiado, como siempre, que para abstraerme. Y tiro millas. Esta vez me he pasado. Tendría la tarde trallerilla (¿será por las dos pastillas de Resochín, el medicamento contra la malaria, que me acabo de tomar?) pero me he enchufado esto en los oídos y, claro, atronando a un volumen generoso, pronto me he visto montándome yo solo la fiesta. Ni tengo idea de la discografía del gurú Vitalic ni domino lo más mínimo en electrónica, a la que me acerco de higos a brevas, pero me asombra el descaro de este tema, el fraseo como descuidado, los riffs de guitarra con kilos de efectos, sus visos de melocotonazo comercial. Su bailable desfachatez, en esencia.

Y me he sorprendido meneando absorto la cabeza, cual muñecajo del anuncio de Levi’s, y vibrando con cada cambio de ritmo, con ese sístole y diástole de electrorock, y produciendo páginas en plan fordismo, y mirando a mi alrededor en la redacción por si alguien me estaba viendo ahí enfrascado en mi volátil república, e imaginándome en ensoñación buscando la salida de la laberíntica Razzmatazz, sin lograrlo, claro (no soy licenciado en arquitectura) y frustrándome al final en mi gris ordenador cuando me he tenido que parar los pies porque estaba a punto de pedir un cubata. Y me he dicho: que no estás en la Sala Zero ni en el Bershka. Y que es un martes, carajo.

 La elección de V the Wanderer

JULIO IGLESIAS – ABRÁZAME

Tengo un dolor de cabeza que me hace pensar en un gorila mordiéndome la nuca, a lo mejor porque acabo de enchufarme telebasura a lo grande (un ‘Ajuste de cuentas’ entero, con dos garrulos que ejemplificaban todo lo que va mal en este colgajo de Europa). Llevo un par de días muy misántropo y encuentro en los spots de la tele la justificación para un apocalipsis bruto y doloroso. Y, para colmo, el Tres Canciones me pilla por sorpresa.

Enchufo mi lista, donde voy almacenando de todo: mierda, joyazas, temorros bizarros; material de sobras para un año de dosis. Y, aún así, no sé qué ponerles. ¿New Order, Jack Johnson, Jim Carroll, Joe Jackson? ¿Les suelto una rarité tipo Sväng? Quedaría la mar de bien, ahí todo culto, especializado, no como esos malditos mortales que escuchan Los 40. Por un momento quiero ser más élite que la élite. ¿Tiro de la última pijada y me gano a la parroquia indieguay que nunca entra aquí? Yo qué sé. Joder, qué dura la vida del crítico iluminado.

Mi hervor no baja. Ah, ¿les he dicho que estoy hasta el nabo de Le Tour de France? Hmm. Voy a sublimar toda esta energía sociópata y convertirla en un acto de terrorismo inercio: les propongo ‘Abrázame’, de Julio Iglesias. Un temazaco de verdad; recuerden que a mí me escuece eso del consumo irónico. ¿La versión del niñato Ferreiro? Mejor, más ansiosa, menos galán y más estrés por separación, pero hoy les suelto la original. Que sí, La Inercia les recomienda Julio Iglesias. Como venganza por la tele, Le Tour, la publicidad, y toda esta crisis que es culpa suya, de ustedes y sólo de ustedes, jamás de los bancos ni del héroe Camps. Me voy a seguir renegando de la comunicación y el mundo académico. Disfruten de Julito.

La elección de Yolanda

PEDRO VARGAS – LUNA AZUL

Pues no, no me voy. Adrián ni siquiera ha dejado un tupper en la nevera de La Inercia. Esto tendrá graves consecuencias en el próximo consejo de redacción (no creo que siente bien al propietario ni a los millones de accionistas). Seguimos.

En la foto: el propietario

Escucho ahora mismo ‘Luna azul’, de don Pedro Vargas, por expresa recomendación de Yolanda García, bestia radiofónica. Me la diagnostica así: quedamos, tras un año sin vernos, compartimos miseria, apuramos cañas y Sprites y pasamos a las cosas buenas. Que La Inercia va a saltar a la radio, le digo (no se hagan los sorprendidos, ¿no lo sabían aún?). Le extiendo una petición formal: ¿le gustaría ser una colaboradora fija? Verán, durante algo más de un año, tuve el placer de acompañar a Yolanda semanalmente en su programa y créanme, no verán a nadie con más soltura y profesionalidad tras un micrófono.

Me dice que sí, encantada (¡noticia bomba!), y pasamos a hablar de las cosas que nos gustaría destacar, de los temas que nos enganchan. Resulta que ella también (como todos los de esta santa casa) es una adicta a las versiones. Y no nos referimos al enésimo cover de los Beatles, sino a esas transformaciones mágicas, únicas, raras, desconocidas (yo vuelvo a sacar el ‘Common People’ de Shatner y olvido nombrar la mejor canción de la historia). Y ahí entra esta ‘Luna azul’, visita por parte del Ruiseñor de las Américas al ‘Blue Moon’ que popularizaran Presley o Holiday.

Pues eso, llego a casa y me la enchufo, y me gusta, y la vuelvo a enchufar un par de veces más (entre corte y corte de ‘Koyaanisqatsi’, como siempre: el día que quiten este disco de Spotify me borro del internet). Tiene el encanto de las épocas lejanas, de la nostalgia virtual inyectada como un recuerdo falso. Tenemos temazo, del mismo modo que tenemos voz de lujo para el salto a las ondas de este macroimperio mediático.

Y ahora sí, me largo, que está a punto de comenzar ’21 días saliendo de fiesta’. Hoy me he ganado el pegajoso descanso estival. Hala.