Es viernes. Es FILM DE SEMANA. Aquí tienen dos recomendaciones cinematográficas de éste que les escribe, aka Melón Tajá En Mano, para estos próximos días. Ustedes verán qué hacen.

‘EUROPA’
(LARS VON TRIER, 1991) 

En 1991, mientras tomaba mi primera comunión sin oposición ni alternativa intelectual, Lars Von Trier triunfaba en diversos festivales con su tercera película: Europa, un drama bélico (por clasificar lo inclasificable) con nazis, trenes y otros elementos aparentemente antiguos pero cargados de matices ideológicos y sociales todavía vigentes en nuestros días.

Como en cada película del danés errante, la oscuridad no solo es conductora narrativa sino también estética. Su trama, además de sumamente original, actual y vanguardista, muestra esa actitud crítica y ácida que tanto gusta a seguidores y descubridores de este aficionado a provocar idiotas haciendo el idiota. El poder visual de esta gran obra no es digno de pequeñas pantallas, que conste en acta.

Las miserias humanas puestas sobre el tapete. Sin adornos ni condimentos. Pocos directores quedan en Europa (mira qué bien traído) con un punto de vista tan remotamente peculiar y atrevido como el de Lars Von Trier, maestro del cómo y cuánto se puede crear despreciando a los tabúes.

 ‘QUILLS’
(PHILIP KAUFFMAN, 2000) 

Si tuviera que elegir a la actriz más relevante de la última década, escogería rápidamente a Kate Winslet. Sin pensarlo dos veces. Porque a efectos prácticos Winslet ha conformado una filmografía capaz de hacerle rechinar los dientes a casi cualquier inmortal del cine clásico. Porque a efectos teóricos la actriz británica absorbe papeles ricos y complejos con una habilidad realmente asombrosa.

Uno de sus roles más intensos (no en minutos sino en necesidad dramática) se encuentra en Quills (2000), o lo que viene a ser lo mismo: dos horas de muy buen cine donde además se reflexiona acerca de la libertad de expresión como coartada principal e indispensable para la libertad creativa. O cómo la fuerza verbal de Marqués de Sade jamás se desvanece.

No es Quills una cinta sobresaliente, pero tampoco es éste un factor imprescindible para poder recomendar una obra. Su director (el irregular Philip Kaufman) acierta con un guión repleto de diálogos bien pulidos y engrandecidos gracias al enorme Geoffrey Rush, cuyo contraste con los personajes de Joaquin Phoenix y la nombrada Kate Winslet funciona como un reloj suizo.

Juanjo López, MelonTajáEnMano