En La Inercia no sólo huimos de las listas de lo mejor y lo peor del año, sino que además escapamos a las fechas en las que se hacen estos repasos. Con enero de 2019 ya bien entrado, echamos la vista atrás para reivindicar un 2018 lleno de mediocridades (en el sentido literal) que nos han entretenido, películas que olvidaremos pronto pero que nos han aportado algo y de cuyo visionado no nos arrepentimos. Contra la cultura binaria, LoPutoNormal, que este año incluye:

Batman Ninja (Junpei Misuzaki, Japón, 2018)

Como si se tratara de un Elseworlds, DC juega la baza del exotismo para meter a su IP menos dañada por el cine en un festival de niponofilia. Por avatares del destino, Bruce Wayne y familia acaban en el Japón del periodo Sengoku. Lamentablemente, esto no impide hasta tres o cuatro batallas finales entre Amigos de Batman y Amigos de Joker. Eso sí, en ellas estarán caracterizados como daimyo, samurais, ninjas, luchadores de sumo… y sí, mechas. Aunque refrescante por el diseño de personajes de Takashi Okazaki (responsable de Afro Samurai), lo reiterativo de la acción hace que 85 minutos de Batman haciendo ninjutsu se hagan bola. En todo caso, un título más para seguir problematizando la definición de anime.

@Anlololo

¿Estamos solos? (I Think We’re Alone Now, Reed Morano, USA, 2018)

El primer tramo de la cinta es interesante, por encima de la media. Pero cuando Elle Fanning aparece en pantalla, la trama se va desmoronando poco a poco. Soy incapaz de conectar con sus motivaciones, por mucho que sea víctima de la deshumanización producida en un mundo postapocalíptico. Peter Dinklage, en cambio, es muy amo, con esas miradas matadoras. No es hasta el final de la cinta que Reed Morano explica algo interesante. Y ya es demasiado tarde para que el film se algo más que LoPutoNormal.

@CanovadaDe

 

Por el poder de Grayskull (Power of Grayskull, Randall Lobb, Robert McCallum, Canadá, 2018)

Hay algo en los documentales fan contemporáneos que me despierta tanta ternura como hastío: su excesivo y acrítico entusiasmo, su hipérbole, su empeño por convencernos de que aquello que adoran es una pieza central del mundo y un tratado de lecciones morales. Esto último no es una exageración: The Power of Grayskull acaba con He-man como faro ético, con un “todo lo que sé lo aprendí de los Másters”. Pero, oye, entiendo la pasión de esos tipos, y a menudo me descubro a mí mismo a un par de pasos de caer en su abismo. El adulto estudioso del juego que hay en mí prefiere The Toys That Made Us, pero la idiotez infantil de The Power of Grayskull tiene algo que también llevo dentro, que no me atrevo a cargarme, quizá una pasión sincera que se ve, mejor que en ninguna otra parte, en la canción que acompaña sus créditos finales: una balada entre el powerpop y el adult oriented rock dedicada al musculoso muñeco y su espada. Hay que quererlos.

@vthewanderer

El Pasajero (The Commuter, Jaume Collet-Serra, USA, 2018)

Me confieso fan absoluto del cine de Jaume Collet-Serra, un habitual en las listas de LoPutoNormal. Su cine es un seguro donde se sabe perfectamente lo que depara: thrillers formulaicos pero rotundos, tan satisfactorios como olvidables. El director catalán nunca ofrece algo sorprendente o rompe esquemas, porque no lo busca, ya que se ciñe a unos códigos cinematográficos que domina a la perfección para ofrecer siempre algo muy digno. Y en estos términos, la infalibilidad de Collet-Serra es encomiable.
El Pasajero es una versión sobre raíles de la aérea Non-Stop, ambas cintas en las que el espacio toma protagonismo y enclaustra la acción de unas set pieces rodadas con la pericia habitual del director. En esta se permite sorprender con el montaje inicial del film, donde se presenta, mediante la reiteración, la rutina diaria del protagonista, otra vez Liam Neeson cansado de la vida. Una rutina que no se ve truncada por la inverosímil trama conspiranoica, sino por algo tan mundano como que te despidan del trabajo. El resto es lo de siempre: lugares comunes, giros tramposos, mucha intensidad dramática y un sexagenario de clase obrera, que ve su mundo desmoronarse ante la inhumanidad capitalista, haciendo de héroe por un día.

