¡Pero mire usted qué cosa! Hemos cumplido 50 programas y aquí estamos, como si fuera lo más normal. Somos así de humildes, además de excelentes radiofonistas y padres (¡ideólogos!) del mejor show que pueden encontrar en las ondas. En casi 70 minutos lo demostramos metiéndole mano a nuestro Momento Morlaco, el horror sonoro de Mrs. Miller, las Retraportadas que nos trae Jaime B. o incluso el ya legendario y olvidado rap de Cano el Cuarto.

Cuenta Gabilondo que la radio siempre fue la mujer y la tele, la amante. Para nosotros, el texto es la familia y la frecuencia modulada los picos pardos, los escarceos crápulas con la paracultura. Aspiramos a trajinar whisky a altas horas de la madrugada entre sección y sección y a hacer el programa algún día en calzoncillos. Queremos alcanzar la categoría de dinosaurios y tener, de aquí a un par de décadas, una de esas voces imperiales y reverberantes de emisora antigua. La FM se nos alojó pronto en la cabeza, ya fuera en carruseles, humores noctámbulos o madrugadas de misterio. Pero como a la amante que es, a la radio se la sodomiza según convenga. Por el amor al arte, la pervertimos como niñatos. El rigor es volátil y la formalidad, aquí, dura bien poco. Nos gusta lo meta, el guiño, el juego, el plagio (el autoplagio) o la experimentación porque sí. A veces nos pasamos de barra de bar, pero el homenaje a la onda herziana está implícito desde ya, desde el primer segundo en el que empieza…. La inercia.

Y, de regalo, las portadas que nombra Jaime B.:

lastbattle

donkeykong