Un año más, y van tres, La Inercia y amigos se atreven a cubrir toda la soporífera gala de los Óscars y a tolerar todos los tics decadentes de Hollywood. Reunimos a nuestros propios ocho odiosos (más un par de invitados telefónicos) y nos cascamos seis horas de cháchara cinéfila en la que también bailamos y acabamos comiendo donuts. Una madrugada loquísima merecedora, por sí misma, de al menos un par de estatuíllas.


CcUYt6aWoAAU1MY

CcWGT1FXIAIE6aA CcWCrpwWEAASaeC CcWDaWzWEAAVHj_ CcWDGEXW4AArRX5 CcWEgu7XIAEnvCk20160229035757