En La Inercia no tenemos nada en contra de las listas con las mejores canciones del año que aparecen en tantas y tantas webs. Sin embargo, somos sinceros y reconocemos que no tenemos el tiempo (qué coño, ni las ganas) de ponernos a escuchar todos los discos editados durante los últimos 365 días, y preferimos ir saltando entre décadas y estilos como espíritus libres que somos. Nuestras canciones favoritas del 2015 pueden haber sido compuestas en 1983, ser un himno revolucionario en los sesenta o la banda sonora que bailaban nuestros padres cuando se conocieron. Estas son las 14 composiciones que más me han gustado este año: .

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The War on Drugs – ‘An ocean in between the waves’ (2015)

Vuelvo a mi fetiche favorito, el de las canciones largas larguísimas que se acaban perdiendo en sí mismas, que parecen infinitas, incontrolables, repetitivas y caóticas (y quizás lo son). Obras como ‘An ocean in between the waves’ que me arrastran a una especie de locura, obligándome a escucharlas de manera compulsiva.

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Silvia Pérez Cruz y Raúl Fernández – ‘Pequeño vals vienés’ (2014)

La descubrí en 2014, pero no ha sido hasta el 2015 cuando la he escuchado olvidando que existe el ‘Pequeño vals vienés’ de Morente. Y, ahora sí, me ha seducido y emocionado como otrora consiguió su predecesora. Este querido y pequeño vals que se muere en mis brazos ya ha superado a Lorca, Cohen y Morente, y adquiere otra dimensión que yo, en 2014, no fui capaz de asimilar.

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Tigres Leones – ‘Marte’ (2015)

Soy fan de Tigres Leones (de los que ya hablé aquí) y de las canciones centradas en el espacio y en otros planetas, así que la combinación de ambos ingredientes no podía fallar: la he escuchado unas mil veces. También es la composición que en más ocasiones he cantado en mi coche volviendo del trabajo a casa, siempre poniendo un énfasis especial en esta sentencia, que es a la vez simple, bella y tenebrosa: «Hoy en Marte sólo estamos tú y yo».

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Camarón de la Isla – ‘La leyenda del tiempo’ (1979)

Algún año tenía que enfrentarme a ‘La leyenda del tiempo’, ese disco mítico que odiaron los gitanos y adoptaron como suyo los amantes del jazz y del rock. Hace unos meses topé con el tótem. Cara y cruz: no he logrado conectar con el álbum en su conjunto, pero la canción que le da título ya forma parte de mis imprescindibles, hasta el punto de que los momentos musicales catárticos más intensos de este año la han tenido siempre como protagonista.

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Nathaniel Rateliff & The Night Sweats – ‘I need never get old’ (2015)

El mundo (más bien mundillo) de las listas de lo mejor del año es ignoto para mí, pero no entiendo por qué el discazo de debut de Nathaniel Rateliff & The Night Sweats no aparece en ninguna de ellas. Nathaniel y sus chicos son lo más parecido a la Creedence Clearwater Revival que he esuchado, y ‘I need never get old’ es el himno que bailaré feliz y borracho el día que se acabe el mundo.

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Groove Armada – ‘At the river’ (1999)

La descubrí en una playlist de mi amigo Víctor D. (quien, por cierto, es también la persona que me recomendó a Nathaniel Rateliff), y estaba convencido de que la canción era de 2015. Imaginen qué cara he puesto al comprobar que es del 2009. Expresiones faciales aparte, eso significa dos cosas: que ha envejecido muy bien y que yo sigo sin tener ni idea de música electrónica (aunque cada vez la disfrute más).

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Jamie XX – ‘Gosh’ (2015)

Y hablando de música electrónica, una de esas canciones que son o pueden llegar a ser desesperantes y maravillosas a la vez. Aquí no engañamos a nadie: sí, ‘Gosh’ es machacona, y puede llegar a cansar durante los dos primeros minutos, pero lo que viene después es magia, y la magia no es algo que encontremos fácilmente. Mi consejo es que vale la pena ser pacientes, y esperar tranquilos al orgasmo que se aproxima lentamente.