@macmathiu

Bohemian Rhapsody (Bryan Singer, USA, 2018)

Se sorprenderán al leer este título en la lista. Con unas opiniones muy polarizadas, lo normal hubiera sido que amara u odiara Bohemian Rhapsody, bien porque recrea a la perfección el concierto del Live Aid o por el contrario porque es un relato muy engañoso sobre la vida de Freddy Mercury. Ambas cosas a la vez. Reconozco que al acabar la película me sentí entusiasmado de haberla visto en el cine Phenomena de Barcelona, de haber disfrutado su narrativa de videoclip. Pero con el paso de los minutos y las lecturas posteriores, descubrí que es un producto prefabricado para fans de la música, no de las buenas historias. Aún así, no me quedará un mal recuerdo.

@CanovadaDe

Dos Cataluñas (Álvaro Longoria, Gerardo Olivares, España, 2018)

O cómo conseguir que un documental que a priori parecía atractivo se convierta en algo intrascendente. Dos Cataluñas nace con la voluntad de dar voz a todo el mundo, cosa que es de agradecer, pero no deja de ser una retahíla de entrevistas que se entremezclan sin ton ni son y sin seguir una línea argumental consistente. Lo salvo de la quema porque algunos testimonios son interesantes y es gratificante escuchar reflexiones pausadas sobre una cuestión que los medios de comunicación suelen tratar con altas dosis de cuñadismo. Y también hay que poner en valor sus buenas intenciones. Lástima que acabe siendo un poco coñazo. Así que gracias por intentarlo, Netflix, y más suerte la próxima vez.

@adriwithor

Megalodón (The Meg,Jon Torteltaub, USA, 2018)

Hay películas que saben que aspiran a LoPutoNormal. A eso juegan. La mayoría se quedan por el camino, pero algunas como The Meg lo consiguen por todo lo alto.
Jason Statham encabeza una revisión loquísima de Tiburón, y para ello se rodea de una trama ridícula y un elenco atroz. Es una combinación veraniega implacable que predica a los cuatro vientos eso de que cuanto más grande (y tonto), mejor: quizá por eso el tiburón es aquí un bicharraco prehistórico de apenas 23 metros. Por supuesto, nada que no pueda destrozar nuestro calvo favorito. Es una peli de serie B que sobrepasa a muchos otros experimentos similares fallidos, y eso ya es alegría suficiente para recomendarla.
También la recomiendo por una escena de puro drama que me hizo llorar de la risa, todavía más cuando uno de los espectadores, cabreado, me pidió hacer silencio. A mí y al resto de la sala. Sentí que la película había construido ese momento con esa finalidad en mente.

@dbesalduch

Los archivos del Pentágono (The Post, Steven Spielberg, USA, 2017)

No encuentro sustancia periodística en el relato de Steven Spielberg sobre la publicación de los archivos del Pentágono. Queda muy por debajo del retrato sobre las contradicciones de la profesión que realiza Thomas McCarthy en la oscarizada Spotlight. Spielberg se me hace excesivo cuando impregna el relato de heroicismo, como si Tom Hanks y Meryl Streep estuvieran salvando el mundo. Es una película fácil sobre los hechos. Les recomiendo que lean la biografía de Khaterine Graham y comparen. Sin embargo, las actuaciones del dueto protagonista consiguen mantener la credibilidad del relato.

