Los hechos: Un maldito giro del destino hace que llegue a las oficinas de La Inercia un póster de Bon Jovi. Es la portada de ‘Keep the faith’, con todo el grupo en pose chulesca y rockera. Enseguida, los ideólogos de este milagro de la comunicación se ponen a buscar una solución: tamaña afrenta no puede quedar impune. Se reúne el tribunal que decidirá el fin último de este inoportuno pedazo de papel.

La defensa: He aquí un listado de motivos a favor del indulto para el póster, extraídos de la red misma y de la voz de los fanes:

· Bon Jovi llevan casi 30 años de carrera casi estable y eso tiene mérito.

· Sí, son súper comerciales, pero los primeros discos molan y son auténticos del copón y rockeros verdaderos.

· Tienen a Richie Sambora, supuesto músico de prestigio y de clamor universal.

· Jon Bon Jovi está bueno, dicen las fanas. Hasta a sus 50 tacos.

· Es odiado por los pesados del Metal y el Hard Rock, y todo lo que engorilone a esa gente suma puntos.

· Siguen llenando estadios, a su edad y con los palos dados.

¿Inocente o culpable?

La acusación: Considerando insuficientes e inexactos los argumentos de la defensa, y con la venia del juez, la acusación expone que:

· Tras una exhaustiva investigación, hemos comprobado que el segundo punto de la defensa es mentira. Bon Jovi, en realidad, jamás pasaron de tipos duros Hard Rock a máquinas comerciales: siempre han sido la misma materia chiclosa y fofa. Ahí quedan, como pruebas, sus primeros singles: ‘Runaway’ y ‘Livin’ on a prayer’, indistinguibles de las malqueridas ‘It’s my life’ o ‘Have a nice day’. No entendemos la separación y la alusión a un pasado mítico. Consideramos la falta de un criterio coherente como agravante para la condena.

· De todos modos, ser rockero no ha de salvar a nadie de la hoguera. La patraña del rock lleva demasiado tiempo indultando cantamañanas: también hay mucho rock malo. Creemos, además, que ‘rock’ como etiqueta se ha convertido en una palabra vacía y que todas las pegatinas de ‘pureza’, ‘autenticidad’ y ‘rebeldía’ deben ser jubiladas hasta nueva orden.

· Además, si han de destacarse sus inicios, que se haga con veracidad: Bon Jovi arrancaron como banda de Hair Metal. Lo que significa horterismo, pelazos y cosplays involuntarios de Tina Turner.

Nuestros muchachos no arrastraron la cara por el fango para que esta gente mancillara sus memoriales.

· La banda lleva el nombre de su egocéntrico cantante. Por el amor de los dioses, ¡esto no lo hace ni Pau Donés! Además, Jon Bon Jovi (o Bongiovi en su DNI), como nombre, nos parece ya motivo suficiente para recibir un par de hostias.

· Seguimos en contra de centrar el debate sobre los acusados alrededor de su conversión en producto comercial. Da igual sin son alternativos, comerciales, fracasados, de éxito, si venden mucho o poco. No pasa nada por vender… cosa que los del póster, de todos modos, hace tiempo que no consiguen.

· Por ello, Jon Bon Jovi cargó contra iTunes y Steve Jobs (otro capullo): «Steve Jobs is personally responsible for killing the music business».

· Bon Jovi reúne en una sola masa de fans lo peor de los mitómanos de Bruce Springsteen y U2 y los talifanes del Hard Rock y Guns’n’Roses. La mayor parte de sus fanes son tan coñazo como la banda que idolizan.

· Sus baladas son puro chicle y pastosidad sonora. ‘Bed of roses’ vale por sí misma una pasada por la parrilla.

· Aportamos también al tribunal el conjunto de películas protagonizadas por Bongiovi, con especial énfasis en ‘Vampires: Los muertos’. Este hombre ha hecho más daño al cine que Uwe Boll.

· Beavis: ‘Hey, Butthead, remember when Bon Jovi was cool?’ Butthead: ‘Uuuh… No.’ He ahí una cita que sirve como argumento de autoridad irrebatible.

Claro que sí, campeón.

· El disco del póster en cuestión se llama ‘Keep the faith’. Rabia.

· Consideramos el triunvirato ‘Livin’ on a prayer’, ‘It’s my life’ y ‘Have a nice day’ motivo suficiente para condenar a los acusados al fuego eterno.

Por todos estos motivos, sugerimos la ejecución inmediata del póster, a ser posible con fuego.

El veredicto: Tras deliberar mogollón de rato y pasarlo tope de mal para tomar una decisión… Nah, mentira. Lo teníamos claro ya, ni siquiera estábamos escuchando.

A la hoguera de cabeza.