En el bar ‘El sabó’, de Torredembarra, quedamos con Alejandro Cao de Benós, el rostro y la voz de Corea del Norte en el extranjero, la conexión del país asiático con el resto del planeta. Viene de pasar varias semanas en Vespella de Gaià, y de ofrecer decenas de entrevistas en toda España en el marco de una noticia histórica: el fallecimiento de Kim Jong Il. Viajero (durante meses da conferencias sobre Corea del Norte por todo el mundo) y mediático, defiende el modelo de país en debates más o menos crispados y envueltos en polémica.

Bebe agua y, en la solapa, luce un pin con el rostro del líder. Esta vez no hablará tanto de política como de cultura y arte, aunque por la charla van a circular los conceptos más dispares y transversales: del socialismo a la pintura, pasando por el 15-M, el fútbol o la religión. Lo único que omitimos aquí, como ya es norma, son las reglas de Internet sobre síntesis, brevedad e inmediatez. Hora y media de conversación, tal cual, con el único objetivo de conocer. Antes de darle al ‘on’, Alejandro nos confiesa lo último que tiene entre manos, y con ello arrancamos.

Estás negociando una producción audiovisual noruega desde Corea. Cuéntanos.

Llevamos aproximadamente un año en trato con un productor en Noruega. Es una pequeña productora, sobre todo artística: no es un documental típico como hemos hecho en otras ocasiones. Esta vez se trata de una producción mezclada con arte, cine y animación. Será la primera vez que este tipo de pieza se haga en Corea del Norte. El productor estuvo conmigo en agosto del año pasado y se quedó maravillado con el país. Hemos ido puliendo el story board y está todo listo para llevarlo a cabo, si todo va bien,  en mayo de este año, justo después de las celebraciones del cien aniversario. Será algo muy especial, impactante, nuevo.

¿Habrá distribución internacional?

Creo que sí. Así lo han hecho ellos con sus anteriores trabajos. Se han presentado a muchos festivales internacionales y han tenido muy buena crítica. Y, de hecho, me quedé sorprendido con una cosa: la película ‘Cisne negro’, ‘Black Swan’, se basó en una de sus piezas, hecha en Rusia sobre la vida de una bailarina, sus aspiraciones y la dureza de esa lucha de una persona joven.

¿Se puede saber el nombre?

Aún no, por seguridad, pero en poco tiempo sí. En mayo ya no habrá problema. Tanto a nivel empresarial como a nivel de preparativos, la privacidad es muy importante cuando estás haciendo las cosas.

Cao de Benós, cara visible de Corea del Norte en Occidente. 

Vamos a imaginarnos un viaje a Corea del Norte. Llegamos y encendemos la radio. ¿Qué podemos escuchar?

Hay unas cuatro emisoras funcionando. Son todas nacionales. No escucharás ni la CNN, ni la BBC ni Radio Voice of America, que son básicamente emisoras de propaganda norteamericana. Todo eso está totalmente bloqueado. Tenemos unos jammers muy potentes. Sólo se puede recibir información emitida localmente. Puedes escuchar música: clásica, tradicional coreana, revolucionaria, pop; todo ello coreano. También puedes escuchar boletines informativos, obras de teatro y documentales radiofónicos que pueden hablar de avances científicos o de evolución histórica de determinados países. En general, tanto la radio como la televisión son medios de instrucción para el pueblo. No están basados, como aquí, en el consumismo ni en hacer dinero a costa de machacar a quien sea, sino en educar a las masas políticamente, culturalmente, científicamente y sobre todo en moral, en comportamiento. Desde los dibujos animados hasta las películas hablan de los valores humanos: del respeto, de la amistad, del honor, todos esos conceptos que parecen de Don Quijote y se perdieron. Pues continúan en Corea y se ensalzan. Crean armonía. Estar en Corea del Norte es como estar siempre en casa en familia, estés donde estés. Todos se apoyan entre sí. Es difícil explicarlo si no lo vives, porque parece realmente casi imposible. Aquí las propias familias están enfrentadas, entre padres, hijos y hermanos… ¿cómo vas a imaginar una sociedad de 25 millones de personas que se sienten como familia? Todo va en la misma dirección.

¿Cómo es el pop moderno en Corea?