@CanovadaDe

Deadpool 2 (David Leitch, USA, 2018)

No soy demasiado amigo de Masacre, un personaje que me parece la encarnación viviente de Twitter: no calla nunca, vive del shock y las referencias pop (la forma más baja de humor), combina lo  cursi y lo gore como si fuera algo nuevo y se conforma con el gesto autoconsciente para excusar sus faltas. No, no vale con gritar “pelea CG” para colarnos una Sin embargo, a veces me sorprende, como Twitter, con algún chiste inspirado, algún apunte acertado, algún delirio fan divertido e incluso algún destello de honestidad. La primera Deadpool, tal vez por las apreturas de su presupuesto, supo encontrarle el punto exacto al superhéroe con una asombrosa contención y unos chistes que (casi siempre) apuntaban a diana. Era, ante todo, una cinta de guión y de gag visual. Si además le sumamos un componente nada menor de comedia romántica que le sentaba de lujo, tenemos un sleeper majo. Deadpool 2 parte de ese inesperado éxito y tira casi todo lo conseguido por la borda con su incontinencia y barra libre: más chistes, más personajes, más vueltas, más metatextualidad superficial, más, más, más. Un exceso que desdibuja el conjunto y lo hace más perezoso: abre con el cliché más gastado del género (el cadáver motivacional), insiste en chistes recurrentes que no funcionan ni la primera vez (¿dubstep, en serio?), desperdicia a Cable como el straight man y es incoherente hasta decir basta en su conflicto (¡Masacre educando contra el asesinato!). Y aún así, pese a los múltiples tropiezos, aún queda algo de los aciertos de su primera entrega, de la base y el tono que hacen que sus personajes y su mundo funcionen, y la cosa, pese a que a mitad de camino ya nos tiene empalagados y se olvida nada más salir de la sala, se deja disfrutar.   

@vthewanderer

Ha nacido una estrella (A Star Is Born, Bradley Cooper, USA, 2018)

Bradley Cooper debuta como director adaptando A Star is Born de 1937, una peli que ya cuenta con la escalofriante cifra de cuatro remakes. Junto a Lady Gaga, esta nº4 narra la trillada historia de autodestrucción dentro del mundo del espectáculo, no sin antes polarizar al extremo el artista indie, ser verdadero y libre, con la marioneta pop controlada por un diabólico productor. Todo con una delicadeza de primer nivel, como podéis intuir. Además de lo anterior, A Star is Born nº4 también transmite un sentimentalismo impuesto y pincha en exceso para que entremos, en mi caso fracasando estrepitosamente.
Y ahora con lo bueno: cuando Bradley Cooper y Lady Gaga suben por primera vez a un escenario nos regalan una de las escenas más sinceras y mágicas del año, haciendo que casi pasemos por alto todo lo anterior. A eso hay que añadir un estudio (meta)artístico bien honesto alrededor de Lady Gaga y su carrera en la industria.
El resultado del debut es un remake nº4 con decisiones terribles pero sorpresas muy gratas. Un LoPutoNormal de manual, vaya.

@dbesalduch

Proyecto Rampage (Rampage, Brad Peyton, USA, 2018)

No sé qué tiene Dwayne “The Rock” Johnson para contagiar su disfrute en una película al otro lado de la pantalla. No importa que la cinta sea gran cosa, la alegría del actor es suficiente para abrigar nuestros corazones en una tarde cualquiera. Rampage, adaptación libre del videojuego del mismo nombre, no es una excepción: cine de evasión desprejuiciado, en el que el carisma y físico del actor inunda cada plano. Una película en la que es el mejor amigo de un gorila blanco llamado George, con el que no deja de hacer chistes, chocar puños y exudar testosterona como los machotes que son.
Pero como toda amistad, pasará por un bache que toma la forma de unos CEOs sin escrúpulos que transforman, tampoco importan mucho los motivos, al amigo de The Rock, a un lobo y a un lagarto en monstruos gigantescos que se dedican a destruir ciudades en el bombástico tercer acto de la cinta. Pero como no puede ser de otra forma, la amistad que une a The Rock y a George no puede quebrarla ningún experimento genético. Así, entre chascarrillos, algo de ligereza lacrimógena y mucha acción destructiva, la pareja protagonista logra salvar el día y matar a los malos con una sonrisa de oreja a oreja. Rampage es así de simple y directa, como el videojuego en el que se inspira, así que la podemos meter en el saco de las buenas adaptaciones.

