Lanzo una teoría al aire: aunque nadie lo diría, la música instrumental tiene un gran número de seguidores. Sólo así se explica que tantísimos grupos dediquen su esfuerzo y talento a hacer versiones instrumentales de canciones populares. Es una tesis de comprobación sencilla. Tan solo hay que escribir el nombre de un tema famoso en Spotify o Youtube y los covers que prescinden de la letra irán apareciendo en cadena, uno tras otro, como fichas de dominó desplomándose. Siguiendo el modelo económico básico, se deduce que si la oferta es tan amplia es porque la demanda también lo es. Los datos, como el algodón, no engañan, y demuestran que estamos rodeados de personas que escuchan música instrumental.

Quien se anime a seguir con el experimento dándole al play pronto podrá plantear una segunda conjetura: la mayoría de las versiones instrumentales de hits célebres son una bazofia, no aportan ningún ingrediente notorio y se limitan a trasladar los acordes del tema original al instrumento en cuestión. Parece mentira que la industria discográfica haya editado tantos álbumes exclusivos de versiones a piano y guitarrita y todavía no se haya desmoronado. Y por supuesto no podemos dejar de mencionar (¡ni olvido, ni perdón!) que hubo una época en la que las bandas de flauta peruanas de versiones estaban por todas partes y quien más quien menos compró un CD para sentirse más místico y cosmopolita por el módico precio de diez euros (es un buen momento para recomendar el mítico capítulo de South Park sobre este tema). El desmoronamiento del formato analógico acabó con esa cansina moda de las zampoñas (flautas andinas).

No obstante, no todo es tenebroso en el universo de las adaptaciones instrumentales, y de tanto en tanto surgen halos de luz. Algunas formaciones y solistas son auténticos maestros y consiguen dar una vuelta de tuerca a canciones que parecían exprimidas. Insisto: no todos los artistas que versionan temas extirpando la parte vocal son maltratadores musicales. Algunos merecen la pena. Aquí van cinco ejemplos que así lo demuestran:

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Vitamin String Quartet, con cuerdas y a lo loco

Vitamin String Quartet son los reyes de las versiones instrumentales. No es una banda al uso sino un proyecto discográfico, ya que los músicos son diferentes en cada álbum (y eso que han grabado más de cien). Es muy difícil no dejarse seducir por su encanto: el sonido de los cuartetos de cuerda siempre es evocador, y aún más si adaptan melodías que se conocen de antemano. La música de ascensor jamás había sido tan sofisticada.

Existen bastantes grupos de este estilo y algunos merecen la pena, como 2 cellosThe section quartet o The Jingle Punks Hipster Orchestra.

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Maxence Cyrin, el pianista de ‘Mr. Robot’

Con el piano hemos topado. Su sonido es tan sugerente que cualquier mierda parece música celestial, y debido a ello es difícil encontrar versiones con piano de canciones populares que realmente sean interesantes. El francés Maxence Cyrin lo consigue, quizás porque como instrumentista es mejor que los que graban este tipo de discos o porque su repertorio está muy bien escogido. La que ha tenido más éxito es su revisión de ‘Where is my mind’, que fue utilizada en la primera temporada de ‘Mr. Robot’, aunque a mí ya me había puesto los pelos de punta con anterioridad en esa joya infravalorada llamada ‘The Leftovers’.

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Ramsey Lewis y su relectura del ‘White Album’

La locura, a veces, es necesaria. La ocurrencia de grabar diez adaptaciones instrumentales del ‘White Album’ de los Beatles pasadas por el filtro jazzístico del pianista Ramsey Lewis no tenía ningún sentido, y sin embargo la cosa acabó en discazo. Que sean canciones de los Beatles es una anécdota, ya que en realidad son una excusa para la divagación artística de un desbocado Lewis, que las transforma en algo muy alejado de su referente. Ojalá el amigo Ramsey se animase con alguno de los Rolling, aunque sea para compensar.

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David Garret, el David Beckham del violín 

El caso del violín es similar al del piano: suena bien en cualquier contexto y su sonido emociona a todo el mundo, hasta el punto de que bajo su influjo uno recupera la fe en la humanidad (por suerte luego se quita). ¿El resultado? Cualquier versión simplona con violín parece ser de una categoría superior e inigualable para otros instrumentos (el otro día escuché una de ‘Despacito’ y pensé que era Mozart). Hay muchísimos violinistas que cuelgan sus covers en la red, así que quien disfrute del género tiene material para aburrirse. Por encima de todos ellos se sitúa el alemán David Garret, violinista y modelo, una especie de David Beckham refinado que igual te bate el récord del mundo de velocidad con el violín como te posa en calzoncillos mientras pone morritos.

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Ramin Djawadi y la pianola de ‘Westworld’

Otro punto de partida insólito que resultó ser una genialidad: hacer versiones con una pianola (los pianos típicos de los salones de los westerns) de canciones de pop-rock contemporáneas. Una idea ingeniosa que como tantas otras podría haber muerto entre carcajadas por resultar disparatada y sin embargó acabó siendo el apartado más destacado de la serie ‘Westworld’. La banda sonora de Ramin Djawadi es maravillosa de principio a fin, tanto en las canciones en las que la pianola tiene todo el protagonismo (para mí las mejores, por su singularidad) como en las que incluye arreglos sinfónicos (mención especial para la epiquísima ‘Paint it black‘). En definitiva, la serie vale la pena y es recomendable, pero la banda sonora es, como dicen los modernos, un must hear.

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Podéis releer los capítulos anteriores de la serie (Per)Versiones musicales clicando aquí.