No es como el k-pop o el j-pop, de Japón o Corea del Sur. Es música con toques electrónicos, con teclado y guitarra eléctrica, pero no llega a parámetros del heavy radical o el trash metal. Sería equivalente a música electrónica mezclada con pop, pero al estilo coreano. Esa música puede ser también revolucionaria, aunque sea pop. La hay de amor, sobre los paisajes de Corea, sobre que un chico quiere a una chica, hay una canción que dice que ‘las mujeres son flores del país’; también hay una canción destinada a los fideos y otra hecha a las patatas. Puedes encontrar muchos temas. Por un lado, está la clásica, después la tradicional coreana, más ancestral y antigua, luego la revolucionaria, donde se incluyen por ejemplo las marchas militares y del ejército, y después el pop, electrónico e instrumental.

¿Música clásica occidental?

Sí, sí. Bach, Schubert, Chopin… son clásicos que se escuchan mucho.


Una muestra de pop norcoreano: ‘아무도 몰라’ (‘Nadie Sabe’), de Chon Hyen Yong.

En el pop están todos los temas universales: amor, paisajes bucólicos… Es algo que no suele llegar de allí.

Porque está todo manipulado y lo poco que llega pasa por unos filtros y por unas tendencias ideológicas que hacen que las masas consuman el mensaje que se pretende. Siempre lo digo: los medios de comunicación son medios de manipulación de masas. Muchas personas son tan inocentes que no se dan cuenta de hasta qué punto pueden ser manipuladas. Uno lee un diario o ve la tele y ya cree inmediatamente que porque lo ha visto en ese medio ya es así. Y se cree que lo sabe todo sobre ese asunto o esa cultura o ese país. No se da cuenta de que en ese medio hay un consejo de dirección, unos redactores y unos accionistas, y que el propósito no es informar sino ganar dinero y utilizar esos ejemplares para manipular a las masas en una u otra dirección. La Razón, Intereconomía o Canal 13 TV no tienen nada que ver con Telecinco o La Sexta. La misma noticia tiene visiones opuestas. La imparcialidad periodística no existe. Por desgracia, además de la ignorancia que hay sobre Corea del Norte, no existe ningún interés en dar una imagen positiva o conocer la realidad del país. Sería peligroso para el capitalismo que se tomara a Corea del Norte como referencia ni siquiera en un aspecto: la ausencia de drogas, de prostitución o de violencia de género.

Desde un punto de vista optimista, el enfrentamiento de ideas entre medios te educa a no confiar a ciegas en ninguno.

No, creo que no. El pueblo, la masa, la mayoría de personas, como ya decía Maquiavelo hace muchísimos años, es manipulada por esos medios y no es capaz de darse cuenta o de pasar por encima de eso. Porque sigue una tendencia política y es fiel, cree ciegamente, aunque la información le venga totalmente distorsionada. En general y por desgracia, en las masas sólo hay una elite intelectual que es capaz de pasar por encima de ese teatro, de esa proyección de los medios, con un raciocinio propio. Eso siempre ha pasado en la historia. Sólo un grupo de personas se dan cuenta de esa situación. La mayoría se nutren de lo que les dan.

En Occidente siempre hemos vivido la contraposición de alta cultura con cultura popular, o cultura pensante y cultura amansante. ¿En Corea hay una sola cultura?

Hay una sola cultura, aunque desde luego no todo el mundo se puede dedicar a la política. Hay diferentes capacidades. Habrá personas que son buenas trabajando en el campo y otras en la universidad o en la biblioteca. En las revoluciones tradicionales como marxismo, leninismo o revueltas comunistas el intelectual era un ente peligroso para la revolución, al pertenecer a la clase burguesa y adinerada, pues podía permitirse irse a estudiar al extranjero, mientras que el resto eran campesinos y obreros. La clase intelectual se veía como un potencial enemigo para la revolución. En Corea la interpretación de nuestro líder, Kim Il Sung, fue totalmente distinta: hay que nacionalizar todas las tierras, eliminar latifundios, de acuerdo. Ahora bien: las personas que están educadas pueden y deben contribuir a la revolución. De ahí viene que el partido del trabajo de Corea es el único en el mundo con estos tres símbolos: la hoz, que representa a los campesinos, el martillo, a los trabajadores y el pincel, a los intelectuales. No se quemaron templos, sino todo lo contrario. Los mismos monjes cristianos o buddhistas apoyaron la revolución comunista.