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Sonic Youth – ‘Superstar’ (1994)

Johnny Cash versionó ‘Hurt’ de Nine Inch Nails con tanta maestría que su autor, Trent Reznor, reconoció que había dejado de ser suya y ya era propiedad del mítico cantautor estadounidense. Algo parecido sucede aquí. Sonic Youth versionan a The Carpenters y por el camino aniquilan la obra original, ya que esta ‘Superstar’ sombría y oscura adquiere vida propia y todo lo que pudo haber anteriormente pasa a ser un vago recuerdo que nunca volverá.

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La Bien Querida – ‘Muero de amor’ (2015)

‘Muero de amor’ juega en la liga de los dramones épicos en los que el amor se hiperboliza hasta límites insospechados. Es una de esas canciones que pueden parecer cursis (y lo son) pero contienen tanta fuerza y un derroche tal de energía que es fácil dejarse arrollar por ella. Como dijo V the Wanderer refiriéndose a ‘Como una ola’ de Rocío Jurado, ‘Muero de amor’ es tan épica que «si la hubiera cantado Raphael un terremoto habría asolado Europa». Y eso no lo puede conseguir cualquier canción.

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El niño gusano – ‘Soy ruso, señor’ (1998)

Soy consciente de que El niño gusano es uno de los grandes grupos del pop español, y lo sé porque siempre me ha gustado su hijo bastardo, Tachenko. Pero nuestra existencia está llena de decisiones, y hasta este 2015 la mía había sido que mi relación con El niño gusano se sustentase en las también maravillosas ‘El fabricante de alas de mariposa’ y ‘Un rayo cae’. Como sucedía con ‘La leyenda del tiempo’, sabía que algún día, antes o después pero seguro que a tiempo, iba a acabar topando con el grupo aragonés. Y así fue, y la vida sigue, pero ahora es un poquito mejor porque de tanto en tanto suena ‘Soy ruso, señor’ y me alegra el día.

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Albert Pla – ‘L’home que ens roba les nòvies’ (1989)

Vaya usted a saber por qué yo, que algún paseo que otro me he dado por la discografía de Albert Pla, jamás había reparado en la existencia de esta pequeña joya que aparentemente está considerada como una de sus grandes composiciones. Llego tarde pero para quedarme, y además con esa indescriptible sensación de disfrutar al máximo de algo que dejó de ser especial para la mayoría hace mucho tiempo. Soy ese amigo que por fin va a visionar tu película favorita al que le dices «ojalá pudiese verla por primera vez».

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The Soronprfbs  – ‘I love you all’ (2014)

No habían pasado ni quince minutos desde que empecé a ver ‘Frank’ (Lenny Abrahamson, 2014) y ya me invadía la sensación de que la película había sido hecha para mí, de que ni conozco ni conoceré jamás al director ni a nadie relacionado con ella pero de alguna manera se ha creado una conexión entre nosotros que me atrevo a calificar de eterna. Sí, ‘Frank’ ha sido hecha para mí y por eso es perfecta y mi película favorita, y sus canciones, como ‘I love you all’, la insólita ‘Ginger Crouton‘ o la bella ‘Tuft‘ coparán siempre la lista de éxitos de la banda sonora de mi vida.

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Tame Impala – Let it happen (2015)

Y llegamos al eslabón que conecta mi inusual lista con las demás: ‘Let it happen’ aparece en casi todas las recopilaciones de las mejores canciones del año (para Jenesaispop, por ejemplo, es la primera). Poco que añadir: es un temazo de esos que enganchan a la primera y desde que Gonzo de Neonized me la descubrió a principios de año no he dejado de escucharla, y no creo que en 2016 el escenario vaya a cambiar demasiado.

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The Suicide of Western Culture – ‘El Cristo de la Buena Muerte’ (2012)

Hace no tanto tiempo hubiese calificado cualquier canción de The Suicide of Western Culture de una forma muy simple: ruido. Hoy en día, mis compañeras de trabajo me recriminan hasta llegar casi al insulto por poner ‘El Cristo de la Buena Muerte’ a todo trapo en la oficina. Yo sonrío, les digo que parecen «unas abuelas» y les reconozco que sí, The Suicide of Western Culture hacen ruido, pero es que en la electrónica, como en la vida, hay ruidos y ruidos…