Mad Max: Fury Road ha llegado y ha embestido de frente contra el cine. Después de ella, quieran o no, las reglas han cambiado: las de cómo se hace un blockbuster, las de cómo se filma la acción, las de cómo se representan los géneros. No sería sensato considerarla menos que un nuevo estándar y admitir que habíamos estado pidiéndole demasiado poco a la cosa ésta de las películas. La próxima vez que se duerman en el clímax de una peli Marvel o que una cinta de Michael Bay les llame idiotas a la cara, piensen en lo que el septuagenario George Miller se ha cascado pasándose tres meses en el desierto.

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Si después de tamaño trallazo se quedan con ganas de más y les da corte meterse tantas veces en la sala (nota: Fury Road es la única película que he visto en cines dos veces el mismo día), pueden coger esta lista y explorar los antecedentes, los herederos e incluso los hijos bastardos del wasteland de Miller. Inspirados, vamos a reconocerlo, en las «movies to see after…» de FilmRejects.com, y dando por hecho que ya han visto y revisto la trilogía original, les hemos seleccionado aquí 14 juegos, cómics, libros y películas que enriquecerán su experiencia en la Carretera de la Furia. What a lovely day!

1. El maquinista de la general (The General, Buster Keaton, 1926)

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La obra cumbre de Buster Keaton y una de las cimas del mudo, pero eso ya lo sabemos todos. Miller dice que aprendió cine viéndola y en Fury Road no puede quedar más claro: ambas son, en esencia, una sola persecución que vertebra todo el relato, pura imagen en movimiento (no sabríamos decir cuál de las dos tiene menos diálogo), llena de gags visuales ingeniosos y money shots de llevarse las manos a la cabeza. Coreografía del espectáculo y ballet visual para flipar, tanto ahora como hace un siglo.

2. El diablo sobre ruedas (Duel, Steven Spielberg, 1971)

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Otra de las referencias que cita Miller y una abuela directa de su Carretera de la Furia. Como The General, es una persecución de hora y media, cambiando el aire circense por una claustrofobia chunguísima y dando una lección de planificación, montaje y composición. Después de esto a ver quién no se tomaba en serio a Spielberg. El guión (magistral) lo firma Richard Matheson, uno de los mejores escritores del siglo XX y un favorito personal de esta casa.

3. A boy and his dog (L.Q. Jones, 1975)

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Seis años antes de que Mad Max 2: The Road Warrior se convirtiera en referente obligado de la cultura popular, esta excentriquísima adaptación de un relato de Harlan Ellison ya se paseaba por desiertos post-apocalípticos poblados por mutantes, carroñeros y desgraciados varios. Tiene un humor telita de misántropo y una aproximación clínica a la supervivencia (aquí se trata de comer y folgar) que la hacen cantidad de punki y agradecida. Ojo que el chico es Ted Danson y el perro es Tiger, el de La tribu de los Brady.

4. El puño de la estrella del norte (Hokuto no Ken, Buronson y Hara, 1983-88)

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Un tebeo japonés descaradísimo que bien podría haberse llamado The Road Warrior, el manga. Tetsuo Hara y Buronson cogieron la segunda entrega de Mad Max, la mezclaron con los lugares comunes de un manga de artes marciales y añadieron mucho gore porque en los 80 todo valía. El resultado, claro está, fue un fenómeno de masas: 245 capítulos, varias series de animación, OVAs, películas, videojuegos y muchísimo merchandising. Media mix japonés a tope. En realidad no pasa de shonen melodramático normalito, con guerrero invencible errante y muchas tortas, para que la chavalada de trece años (la misma que ahora tiene treinta y pierde la compostura con Dragon Ball Z) flipe con quién es más fuerte, pero tiene un carisma vacilón y se lee con agrado. (No se pierdan el especial que le ha dedicado el amigo Viruete en su semana Mad Max.)

5. Gunnm/Alita, ángel de combate (Yukito Kishiro, 1990-1995)

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Otro de los manga que recogen el testigo de The Road Warrior, sumándole esta vez algo de Otomo, Gibson, K. Dick y Orwell. Gunnm (que aquí se editó primero como Alita, ángel de combate) podría considerarse el mejor exponente del manga cyberpunk que aúna tortejas y sangre con relatos intimistas y metafísicos. O al menos así lo considero yo, que para algo es mi manga favorito. Las aventuras de Gally, la chica cyborg protagonista, forman un ciclo cautivador, un retrato de un mundo colapsado y cruel en el que algunas personas buenas intentan abrirse camino. En su último tercio la serie sale de la Ciudad de los Desperdicios, el claustrofóbico escenario central, y se adentra en un wasteland milleriano con mucho polvo, punki y buggies. Cualquier excusa es buena para acercarse a esta maravilla.