¿Entonces un campesino y un alto miembro del partido acceden a la misma cultura: leen lo mismo, ven lo mismo?

Exacto, no hay diferencia en eso.

Muestra de pintura norcoreana expuesta en ‘Flowers of Kim Il Sung’ en Vienna, 2010.

Seguís teniendo libertad religiosa.

No sólo es libertad religiosa. El gobierno paga las iglesias protestantes o los templos budistas que arrasaron los Estados Unidos. Además, dentro de la propia idea ‘juche’ hay muchos elementos espirituales que no serían aceptados por un materialismo puro, un materialismo dialéctico; por ejemplo, la espiritualidad respecto a que el alma es un ente inmortal separado del cuerpo y que continúa viviendo cuando uno fallece. Son creencias espirituales que van más allá del materialismo clásico y que se siguen practicando hoy en día. No hubo una revolución cultural que destruyese todo ese legado, como sí hizo la China de Mao. Antes de la revolución, sí que había clases diferenciadas, con burgueses, aristócratas… y, lógicamente, los japoneses que ocuparon el país y fueron los dueños y señores de Corea. La idea consistió en unificar a la gente en una sola familia, con una figura del padre, que es el líder, y actúa como centro cohesionador de esa sociedad.

Choca que haya simbología religiosa tradicional coreana. El monte Baektu ha sido la cima desde la que bajó el dios sol, el fundador del país. Esa simbología se adapta al nacimiento de Kim Jong Il, se amolda de alguna manera.

No es que se adapte… Son dos cosas diferentes. Una es el nacimiento de Dangun, fundador de la raza coreana, y eso viene ligado a la creencia del cheondo, cheondoísmo, del cual existe un partido político. De los tres partidos que hay en Corea, uno es religioso, que es el partido cheondoísta. Luego está el partido socialdemócrata y el del trabajo. Es una creencia animista en la que se realizaban rezos a la naturaleza, se hacían ofrendas de frutas a los reyes… Eso es una parte de la historia coreana. Aparte de la historia ancestral, no es que se adapte, sino que Kim Jong Il nació en el monte Baektu, en las guerrillas y fue criado por soldados. Ya según el propio buddhismo, no sólo según el cheondoísmo, cuando una gran alma reencarna en cuerpo de hombre o abandona el cuerpo humano, suceden fenómenos naturales especiales. Cualquier creyente buddhista de China, de Singapur, de Corea o de Taiwán te dirá que eso es así. Son elementos que se han ido incorporando en la cultura en la que creen los coreanos de forma general, aunque no profesen esa religión: el número de religiosos inscritos es muy pequeño. A pesar de no ir a misa o al templo cada domingo, sí tienen unas creencias espirituales como es la de que ante la reencarnación o el abandono del cuerpo físico se producen fenómenos como el arco iris.

Aquí tenemos el mesianismo asimilado en nuestra cultura.

Sí. En nuestro caso viene de la cultural oriental, del buddhismo, que a su vez lo toma del hinduismo. Tenemos que remontarnos a miles de años atrás, a los libros en sánscrito, y se va esparciendo hacia el norte, mezclándose con elementos confucionistas y moralistas que también existen en la sociedad. Hay una simbiosis entre moral, con estos principios de respeto a los adultos, a los padres o al maestro, combinada con los principios buddhistas y, a la vez, acoplado a la creencia socialista. Es un compendio muy curioso, porque es el único lugar del mundo donde pasa esto.

El monte Baekdu (2.744m.), símbolo de Corea. Junto a él, el Lago Celestial.

Aquí se hace inconcebible que un comunismo tenga simbología religiosa.

Es que no es simbología religiosa… Si hablamos de religión, hablamos más de un estamento, de algo organizado. El Monte Baektu es un símbolo de nación porque es el monte más alto del país, considerado símbolo incluso en el sur, al ser la montaña más elevada. Eso tiene también una interpretación poética, muy importante en la forma de ser coreana: todo se adorna con poesía y belleza, mientras que en Occidente todo es más práctico. Ahora hablaba con un compañero de Oxford que está estudiando estos temas. Es mejor hablar de conceptos espirituales más que de religiosos.