@macmathiu

Darc (Julius R. Nasso, USA, 2018)

Una noche de sábado en casa de tus padres sin mucho que hacer. Escarbas en el catálogo de Netflix y encuentras una película que podría encajar en los estándares de tu padre, estudioso del Tai Chi y las artes marciales. Así que ¿Por qué no desafiar a las malas críticas alrededor de Darc? La historia no da para mucho, un chavalín que presencia el asesinato de su madre a cargo de la Yakuza y que años más tarde se acaba vengando, pero el trabajo coreográfico realizado por Tony Shiena salva a la película. En ningún momento aburre, en ningún momento abruma. Todo transcurre de manera plana y lógica.

@CanovadaDe

El rey proscrito (Outlaw King, David Mackenzie, UK, 2018)

La supuesta revisión y “verdadera historia” (cómo les gusta) de Braveheart de Mel Gibson apuntaba a maneras teniendo en cuenta que Mackenzie estaba a la cabeza (Hell or High Water). Pues no. Al final, el cambio de perspectiva nos ha dejado con el drama de época más sosainas e insípido del año, a pesar de contar con un diseño de producción que quita el hipo y algunas escenas de acción logradas.
Tuve tres problemas principales, y todos se retroalimentan que da gusto: la poca originalidad, la monotonía y los personajes. Nuestra cabeza está constantemente recordándonos que juega a la sombra del William Wallace que todos conocemos, y lo peor es que la propia peli parece conformarse. Todo nos suena, todo se repite, y los personajes carecen del carisma necesario para animarnos. Y aun con todo eso, de vez en cuando despunta y nos despierta.
La vi en el TIFF porque me falló otra peli que pretendía ver en su lugar. La sala se llenó. Al aparecer los créditos finales en pantalla, eché un vistazo alrededor y quedábamos la mitad. Eso me transmitió la señal clara de que iba a estar, por todo lo bajo, en LoPutoNormal.

@dbesalduch

Ralph rompe internet (Ralph Breaks the Internet, Rich Moore, Phil Johnston, USA, 2018)

Si The Emoji Movie hubiera tenido trama o personajes, sería muy parecida a Ralph rompe internet, lo cual no deja muy bien a ninguna de las dos. Sobre el papel, Ralph y Vanellope son dos protagonistas estupendos y sus arcos se construyen con finura, pero algo sigue sin cuajar en el universo retro de Disney. Con un pie en la metatextualidad autorreflexiva y con el otro en el miedo a salirse de la plantilla, la segunda aventura de la pareja tiene ideas y destellos (Gal Gadot, un clímax pariente de Otomo o las Wachowski, la crítica a las amistades bienintencionadas pero posesivas) pero se pierden en una serie de memes, referencias evanescentes (qué viejo se verá su universo en cinco años) y puntos de trama predecibles. Disfrutable, fofa y olvidable.

@vthewanderer

Los Increíbles 2 (The Incredibles 2, Brad Bird, USA, 2018)

Pixar es otra de esas constantes en las listas de LoPutoNormal, como Jaume Collet-Serra. Y al igual que con él, ya sabemos que nos depara cada nuevo estreno del estudio. Pero en el caso de Pixar el resultado no es en positivo, dado que el cine de Pixar parece estar cortado por unos patrones inamovibles que no dejan surgir la imaginación y creatividad de la que gozaban en sus buenos tiempos. Sus películas siguen siendo plásticamente impecables, y siempre son entretenidas, pero ya no aportan nada al cine ni al espectador. Los Increíbles 2 mantiene esta dinámica, presentando un film demasiado conservador y amable, tanto en lo cinematográfico como en lo argumental, cuando la animación pide riesgo e imaginación. No hace falta ser Masaaki Yuasa, pero con Spider-Man: Into the Spider-verse todavía en cines y la gente de Laika estrenando joyas cada pocos años, toca preguntarse si merece la pena seguir prestando tanta atención a los antaño líderes de la animación americana.

