Atención, la NASA da una conferencia sorpresa que pretende cambiar la concepción científica de la vida, tras descubrir bacterias que pueden sustituir el fósforo de su adeene por arsénico (¡valientes!) y nosotros aquí recomendando música. Para no parecer banales, nos hemos puesto ya manos a la obra con nuestro propio experimento y, de momento, confirmamos que  a Carlos Baute no le sienta tan bien el arsénico.

La elección de V the Wanderer

THEY MIGHT BE GIANTS – MEET THE ELEMENTS

Afirma una estrofa de este temazo post-punk educativo que los elefantes, así como las plantas, los bichos, las bacterias y los humanos, están hechos en su mayoría de cuatro elementos: carbono, hidrógeno, nitrógeno y oxígeno. A ver cómo se las apañan para meter en los conciertos esa excepción recién descubierta por la NASA y la dra. Amils, la misma bióloga marina que le dio carisma al onubense Río Tinto.

Por lo demás, nada que objetar. Música pulida, pegadiza, simpática; depurada tras tres décadas de experimentación. TMBG (se les conoce por sus siglas, que no son gran cosa pero son mejores que las de BJH) le han echado la zarpa al post-punk, al ska punk y lo que se preciare, incluyendo aquel ‘Boss of Me’ que abría ‘Malcolm in the Middle’ con aires de festejo. Luego se dieron a lo educacional, con discazos conceptuales como ‘Here Come The ABCs’, ‘Here Come the 123s’ y ‘Here Comes Science’, al que pertenece ‘Meet the Elements’.

Es fácil ignorar a TMBG y hasta sentirse algo avergonzado si te pillan escuchándolos, pero qué les voy a decir, mejor ciencia y educación que ‘teenage angst’, ‘straight edge’ y gritarle a un sistema abstracto. La reconversión educativa, digo yo, les dio una personalidad única, blanca pero guasona, y encima la acompañan de videos como el de este tema. Propongo a los TMBG como asignatura obligatoria.

La elección de Withor

MANEL – CAPTATIO BENEVOLIENTAE

Lo mejor que le pudo pasar a la música en catalán es perder la obligación reivindicativa. Dejar de lado el lado político, la necesidad de hacer algo por el bien de la lengua o del país. Y cantar en catalán, simplemente, porque es tu idioma. Los Manel representan eso a la perfección. Cantan en catalán, porque piensan en catalán. Y ya está. Es así de simple.

Manel nos hablan de las cosas del día a día. De personajes que reconocemos, que somos o podríamos ser. De lo que no somos, pero nos gustaría ser. Un tópico gastado pero que en su caso funciona a la perfección. En Captatio Benevolientae (recordad los pasos de la retórica) los Manel captan la atención desde el primer momento: ‘Provem d’encaixar en escenes boniques, en ports de diumenge farcits de gavines’. Y la conservan hasta el final. De eso se trata. Más alla de la batería que repiquetea, de la perfecta instrumentación y del hipnótico estribillo (el ya inmortal ‘a vegades ens en sortim’) creo que si Manel han triunfado ha sido por su naturalidad. Porque uno se los imagina tal y como son. Porque es demasiado fácil identificarse con ellos. Porque sus letras, de tan sinceras, te atrapan.

Gràcies Manel. Hacía tiempo que la música catalana os necesitaba.

La elección de Raúl

MARLANGO – AUTOMATIC IMPERFECTION

Al caminar por la calle en esta época de incipientes fríos, abrigos, bufandas, bragas y gorros, me viene a la mente esta canción de cierto aire gélido. Ahora descubro la letra y me gusta: retrata un paisaje urbanita, algo así como una danza en la ciudad, llena de niños que juegan bajo las farolas, amantes besándose, vida y un poco de desamparo a la intemperie de la noche. La voz de Leonor Watling, y esos instrumentos limpios y elegantes, un poco jazzeros, componen este tema donde el piano es el eje, a partir de un arranque intrigante, como de expectativa e incertidumbre nada amable.

Tienen canciones interesantes estos Marlango, con pinta de estirados y resabiados, pero sobrios y con algunas melodías embriagadoras y bellas en su haber. Dulzura, melancolía y aridez se reparten en proporciones iguales a ritmo de vals. Me gusta esa imagen poética de la ciudad nocturna palpitando con sus luces, de la luna buscando a los semáforos, del viento y de esas vidas construidas detrás de las cortinas. Llevo el tema en el mp3 que escucho mientras cae la tarde y oscurece con velocidad de vértigo. Y deseo vivir en una urbe inmensa para perderme anónimo en el invierno, en el centro concurrido, en el metro, en el capitalismo navideño de las grandes superficies.