¿Cómo se refleja ese sentido de la poesía en el arte coreano?

Se refleja en todo, cada día. Allí los artistas no tienen que subsistir, como pasa en otros países. Allí no existe desempleo: quien vale para artista, para pintor o para músico puede manifestar su capacidad sin preocuparse de comer o de vivir, porque el gobierno te lo entrega todo. Se ve incluso en el tratamiento de habla. Cuando las personas te hablan, ves que todo está adornado, y es difícil de entender. Por ejemplo, cuando saludas a una chica, lo que aquí se consideraría un piropo: ‘Tus ojos son como el amanecer de verano’ y se usaría como un elemento de cariño o sexual, allí se produce de forma regular. Es una forma de respeto, de hacerlo todo más bonito y más armonioso. Se valora mucho que la sociedad viva en armonía. El bienestar colectivo está por encima del bienestar privado, o del egoísmo. Ésa es la idea socialista.

¿Tiene cabida la idea del artista como una estrella?

No, no, porque no es una sociedad individualista en la que tú busques la fama, la gloria o el dinero. Eso no existe. Tú te conviertes en famoso cuando el pueblo te aclama por tu trabajo. Es el pueblo el que decide, no el hecho de que tú quieras ser famoso. El pueblo te va a promocionar o te va a respetar para que te conviertas en famoso. Pero no existe la moda, ni los paparazzis ni la prensa rosa. Cuando eres famoso, te saludan pero con muchísimo respeto, sin avasallarte.

La pintura suele ser anónima. ¿Va en esa línea?

Es muy habitual precisamente por eso. Los profesionales del arte no van buscando su propia gloria. Hay una cosa muy típica que son los héroes anónimos, que es cuando alguien hace algo único: salvar la vida de mucha gente cerrando un tanque de gas que iba a explotar, estando a punto de morir en el intento; o una persona que rescata a un hijo de un compañero antes de salvar al suyo propio, que falleció. Y piensa el padre: ‘Es igual, es como si fuera mi hijo’. Hablamos de ese tipo de conciencia de dar tu vida por la ideología, por el bienestar común y no por el privado. Ésa es la base de los héroes anónimos. Además, no buscan ningún reconocimiento, porque los coreanos son muy tímidos. Es bastante feo pavonearse de las cosas delante de los demás, cosa que aquí, cuando haces algo, vas rápido a contárselo al otro. Se valora mucho la humildad y la honestidad, ese no anunciar tus logros. Entonces es cuando esa persona se convierte, por decisión popular, en un ejemplo a seguir, o se le entrega el título de héroe de la República.


Otro tema pop norcoreano: ‘도시처녀 시집와요’ (‘Chica de la ciudad viaja a un pueblo para casarse’)

¿Hay alguna obra que, con su historia, refleje de manera clave ese concepto?

Muchísimas. Es el día a día. Están en todas partes, en cualquier película o serie de dibujos. Es raro encontrar la pieza que no refleje eso, esté basada bien en hechos históricos o en la actualidad, por ejemplo: una trama en la que alguien envidia a otro porque ha conseguido un puesto. La película viene a demostrar al final que la envidia es muy mala y que lo que tienes que hacer es apoyar a tu compañero.

(Más ejemplos: ‘Las cometas vuelan en el cielo’, 2008, sobre el caso real de un maratonista dedicado a cuidar huérfanos, ‘El diario de la colegiala’, 2006, sobre una adolescente rebelde que cuestiona la dedicación de su padre, científico, a su patria y ‘El mapa manchado de sangre’, 2002, sobre una familia que lucha unida contra los invasores japoneses).

Allí hay mucha animación, una industria potente.

Se exporta muchísimo al exterior. Corea del Norte es de los pocos países que hace toda la animación a mano. Hay animación española que ha hecho partes o series enteras de dibujos animados en Corea.

¿Hay escuelas de animación?

Sí, y la principal empresa se llama SEK. Estos estudios han hecho, por ejemplo, una parte de ‘El Rey León’… y han trabajado para Disney, siempre secretamente y normalmente a través de terceros países, porque como estamos en guerra con los Estados Unidos…

¿Pero en Corea está mal visto trabajar para Disney?