@macmathiu

Verano del 92 (Sommeren ’92, Kasper Barfoed, Dinamarca, 2018)

Otra noche aburrida, esta vez, en el sofá de casa. Me apetece algo que no me exija, que si me duermo no pase nada. Y como soy muy fan de las historias deportivas épicas, acepto ver la dramatización realizada por los daneses de su increíble y extraño triunfo en la Eurocopa de fútbol de 1992. Todo muy correcto, un peldaño por encima de cualquier telefilm de Antena 3 y Telecinco. Y consigo mantener los ojos abiertos. ¡Qué agradecidos debemos estar a Netflix como surtidor principal de LoPutoNormal!

@CanovadaDe

 

First Man (Damien Chazelle, USA, 2018)

Tras Whiplash y La La Land, dos pelis que disfruté mucho por razones muy distintas, Damien Chazelle se convirtió en el niño mimado de Hollywood. Es algo innegable. Tanto es así que le dieron la tarea de llevar a la gran pantalla el hecho americano más icónico de la historia. Por desgracia, parece que al director no le sienta tan bien plasmar algo que ya le viene escrito.
First Man peca de confiar demasiado en su héroe americano: un Ryan Gosling que poco se diferencia de sus papeles en Drive o Blade Runner 2049. En esas pelis lo compro y le aplaudo, pero aquí me estiro de los pelos. Armstrong se representa como un padre que habla a sus hijos como si fueran periodistas; un marido que acude al reencuentro vital con su mujer como quien entra en el dentista. Al centrarse enteramente en la vida profesional y personal de alguien tan desganado, pasan dos cosas: por una parte cuesta empatizar y la trama carece de emoción, y por otra se malgasta el potencial de poder haber contado otras cosas interesantes que sucedieron a su alrededor. Hay quien argumenta que Armstrong era así de soso. Poco me importa.
Y por qué recomiendo esta dosis de tila en vena en LoPutoNormal, os preguntaréis. Pues bien, por la aproximación thriller que la peli toma en las escenas espaciales: visceral, claustrofóbica y siempre en el interior. El tono se aleja de la visión poética que tanto hemos visto y nos muestra, humanamente, el escaso control que se debía de sentir en esas ratoneras. Incluso la que estaba controlada por el primer replicante piloto de la historia.

@dbesalduch

Thi Mai, rumbo a Vietnam (Patricia Ferreira, España, 2018)

Thi Mai es una de las películas más agradables que he visto este año, y a veces eso basta para sentirse agradecido. También el feel-good tiene sus momentos. Está dirigida y escrita con oficio, hecha para emocionar de forma abierta y hacernos pasar un buen rato, y la elevan unos personajes decentes y un reparto en el que ningún actor está mal y algunos están muy bien (Adriana Ozores y Aitana Sánchez-Gijón funcionan de lujo, mi resistencia a Dani Rovira ha desaparecido con Superlópez y Carmen Machi es un tesoro nacional). Lo que sorprende es que, ante lo que cabía esperar, el drama le sale mejor que la comedia: si en la segunda la cinta revela su trazo grueso y cierto empuje bufonesco, el primero se muestra a veces visceral, con una representación de la pérdida y el dolor que conlleva muy humana. Y Vietnam sale bonito.

