«He entrado en catarsis infinitas veces escuchando el interminable fade-in de ‘Noches árticas’. He leído una y otra vez la letra de ‘Ocho y medio’ y he llegado a la conclusión de que es imposible escribir mejor una canción. Se me han quedado clavados en la mente, para toda mi vida, los acordes de piano de ‘El mundo en calma’. He intentado conciliar el sueño sin éxito imaginando durante noches eternas qué aspecto debe tener el ‘Loco’ Tomás. He pensado que yo era el hombre que casi conoció a Michi Panero. He reído y no llorado escuchando la ‘Historia de un perdedor’. Todavía existen experiencias personales que afloran en mí cuando suena ‘Autoayuda’ (y aún me hacen sangrar). He soñado con follarme a una puta en Ámsterdam mientras a mi lado, sonriente, un tipo con aire extraño mueve los dedos y los brazos haciendo ver que reproduce la melodía de ‘Gang Bang’. Todo esto y mucho más es lo que Nacho Vegas representa para mí».

No sé muy bien para qué sirve la música, ni si existe música buena y mala o todo depende del receptor, pero releyendo estas líneas (que escribí con alguna variación hace ya casi siete años) comprenderás, Nacho, que has sido una persona con una poderosa influencia sobre mí. No gritaré a los cuatro vientos que fuiste como el hermano que nunca tuve o como ese amigo mayor que te demuestra, a base de hostias, que la vida puede ser más complicada de lo previsto, porque no fue así. Pero me acompañaste en momentos significativos. Traspasaste la barrera puramente artística o cultural para convertirte en algo vívido, casi tangible. Quizás fue una cuestión de azar, el consabido lugar y momento indicado, pero Nacho, los motivos ya no importan, se han convertido en simples anécdotas sometidas a unos hechos biográficos. Lo fundamental en este momento es que, para lo bueno y lo malo, estuviste ahí, conmigo.

nachovegas2

Esta carta no la escribo para discutir de discos buenos o malos, de canciones más o menos conseguidas ni de si me decepcionaste o no en tu faceta artística (aunque ya que el tema sale a relucir, reconozco, sin acritud, que lo hiciste). Nacen estas líneas de la necesidad de purificarme, de vomitar todas las calamidades que tú, Nacho, desde tu desconocimiento, me has hecho pasar; no hay rastro de venganza ni de malicia en esta misiva, si acaso considérala como un grito enrabietado pero inocuo de alguien que hace demasiado tiempo que sufre en silencio. Siempre creí que serías un refugio impenetrable en el que esconderme, que tu talento no dejaría de maravillarme y que cada nuevo disco tuyo sería una celebración para mis sentidos. Qué estúpido fui (y qué poca culpa, en realidad, tienes tú de ello).

Si algo me molesta de toda esta historia es que tú, bendecido con la capacidad de engendrar creaciones únicas y especiales, al alcance de nadie más, te hayas convertido en una caricatura del cantautor de izquierdas, en un oveja más del rebaño y no la negra. Joder, Nacho. Tú no has nacido para ser Ismael Serrano o Labordeta, la cara visible de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca o la voz del pueblo. No necesito de ti conciertos en sedes bancarias, canciones populistas ni himnos generacionales. Jamás te pedí, por justos que sean tus motivos, por más loables que sean -lo reconozco y los aplaudo- tus ideales, que utilizases tu ingenio para criticar a la clase política, ni que transformases tu micrófono en un altavoz dirigiéndonos raudos a las barricadas. Hay otros que pueden cumplir con ese papel; tú estás hecho, o al menos así lo pienso, para algo más que eso. Lamento que puedas no estar a tiempo de corregirlo y acabes convirtiéndote, como dicen de aquellos futbolistas poco esforzados sobre el rectángulo, en un talento desperdiciado.
nacho4

Quién soy yo para juzgarte así, te preguntarás, y no te faltará razón. Soy sólo un aficionado más de los que van a tus conciertos, compran tus discos y te consideran la mejor pluma de la música en castellano. No sé si eso me da derecho a hablarte en estos términos, pero entenderás, o al menos eso espero, que en virtud de la relación que nos une -anónima para ti, pero muy intensa para mí- considere legítimo expresar mis sentimientos en público. Y ahora que ya nos conocemos un poco, voy a abusar de tu confianza y me voy a permitir el lujo de citarte para concluir y dar un sentido a todas estas reflexiones.

Nacho, seré breve: te he perdido, y esto duele.

Con cariño.

Adrián Muñoz

ACTUALIZACIÓN: Nacho Vegas ha respondido amablemente a esta carta en Twitter.