No, no, no. El problema lo tienen ellos, los Estados Unidos. Oficialmente no han querido firmar la paz, no existen relaciones diplomáticas y estamos bajo bloqueo de Estados Unidos. Nosotros no tenemos inconveniente en trabajar para empresas norteamericanas pero en el momento en el que ellas lo hicieran les cerrarían, perderían todo su negocio. La única restricción que existe en el comercio con Corea es el armamento. En lo demás, no hay limitación. Con España se puede hacer desde dibujos de animación hasta traer contenedores de hierbas medicinales. Es sólo un ejemplo. Se están haciendo muchas cosas pero mucha gente no quiere que se sepa, por la imagen. Luego están los paparazzis y esos medios de comunicación que aprovecharían esa noticia para intentar hundir a Corea y a esa empresa.

También hay una escuela muy potente de pintura.

Hay varias. La más importante es el centro artístico Mansudae, no sólo en pintura, sino también en escultura, mosaicos… Todas las esculturas de bronce del presidente Kim Il Sung y otras que se han hecho en países como Namibia o Laos proceden de ahí. Es el centro con mejor reputación.

¿Todo anónimo?

Normalmente, sí. Sólo se pone el nombre si tú lo pides. Por ejemplo, alguien que pide 50 óleos con motivos naturales para un hotel en Dubai. Si al que hace el encargo le interesa que quede firmado y lo pide, se firma.

Muestra de pintura hiperrealista norcoreana en la fachada de la Escuela Mansudae

Hay obras titánicas, como la Torre Juche o esculturas de Kim Il Sung.

Exacto. La Torre Juche es el obelisco más alto del mundo. También tenemos el Arco del Triunfo, que también es el más grande del mundo, en ancho y alto, incluso más que el de París. También tenemos el Estadio Primero de Mayo, que es el más grande, con 150.000 asientos. Se acabó en el 89 y 32 años después sigue siendo el más grande. El hotel ya no es el más grande del mundo porque le superó el Bur de Dubai. Tiene 105 pisos de altura. La fuerza constructiva está muy avanzada. Se produce muy rápido porque se utiliza al ejército. En abril se acabarán 100.000 nuevas viviendas que se regalarán a los ciudadanos, con motivo del 100 aniversario. Son casas gratuitas, de 100 ó 120 metros cuadrados, con mármol… son viviendas que aquí costarían de 300.000 euros para arriba. Y se entregan listas para vivir, con frigorífico, calefacción… con todo.

¿El hotel ya se está acabando?

Sí, en abril se espera inaugurar las primeras plantas para alojamiento. Ya están operando las oficinas en el pico, en la parte superior, que aprovechan para las telecomunicaciones. El 3G está instalado. La empresa ya opera desde el tope de la torre.

¿3G? ¿Habrá algún tipo de intranet o acceso a Internet?

Intranet y 3G, ambos existen. Puedes acceder a la intranet desde tu casa, desde la cafetería o la biblioteca y allí tienes conexión gratuita. Puedes chatear, usar el mail… puedes hacer todo pero dentro de Corea del Norte. Es igual que el teléfono. Si te quieres comunicar con el exterior, para llamadas internacionales tienes que ir al Ministerio de Telecomunicaciones, a cabinas para internacional. No puedes comunicarte directamente con el móvil.

Volvamos al cine. Las películas transitan por el héroe anónimo, por la educación nacional, moral…

E histórica también, para que las nuevas generaciones sepan lo que es Corea. Los chavales no saben lo que es la guerra. Corea ha pasado por una ocupación. De 1905 a 1945 son 40 años de ocupación japonesa y esclavismo. Los niños de 7 años tenían que trabajar en la mina hasta que morían y las chavalas eran forzadas en la prostitución para el ejército nipón. Fueron 40 años de miseria: no podías hablar tu lengua, vestir tu ropa… eras un súbdito de los japoneses. Luego vienen los americanos, lanzan una guerra contra el país, bombardean todo, masacran a la gente… hubo que vivir bajo tierra porque no quedó ni un edificio en pie. Los chavales no conocen ese sufrimiento. Hay que educarles en la historia para que no vuelva a suceder, para que no abandonen la soberanía y el socialismo, como ha pasado en Vietnam, que han abandonado su ideología. Todos los veteranos que lucharon para evitar una ocupación americana… ahora el país pertenece otra vez a Estados Unidos económica e ideológicamente.