@vthewanderer

Jurassic World: El reino caído (J.A. Bayona, 2018)

La saga del “Mundo Jurásico” es una de las menos atractivas de la actualidad. La primera parte apenas funcionaba con recuela (remake+secuela) de Jurassic Park por culpa de unos personajes insoportables, su dramatismo de baratillo y la poca cohesión de guion y montaje. Esta segunda parte al menos cuenta con un director con algo de personalidad, aunque como alumno de lo peor de Spielberg tampoco era esperanzador. Y aún con sus problemas, El Reino Caído demuestra un gran poderío audiovisual, dando muchas imágenes para el recuerdo.
Pero no solo de bonitas postales viven los dinosaurios, y en cuestión de guión esta secuela es similar a la anterior en su mediocre escritura. Sí que funciona la división de la película en dos partes bien diferenciadas: una primera de aventuras bastante floja y una segunda que toma los códigos del terror gótico que consigue insuflar algo de interés a una cinta demasiado larga. Esta segunda parte se articula en torno a los experimentos secretos del típico mad doctor, la creación de un nuevo dinosaurio malvado cual villano de un slasher y una subasta de dinosaurios clandestina dirigida por Toby Jones en el marco de una mansión à la Resident Evil. Cosas que apetece ver en la aletargada saga jurásica y que explotan en un clímax en el que un montón de ricachones son devorados. Entonces, aunque no era difícil, El reino caído es superior a su antecesora: el carácter melancólico y trágico de la primera parte de la cinta, unido a la locura gótica de la segunda la hacen una película interesante, aunque muy alejada del buen blockbuster contemporáneo.

@macmathiu

Todo el dinero del mundo (All The Money In The World, Ridley Scott, USA, 2017)

Seguimos la ronda de pinchazos de grandes directores con Ridley Scott y All the Money in the World, una peli casi tan fría y sosa como Ryan Gosling pisando la Luna. Y, sin embargo, la sigo considerando un milagro. La trama gira alrededor del secuestro del nieto favorito del hombre más rico del mundo, y ese hombre tenía que ser Kevin Spacey. Sin embargo, tras los escándalos, Scott decidió regrabar todas sus escenas con Christopher Plummer. No estamos hablando de un personaje secundario, sino del verdadero protagonista; no es solo sustituir a alguien, es empezar de nuevo. Y contra todo pronóstico, Plummer es lo mejor del relato. Levantar algo así con 80 tacos es toda una hazaña. La pena es que al salir de la sala sabes que la peli será recordada por esas proezas logísticas y no por méritos del propio relato.
All the Money in the World peca de dos cosas gravísimas: un subrayado excesivo en su mensaje y una falta absoluta de emoción. La trama enfrenta la frialdad de un multimillonario contra el amor de una madre; la ambición y lo material contra lo humano y lo sentimental. Aparte de que no es nada nuevo, el problema es el bombardeo constante. La tesis se acaba convirtiendo en una moraleja que parece escrita en la pantalla. Me recordó mucho a Suburbicon (2017), una peli con estilo propio que se estrella cuando el director coge el micro y se pone a hablar.
Esa carencia nos lleva a la siguiente: al dar tanto peso a un personaje apático la trama se contagia. El resultado es una estructura narrativa muy poco sugestiva, unos personajes que nos dan igual y, en general, una sensación de indiferencia que asusta. Al final, la aventura que ha sido sacar adelante All the Money in the World se engulle en su propio mensaje: mucho dinero y poca alma.

@dbesalduch

El apóstol (Apostle, Gareth Evans, USA, 2018)

Es el film que más me duele incluir en esta categoría. Soy extremadamente fan de las dos entregas de The Raid, pero a Apostle se le ven demasiado las costuras. La mitología que rodea a la secta carece de alma, como si lo importante no fuera descubrir qué se esconde tras una trama de terror sino que unos personajes insulsos se salven de las garras de unos malvados. Todo es muy previsible y aún así los 129 minutos de duración pasaron como si nada.

@CanovadaDe