Me llegó a casa un inofensivo catálogo del Lidl con cinco o seis páginas con instrumentos musicales y accesorios: guitarras, bajos, baterías, taburetes, atril para partituras, bongos y hasta armónicas. Fui a por esto último, sin confiar en que nada de eso pudiese estar en un Lidl que básicamente es más parking que supermercado, y, en efecto, las armónicas por cuatro euros no estaban (¿agotadas?) pero allí, cerca de los congelados, quedaba una guitarra eléctrica con su amplificador y algún taburete.

No sé, imaginé a un grupo nutriéndose de instrumentos de marca blanca allí, en el puto Lidl, y me pareció algo triste y desolador, como estar condenándose de antemano. Imaginé a una señora mayor preguntando a un encargado asqueado de la vida: ¿Se os ha acabado la serie Road Worn de Fender con pastillas tex-mex y el mástil en arce? (tecnicismo extraído del número 11 de la revista ‘Cutaway. Guitar Magazine’).

Una coincidencia: tenía en la cabeza la frase tonta “y formaré una banda de rock / eso es lo que hago mejor”, extraída de la canción ‘Maggie despierta’ de M-Clan (una versión de Rod Stewart). Me subí al autobús y sonaba por la radio; no tardó mucho en caer esa frase. Nada del otro mundo: debe ser una de las canciones más radiadas de la banda. Una rareza: en Teletaxi TV vi (sólo estaba zapeando, lo juro) el videoclip ‘Nosotros somos los zíngaros’, de Los Planetas. Salen peluches recreando escenas y al final se les encaraman a los miembros del grupo mientras tocan en el estudio. Divertido. ¿La pinchará Justo Molinero en la radio, entre Leo Rubio y los Cantores de Híspalis?

Un descubrimiento: ¿Sabían que Juan Pardo es gafe? En los ambientes musicales, se rumorea que la sola mención de su nombre tiene efectos devastadores. El dato aparece en el libro ‘Sin vuelta atrás. Conversaciones con Ariel Rot’. Hay un momento en el que el guitarrista argentino tiene que hablar del personaje por una relación en cuanto a estudios de grabación y las siglas usadas son JP. Luego el entrevistador aclara que se refiere al ex miembro de Los Brincos y al que formó un dúo con Júnior pero nunca se nombran los dos motes malditos, como si fuera Pepe Vélez, no sea que.

¿Que por qué cuento todo esto, esta arbitraria ristra de antianécdotas pseudomusicales, cual diario adolescente? Porque llevo una semana (el tiempo en el que han sucedido estas cosas) sin demasiadas ideas, quizás por estar dándole vueltas a una lapidaria frase atribuida a Frank Zappa (aunque algunos dicen que es de Elvis Costello), que para meterle caña a la crítica dijo un día: “Escribir sobre música es como bailar sobre arquitectura”. Grande, ¿no? Da, al menos, para reflexionar un poco, o solucionar un artículo cuando amenaza la sequía creativa, como un instrumental si no salen las letras o igual que decir ‘Todo lo que tengo que decir es que no tengo nada que decir’, como cantó Fito (Cabrales) en su mejor disco. ¿Crisis? Considérenlo sólo mi disco en directo, mi prescindible recopilatorio navideño. O el inicio de una nueva etapa, más madura, más personal, más reposada, como dirían los artistas del montón en las entrevistas promocionales.

raúl