Trailer de ‘Empress Chung’, cinta de animación coproducida entre las dos Coreas. Toda una rareza.

¿Qué volumen de producción de cine hay al año?

Es difícil…, pero según la última vez que pregunté en los estudios de cine, se suelen producir unas 30 películas al año, aunque son datos de hace cuatro o cinco años.

¿Cómo son esos estudios?

Tienes post-producción, la zona administrativa, con oficinas, y luego una barbaridad de hectáreas con escenarios europeos, japoneses, imperiales, antiguos. Son estudios muy grandes, pero a nivel de efectos especiales tipo Hollywood, es todo mucho más espartano.

A nivel de estilo, ¿cómo dirías que son las películas?

Es estilo juche, el que marca la ideología. Es un estilo socialista coreano. Tiene influencias soviéticas, sobre todo al principio. Tiene un toque ruso o japonés a nivel de cultura, más que con China. Le encuentro más similitud, incluso a nivel de carácter de los actores, con Japón, con algunas películas japonesas clásicas, lógicamente no hablo de manga ni nada de eso.

La única película que hemos conseguido del país es la famosa ‘Pulgasari’. (Una suerte de ‘Godzilla’ a la norcoreana). ¿La has visto? ¿Qué te parece?

Sólo fragmentos (risas). Me parece graciosa. Es lo que hablábamos de la influencia japonesa… Está clarísimo que el estilismo viene de ahí. No es típico hacer películas de monstruos. En Corea no existen las películas de terror ni, lógicamente, el cine basado en el sexo o las drogas. La gente, de origen, no sabe que existen las drogas, por lo que es impensable hacer algo tipo Almodóvar. Este tipo de decadencia humana no existe, o películas que puedan alentar al suicidio o a la agresividad. ‘Pulgasari’ es una excepción. Yo no he visto ninguna otra película similar. Incluso ni para niños se suelen hacer filmes de monstruos. Son más suaves, basadas en personajes animales como cerditos o cabras, que hablan e interactúan. De hecho, alguna vez he traído aquí a amigos norcoreanos, ¡pero no chavales, sino ya gente mayor, de 45 ó 50 años! y por hacer el experimento fuimos a ver una película de terror… pero ni si quiera de miedo miedo… (piensa), ‘Blade’, por ejemplo, y no fueron capaces de verla. Se tapaban la cara y se tuvieron que ir, como si fueran niños pequeños. Era demasiado para ellos. No tienen ese concepto de terror.


Trailer de ‘Pulgasari’ (Chong Gon Jo, Shin Sang-ok, 1985)

¿No es nocivo que la única peli que nos llegue sea algo tan excepcional como ‘Pulgasari’? ¿No sería bueno poder consumir aquí cine norcoreano?

Sí, de hecho hay algunas cosas circulando por Internet. Lo que pasa es que no ha habido ningún interés. Pronunciar el nombre de Corea del Norte en España hace 10 años era casi impensable. Si alguien hubiera mostrado interés, no habría encontrado ninguna información. Ahora, en cambio, parece que está de moda, a raíz de los medios de comunicación… Yo también he tenido gran culpa de que haya surgido un interés. Ya empiezan a llegar algunas cosas. A veces se capturan unos cuantos dvds y se hacen series de festivales. Casa Asia, en Barcelona, lo hizo, coincidiendo con una exposición de carteles itinerante. A la par, hubo una exhibición de cine norcoreano. Hasta hace tres años no se había traducido ninguna película. Eso también es una dificultad. Ahora ya hay 8 ó 10 películas que están traducidas al inglés, según mis últimos datos.

¿Dónde se podrían conseguir?

Hay algunas en la tienda dela KFA, que se pueden conseguir en Internet. Y, si no, en Pyongyang.

Conseguimos ‘Pulgasari’, por ejemplo, por la potencia de Megaupload y plataformas de este tipo. ¿Ese cierre va a frenar el contacto entre culturas?

Seguro. La cultura tendría que ser libre y gratuita como lo es en Corea del Norte. Allí es impensable pagar por disfrutar del teatro o escuchar música. La cultura pertenece al pueblo, es libre y gratuita. Igual que los impuestos. En Corea no existen los impuestos sobre las personas físicas. Que te esté reclamando Hacienda unas tasas desproporcionadas… nada de eso existe.

