Seguro que este fin de semana pueden encontrar un par de ratos para echarle su par de ojos a este par de películas. Aquí las tienen, por si quieren enriquecerse y entretenerse. Buen sábado, buen domingo, buen cine.

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‘GLENGARRY GLEN ROSS’

(JAMES FOLEY, 1992)

Dos horas no son ni mucho ni poco. Dos horas (por sí solas) no significan nada pero son tremendamente útiles cuando David Mamet se dispone a llenarlas con diálogos rotundos, personajes miserables y una atmósfera breve, precisa y acertada. Las dos horas de Glengarry Glenn Ross (1992) son magistrales.

Solo un guionista como Mamet puede asfixiar a un pequeño grupo de depredadores inmobiliarios y convertir sus miserias en una auténtica golosina para el entregado espectador. Solo un guión de Mamet puede servir para que el irregular James Foley presuma de haber dirigido una película perfecta.

Los actores son de carne y hueso. Las interpretaciones de garganta y sudores fríos. Al Pacino, Kevin Spacey, Alan Arkin, Ed Harris, Alec Baldwin y el inmortal Jack Lemmon. La película acaba, pero el eco de su furia es inagotable. Que nadie espere nada de una sociedad que no conoce al dedillo cada réplica  de esta película.

 

‘LA NOCHE DE LOS GIRASOLES’

(JORGE SÁNCHEZ-CABEZUDO, 2006)

Jorge Sánchez- Cabezudo dispone del oficio, compromiso y talento necesarios para ser considerado el guionista y realizador más versátil de la industria audiovisual española. Se trata de un tipo inteligente que abandonó ese barco a la deriva llamado ‘cine español’ para abrazarse a la pequeña pantalla. Gran pérdida para el cine, tremendo fichaje para la TV.

El caso es que antes de firmar magníficas series para TV como Desaparecida o Crematorio, Sánchez-Cabezudo debutó en 2006 con La noche de los girasoles, un hipnótico thriller parido con riesgo e inteligencia. Un triple salto mortal en el país equivocado ya que, de haberla firmado un director norteamericano, la vida de esta película habría sido otra bien distinta.

Buenos intérpretes, avance firme y giros logrados. La trama arranca suave, acelera sosegadamente y mete la quinta decidido. La cinta somete a personajes asquerosamente normales a situaciones extremas, manteniendo al espectador en un pulso entre la rabia y lo impredecible.

Juanjo López, MelonTajáEnMano