Si tienen el típico amigo brasas con los cómics, ya le habrá recomendado ‘Watchmen’ un par de veces a diario. Créanme: lo hace con razón. No culpen a esta obra maestra (la revista Time la incluyó entre las 100 obras más importantes de la literatura inglesa del siglo XX) de las palizas de su amigo, y hagan caso a La Inercia, que siempre vela por su bien. Échenle los dos ojos y el cerebro a este monumental trabajo de relojería. ¿Necesitan razones para convencerse? Aquí van diez.

1) La deconstrucción del héroe. El concepto de partida está claro: ¿cómo serían los superhéroes si existieran realmente? Esta idea, sobreexplotada en los últimos años, fue todo un desafío al género en el 86. Salvo un caso excepcional, los héroes de ‘Watchmen’ son personas normales que deciden luchar contra el crimen por diferentes motivos (idealismo, vanidad, gusto por la violencia…). Hasta se toca el fetichismo implícito en su vestuario. Más que sus poderes, lo que hace especiales a estos personajes son sus límites y debilidades.

2) La complejidad moral. Defender la justicia, pero… ¿cuál? En ‘Watchmen’, cada uno tiene su noción de lo justo y de la relación que debe tener un vigilante enmascarado (no sancionado por el gobierno) con la legalidad. Del maniqueísmo polarizado de Rorschach a la relatividad existencialista del dr. Manhattan, pasando por el ultraderechista Comediante o el romántico Búho Nocturno: como para no hacerse relativista.

3) Mezcla de géneros. La historia comienza con un asesinato y da sus primeros pasos con la investigación de éste, al más puro estilo del cine negro o el policiaco. De aquí, de forma natural y fluida, se pasa a la ciencia ficción dura, al drama, al pulp… haciendo que la obra sea imposible de encuadrar en un solo género.

4) Los anexos literarios. Cada capítulo de ‘Watchmen’ (salvo el último) se complementa con un texto que amplía la historia, su transfondo y la psicología de los personajes. Tenemos pasajes de la autobiografía de uno de los primeros héroes, un artículo de un periódico ficticio, una entrevista con el héroe más popular, informes clínicos… Una narrativa paralela casi tan importante como la de las viñetas y que hace enormemente verosímiles a los personajes y su mundo.

5) La gente normal. Además del poblado grupo de superheróicos protagonistas, ‘Watchmen’ da espacio a una serie de secundarios cotidianos, gente normal como el vendedor de un quiosco, un psicólogo, un periodista o un policía. A través de ellos se perfila el papel de los superhéroes en esta sociedad alternativa y se comprende la dimensión dramática de sus decisiones.

6) Dr. Manhattan. Es el único ser con poderes reales, tan superior que no puede evitar perder su vínculo con la humanidad. Su dilema no es tanto cómo salvar el mundo sino por qué debería hacerlo. Su percepción del tiempo (todo a la vez, sin orden secuencial) aporta algunas de las ideas narrativas más originales y brillantes de ‘Watchmen’, con especial mención al capítulo que desvela su pasado mediante flashbacks simultáneos.

7) Una visión (alternativa) del siglo XX. El mundo de ‘Watchmen’ se escinde del nuestro a partir de los años 30 y son las diferencias de esta Historia alternativa las que mejor subrayan los rasgos del siglo pasado. El mundo de las superestrellas, el cine, la guerra de Vietnam o las revueltas sociales también están aquí. Y, sobre todo, la Guerra Fría: la gran amenaza latente, el apocalipsis inevitable, es aquí el motor central de la acción y la causa de un final fascinante y estremecedor.

8 ) La Fragata Negra. Un cómic dentro de un cómic. Uno de los secundarios lee una macabra historia de piratas y náufragos que se alterna con la narración principal. Esta metaficción, que puede parecer anecdótica en un principio, forma parte del puzzle final y algunos ven en ella un comentario y metáfora de la historia principal. Sea como sea, vale la pena por sí misma.

9) Simbolismo y referencias. Todo ‘Watchmen’ está repleto de símbolos y motivos recurrentes, como el Smiley y el Reloj del Apocalipsis. Cada capítulo se cierra con una cita relacionada con los temas presentados: de Einstein, de Nietzsche, del Génesis o incluso de músicos. Las relecturas, como pueden ver, están garantizadas y siempre aportan algún nuevo detalle.

10) Por supuesto, la música. Ya sea en las mencionadas citas o como canciones de fondo, ‘Watchmen’ contiene un amplio catálogo de temazos: Bob Dylan, John Cale, Billy Holiday, Nat King Cole, Elvis Costello, Iggy Pop… En la película (dirigida por Zack Snyder, un tipo cuyos referentes musicales se limitan al playlist de M80) hay una de cal y otra de arena: al dr. Manhattan le acompañan varios cortes de ‘Koyaanisqatsi’ de Philip Glass (¡aciertazo!), suenan Simon y Garfunkel, Jimi Hendrix o Bob Dylan (en los mejores títulos de crédito vistos en años) pero también My Chemical Romance. El ‘Hallelujah’ de Leonard Cohen se encarga de romper (¿voluntariamente?) una esperada escena de sexo. ‘Watchmen’, sea como fuere, es cultura pop y pura paramusicalidad. Pero esa es otra historia, u otro artículo…