¿Yo puedo ir al cine tranquilamente en Pyongyang?

Si fueras norcoreano no habría problema. Como extranjero tienes tus limitaciones por ley, ya que al ser de fuera y al ir la primera vez estás bajo lupa. No es porque no quieran ellos, sino porque está escrito en la ley, por seguridad, para proteger al país de influencias exteriores.

Sí tenéis un festival de cine que recibe películas de otros países.

Es internacional y bianual. Es el festival internacional de Pyongyang. Se hace en un auditorio muy grande. Se suele hacer en abril. Presentaron, por ejemplo, ‘Quiero ser como Beckham’, y vienen películas de muchos países, como Irán, Rusia, China… todo el sudeste asiático lleva sus mejores películas. Está abierto a toda la población.


Fragmento de ‘Pyongyang Nalpharam’ (2006), cinta de artes marciales norcoreana 

¿Has visto el cine que se está haciendo ahora en Corea del Sur?

He visto algo. Me parece terrible. Es excesivamente violento, llegando hasta un punto casi animal… con cosas que creo que no harían ni los animales. Vi una muy famosa… ¿cómo se llamaba? ¿‘Bad boy’?, ¡’Old boy’!. Fue terrible, terrible. A la media hora ya quería quitarla, pero aguanté para acabar de ver qué habían hecho. Tienen muchos más medios que Corea del Norte y muy buenos actores, pero están derivando y creando una especie de cine de culto a base de violencia desmesurada y de intentar generar en el espectador ese sentimiento de venganza contra mafiosos. Veo mucha violencia. Las películas de terror que he visto suelen ser mucho más encarnizadas. No es terror tanto psicológico o de thriller sino más orientado al gore, a la sangre, a cosas muy crueles. Sinceramente, no me gusta.

Quizás pequemos de optimistas, ¿pero no podría ser este tipo de cine una especie de cuento cautelar, de aviso de ejemplo a evitar, útil para una población bien educada?

Personalmente, no lo creo. ¿Sabes que Corea de Sur ha superado a Japón en índice de suicidios? Corea del Sur es el país con más suicidios del mundo. Y, además, existe desempleo, hay muchas personas que viven en la calle, existen las mafias, igual que las yakuzas en Japón, están todos metidos en corrupción… El estamento político está totalmente separado del pueblo, más o menos como sucede en España, pero allí el territorio es más salvaje y son mucho más radicales. Un chaval de 14 años no es capaz de discernir y va a tomar como referencia ese tipo de comportamientos: va a soñar con que es millonario, con que tiene 200 chicas y controla medio Seúl. Los chavales se pasan el día imitando a Spider-man, así que imagínate si hablamos de ese tipo de influencias. A un nivel de adulto y de persona entrenada psicológicamente, es verdad que no le va a afectar o que va a poder mantenerse al margen, pero cuando están alentando la violencia y la sed de venganza siempre se te queda algo y al final acabas soñando con esas imágenes. Aunque tú te creas que estás blindado, hay algo dentro de ti que te está influyendo y puedes tener pesadillas por las imágenes que se han quedado en tu subconsciente.

Espanta creer que sólo haya dos opciones, dos extremos, y que no tengamos un filtro.

Ahí tienes ejemplos sobre todo en Estados Unidos y en la meca, que es Hollywood, con la cantidad de suicidios y de asesinatos que se producen basados en películas. Son muchísimos. Lo vuelvo a decir: tú estás tomando como referencia ese grupúsculo social pequeño que es capaz de darse cuenta de que los medios le manipulan. La mayoría del pueblo no es así. Por eso, los mismos que alzaban la mano a Franco y eran fascistas o requetés pueden estar ahora en Izquierda Unida, como el mismo Carrillo, que era secretario general y ahora va por otros derroteros. La gente cambia de chaqueta, muchos por interés y otros porque se dejan llevar. La mayoría van a dejarse llevar: esos mismos que vivieron bajo una República, vivirán bajo un fascismo o bajo un sistema corrupto. Si la masa popular pudiera ser tan inteligente como para formar parte de la clase intelectual, entonces sí podría ser como tú dices, pero no es así.

Continúa en la segunda parte.

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