6. La leyenda de madre Sarah (Otomo y Nagayasu, 1990)

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Katsuhiro Otomo les sonará por su faraónica Akira pero su producción está lejos de quedarse ahí. La leyenda de madre Sarah es una estupenda hija de The Road Warrior (y un poco también de Beyond Thunderdome), como una suerte de Hokuto no Ken para adultos o un Gunnm abiertamente maxiano. También se puede decir que Madre Sarah es, sencillamente, Madre Sarah, porque las buenas obras usan sus referentes como puntos de partida y no como fines. Cuenta la historia de una guerrera firmísima y muy humana que vaga por el desierto post-nuclear en busca de sus hijos sin amilanarse ante nadie. Si les ha flipado Furiosa, no pueden perderse a Sarah.

7. El señor de las moscas (Lord of the flies, William Golding, 1954)

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Volantazo para recomendarles esta novela, el gran contra-argumento a Rousseau que tampoco les vamos a descubrir a estas alturas. Un clásico que no habla tanto del fin de la civilización antigua como de la reconstrucción de una nueva y de lo chungos que podemos llegar a ser en estado salvaje. Mad Max: Beyond Thunderdome (la más extravagante de una saga extravagante) empezó como una adaptación libre de este texto hasta que alguien sugirió a Miller que incluyera a Max en la película. Así de loca salió. En Fury Road todavía se notan las herencias de esos chavales nacidos después de la bomba.

8. La carretera (The Road, Cormac McCarthy, 2006 / John Hillcoat, 2009)

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La novela de McCarthy es uno de los grandes textos de este siglo, un prodigio de prosa poética áspera e hiriente, un viaje chunguísimo a la desesperación que ofrece, a la vez, una de las reflexiones más hondas que se hayan escrito sobre la esperanza. Una suerte de El lobo solitario y su cachorro post-apocalíptico, un eterno vagar a ninguna parte del que cuesta salir. La adaptación a cine de Hillcoat, por su parte, mantiene el tono a la vez que crea una obra nueva, más allá de la simple ilustración. Además tiene un montaje elegante, una preciosa banda sonora de Nick Cave y unas interpretaciones a reventar de verdad. Si la cima post-apocalíptica de los 80 fue The Road Warrior y la de los 90 Gunnm, los 2000 son cosa de The Road en cualquiera de sus versiones.

9. Babe, el cerdito en la ciudad (Babe: Pig in the city, George Miller, 1998)

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¿Y esto? ¿Estamos locos? ¿Babe 2? Pues sí, una de las cosas buenas de Fury Road es que mucha gente se va a acercar a la filmografía de Miller con menos prejuicios, sabiendo lo que deberían haber sabido siempre: que el australiano es un auteur de los gordos, un maestro de las formas y los fondos, capaz de tocar todos los palos y sacarles brillo. A Babe, el cerdito en la ciudad le hubiera ido mejor si hubiera sido más cobarde y repitiese los compases de su (estupenda) primera parte, o si fuera una peli de animación en el cine post-Pixar, pero no: es un valentísimo viraje en imagen real al cuento infantil, pasado tanto por los delirios de Thunderdome como por los de Jeunet y Caro (La ciudad de los niños perdidos, Delicatessen), una pesadilla urbana que a veces emparenta con Dark City, un relato coral tremendamente humano y humanista, una cinta tan existencialista y política como la misma Fury Road pero con monos y cerdos. No exageramos. Después de casi dos décadas reivindicándola, puede que haya llegado el momento de rendir culto a una de las obras más infravaloradas del medio. ¡Que viva Babe!

