A nosotros esto de La Inercia no nos acaba de gustar. No lo digan muy en voz alta, pero estamos bastante en desacuerdo con todo lo que implica a nivel ético y estético. Nos parece una tontería, una chiquillada, una cosa vacía y vana. Un asunto de mal gusto. Nos sabe mal, eh, pero valiente montón de mierda. Puta mierda, incluso. Para arrearnos con un látigo de siete puntas y ponernos a picar piedra. Pero sabemos que a ustedes les gusta y nos entregamos, abnegados, a traerles una semana más sus tres recomendaciones musicales. Lo que no hagamos por ustedes.

La elección de V the Wanderer

STARS – THE LAST SONG EVER WRITTEN

Ya he revelado más de una vez que a mí se me gana fácilmente con los títulos; que luego el tema sea más o menos bueno es casi accidental. Pónganle un nombre bonito, un sintagma nominal que me sorprenda, un giro ingenioso o un chiste eficaz y ya me tendrán ganado. Aunque si caen en lo pretencioso o quieren ir de listillos se dará la vuelta a las tornas y me cruzaré de brazos sin respirar en señal de protesta. Cada uno tiene sus filias y mecanismos.

El otro día el Cuarto puso en la radio ‘Dead hearts’ de Stars (quienes tienen titulazos como ‘Your ex-lover is dead’), temazo bien resultón que me he escuchado más de una y dos veces, y recordé que llevo tiempo queriendo traerles este otro de la misma banda, ‘The last song ever written’. Lo tengo anotado en lista desde hace semanas pero no me acababa de decidir porque la tonada, a la hora de la verdad, me cuaja poco.

La frase que la bautiza, no obstante, no podría ser más evocadora. La última canción que se ha escrito, ¿lo imaginan? Ya me pongo apocalíptico y melancólico antes de darle al play, y recuerdo aquel «The last love song in this little planet», tagline que acompañaba siempre a SaiKano (uno de mis animes favoritos) y que bien pudiera ser el origen de toda la obra. Porque si a usted le viene a la cabeza tamaña locución, ¿no sentirá el deber de ponerse a escribir?

Stars lo han hecho y gracias a ellos existe un tema llamado ‘The last song ever written’. Ya tenemos un título con el que soñar, y eso bien vale mi recomendación.

La elección de Raúl

TOMEU PENYA – DE TOT COR

Viene Tomeu Penya a Reus y a mí me tienta una entrevista; de unas dos horas por teléfono, claro, para enterarme al menos de un 10% de su mallorquín y que haya algo que transcribir, que con Antònia Font quedé ya curado de espanto. Al bueno de Tomeu me lo imagino vividor, follador y tranquilo; abrazador de los placeres mundanos, relativizador de la música, que para nada es lo más importante en este mundo. Seguro que piensa que es mejor un polvo mañanero que componer o que no pasaría nada si un día hubiera que cambiar la guitarra por la azada y volver a ser payés.

Eso es Tomeu Penya, fruto de ese cóctel irrenunciable y comercialmente explosivo: un agricultor anciano, pichabrava y bonachón, embutido accidentalmente en el cuerpo de un rockero, de un cantautor country, de un cantante de havaneras. A decir verdad, son ingredientes tan suculentos para hacer de él aguien único en su especie y por lo tanto merecedor de trascendencia, o a lo mejor el destino le podía haber guardado no más que un reservado en algún karaoke de guateque, las fiestas íntimas con los amigos, el ligoteo en el escenario con la tercera edad. ¿O en cuestiones de mercadotecnia poner sobre la mesa la idea de un cowboy insular tiene visos de triunfar? El azar del éxito. Quién sabe.

Lo que sí sé es que Tomeu Penya hizo aquí una de las canciones más tiernas que he escuchado últimamente. Le canta, le escribe al verdadero amor, no al etéreo sentimiento que hace levitar al poeta, sino al cotidiano y correoso picar piedra: llevarte a casa si hace mal tiempo, cuidarte si estás enferma, ampararte si tienes miedo; esas cosas para ablandar el espíritu en forma de balada entrañable. Me imagino al balear, el muy truhan, haciendo la canción para buscar el perdón, pidiendo una reconciliación, una prórroga ya en el tiempo de descuento, porque en el fondo, a él, échale un galgo.

La elección de Withor   

MIGUEL NOGUERA & VENGAMONJAS – NOUGAT THE CAT

La idea de un artista que empieza su espectáculo humorístico colocándose en el centro del escenario, prácticamente sin luz, con un rictus imperturbable, y empieza a calentar la voz como si fuera a cantar ópera, subiendo y bajando tonos, completando escaleras; la letra de la canción versa sobre tipos de felinos que deben subir en una barca. Acto seguido, por si alguien se lo hubiera tomado en serio, él mismo se encarga de reseñar lo estúpida que es la idea.

Ya conocíamos de sobra a Miguel Noguera y sus ultrashows, sus metabromas, imaginación y capacidad para la actuación. Pero lo que algunos no sabíamos es que además al tipo no se le da nada mal esto de cantar. No en plan karaoke, ya que además se le ve técnica y entreno. Quizás, en otra vida, Noguera podría ganarse la vida como cantante de canción melódica. Sus baladitas, medios tiempos, algún arreón de vez en cuando con subidón de violines, y listos.

Pero lo va a tener complicado si sigue haciendo carrera con los Vengamonjas. Porque dedicar una canción a la construcción de una pista de hielo y que más de la mitad de las palabras que aparecen sean inventadas, quizás no acabe de gustar al gran público. Pero no se equivoquen. En ‘Nougat the Cat’ hay un temazo agazapado. Imaginen una instrumentación mejor, una letra buena, algo de seriedad. Los mimbres existen. Yo ahí veo un exitazo seguro. Quizás en otra ocasión, quizás en otra vida.