Más kaiju y menos galliforme que nunca, los cesetanos Oterino y Santiago dejan atrás las radioactivas islas de Whiskyn’s, Lax’n’Busto o Juan Zarppa para mutar en quimeras con dientes y garras propios con los que arrasar algún terruño indefenso. Y, desatando sus lásers sobre los edificios del fandom, atacan con un larga duración en el que el desprevenido transeúnte resulta ser la cotidianeidad, el mundo de la treintena, la épica literaria de un Alasdair Grey y los estilemas de la hiperrealidad. Pop y post-pop, synth tunes, electro-ballads y hasta algún rugido de kraut rock en un compacto que pisotea la brecha postmoderna de Borgmann a paso de kaiju-eiga.