10. Fallout 3 (Todd Howard, Bethesda, 2008)

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En realidad puede valer cualquier juego de esta saga (iniciada en 1997, heredera del muy maxiano Wasteland, de 1988), pero nos vamos a quedar con el tercero por revitalizarla y porque todavía no nos hemos puesto del todo con New Vegas. Fallout es una fantasía post-nuclear que vuelve loco el medidor de intertextualidades, cruzando Mad Max, A boy and his dog y The Atomic Cafe y tomándose a guasa la paranoia americana de la Guerra Fría y el diseño de videojuegos moderno. Tanta referencia y postmodernidad agota a veces, pero en el fondo hay que quererlo: como simulador de páramo atómico no hay quien le tosa, salvo quizá la cachonda Borderlands.

11. Road Blaster (Yoshihisa Kishimoto, Data East, 1985)

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Unos moteros punkarras malnacidos se han cargado a tu mujer, así que tú te montas en tu carro y te echas a la carretera a curtirles el lomo. Lo normal si eres Mad Max, menos normal si eres el anónimo protagonista de Road Blaster (relanzado en Mega-CD años más tarde como Road Avenger), una película interactiva de aquellas que poblaban los arcades a mitad de los 80. No hace falta aclarar que es una explotación sin reparos del debut de George Miller, pero nos mola más entenderlo como «remake no oficial en anime en primera persona». La animación, resultona pese a la horrible compresión de vídeo, es de la Toei, y tiene un tema principal interpretado por la banda de rock japonés J-WALK (o Jaywalk) que es puro poderío AOR.

Tres canciones, 274. La elección de V

JAYWALK – ROAD BLASTER OPENING THEME

Mira que hemos investigado, pero nada, nadie sabe cómo demonios se titula este tema. Anda que eso nos va a frenar para recomendarlo. I know I’m gonna revive… when I am… on the road!

12. Snowpiercer (Bong Joon-ho, 2013)

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Un locurón en lo formal y en lo conceptual, una de las pelis más creativas de los últimos años. Bong Joon-ho (Memories of murder, The host) no se corta un pelo en su primera cinta en inglés y se casca un «Bioshock on a train» que empieza desmadrado y se vuelve más delirante y cruel a medida que avanza. Algunas de las ideas de este tren-mundo son tan excéntricas que es mejor aceptarlas y tirar para adelante. Créanme que compensa. Comparte con Mad Max cierta rabia de fondo, el movimiento perpetuo tanto físico como mental, un cinetismo desquiciado, la distopía post-apocalíptica mugrienta y cruel y un trabajo de coreografía y staging al alcance sólo de los virtuosos del cine.

13. Noé (Noah, Darren Aronofsky, 2014)

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La última peli de Aronofsky es una obra condenada a que nadie la quiera: los del fantástico renegarán de ella por el referente religioso, los del religioso se escamarán con su aproximación cafre e hiperestilizada al material, el gran público dirá que dónde está su espectáculo. Si consiguen ustedes pasar de fundamentalismos, de lecturas literales de mitos y de expectativas tradicionales, encontrarán un texto complejo, profundamente místico a la vez que ateo, ecologista y humanista (¿puede ser la peli más optimista de su director?), respetuoso e iconoclasta. El referente de Mad Max no se esconde y el propio Aronofsky lo ha aireado varias veces, tanto en la película como en su estupenda versión en cómic. Este Mad Noah es un hombre que vaga por una tierra muerta sabiendo que el apocalipsis se acerca, luchando contra carroñeros protopunk y cargando con el peso de ser el Último Hombre.

14. Fast & Furious 5, 6 y 7 (Justin Lin, 2011, 2013, James Wan, 2015)

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Acabamos con un tres en uno. ¿Cómo iba a perder la oportunidad de reivindicar la saga que más alegrías me ha dado en una sala en los últimos años? Tras cuatro entregas de tuning y carrerismo que daban toda la pereza, la serie se reinventó como cine de supergrupo y misiones imposibles con el desmadre como máxima seña de identidad. Si lo que les gusta de Fury Road son los stunts al límite y la creatividad aplicada a lo cafre, aquí tienen varias paladas; si lo que agradecen es su honestidad y frontalidad, tampoco les faltará; si aplauden su diversidad y representación de género, aquí se van a hartar. Las últimas Fast & Furious son máquinas de Rube-Goldberg fascinadas con el movimiento y el gag visual, nuevo cine de atracciones que sabe ser tonto de manera inteligente y cómplice con el espectador. Que el fulgor de Fury Road no nos haga olvidar los logros de los rápidos y furiosos.

@VtheWanderer