La sensación que desprenden los Triángulo de Amor Bizarro es que no son un grupo de convenciones. Parecen sentirse cómodos haciendo lo que les pide el cuerpo, sin tener en cuenta lo que se espere de ellos o, todavía más importante, lo que se vaya a decir de ellos. Quizás por eso hacen conciertos que no llegan a los 50 minutos y en su manual de comportamiento tienen marcado en rojo no hacer bises por mucho que el público lo suplique.  Los TAB no dan al público lo que pide, sino que ofrecen lo que tienen. Algunos pensarán en soberbia, pero yo prefiero entenderlo como un ejercicio de modestia.

En todo caso, si la noche iba a consistir en destrozar algunas normas, la primera no tardó en asomarse por la puerta. Un jueves por la noche y una buenísima entrada en la Sala El Cau de Tarragona para ver a un grupo (supuestamente) independiente. En realidad, las caras eran más o menos las de siempre (aquí nos conocemos todos), pero esa noche todos los llamados a filas fichamos sin excepción, lo cual no es habitual.

TRIANGULO

Foto: Luis Pérez Contreras

Empieza el concierto y me sitúo con mis acompañantes en la parte de atrás. Primera canción y primer problema de sonido: a Isa le falla el micrófono. La acústica no es demasiado buena, si bien es cierto que ni el público ni los TAB parecen preocupados. Todos sabíamos a lo que veníamos: a escuchar un poco de ruido, disfrazado de melodías, pero ruido al fin y al cabo.

Foto: Luis Pérez Contreras

Poco se puede decir de los TAB en directo que no se haya dicho ya (¡tópico!), pero aquí va una pequeña lista (¡de tópicos!): son una apisonadora en directo, disparan canciones como balas que suenan como balas, enganchan un himno tras otro sin concesión para el público, no se están con milongas y prefieren el contragolpe rápido al tiki-taka. En este sentido, y siguiendo con la metáfora, son muy cholistas: el suyo es un espectáculo más físico que técnico, más crudo que hermoso, más efectivo que efectista.

TRIANGULO4

Foto: Luis Pérez Contreras

Me dicen mis compañeros que no distinguen una canción de otra, y yo les replico que no podría importarme menos, porque no estamos aquí para apuntarlos con el dedo y acusarlos de ‘falta aquella’ o ‘falta la otra’, sino para rebozarnos por el suelo, perder nuestra voz y recibir a pecho descubierto algunos de sus (no tan hirientes) balazos. Que quizás esto no sea punk y aquí no estemos por la labor de hacernos un pogo como dios manda, pero en un concierto de TAB cuantas menos neuronas mantengas activas, mejor.

El playlist de títulos bizarros / Withor

Cuando faltaban unos 15 minutos para el pitido final, avancé (con enorme facilidad) a la primera fila, coincidiendo con los mejores momentos de la actuación. Allí engancharon  Estrellas místicas-Amigos del género humano-De la monarquía la criptocracia-Ellas se burlaron de mi magia y por un momento mientras bailaba pensé que es verdad, que la catarsis está ahí al alcance de nuestra mano, que el trance no está reservado a unos pocos afortunados, que se trata de desear algo y dejarse llevar, sin pensar en que el sonido es una mierda, que aquí no baila ni Perry o, todavía peor, que el puto bajo entra tarde. Lo dicho: estábamos en un concierto de TAB y todos sabíamos a lo que veníamos.

Crónica: Withor

Fotos concierto: Luis Pérez Contreras