¿Un videojuego de mundo abierto en la sección Shortplays? Pero, pero… no, no nos hemos vueltos locos, todavía. A pesar de que todos estemos acostumbrados a vincular este género con vastos escenarios plasmados en un gigantesco mapa repleto de quehaceres y, en consecuencia, decenas si no centenas de horas de «contenido», Westerado nos recuerda que estamos muy equivocados: el género no funciona por su tamaño.

¿Un mapa que nos invita a perdernos sin crearnos ansiedad? ¡Magia!

En un simple (que no sencillo) estilo pixel-art 2.5D, Westerado sintetiza todas las claves del western en un tono tan paródico como preciso: las ciudades polvorientas y sus habitantes pintorescos con acento de américa profundísima; los desiertos y las minas; las refriegas entre forajidos y ganaderos; la banda sonora con banjo, armónica o piano de saloon; el sistema de combate simplificado a un “dispara y recarga” horizontal, simplón pero efectivo. Esa recolección magnífica de elementos icónicos se introducen en un mundo abierto estructurado en pantallas múltiples, al estilo Zelda clásico. Y, por supuesto, se envuelve de la trama que todos esperábamos, sin pitos ni flautas: queremos encontrar al bandido miserable que ha acabado con nuestra familia. La cosa… es que solo conocemos un pequeño detalle de su aspecto.

Aquí entran las dos decisiones de diseño que convierten a Westerado en algo muy especial. En primer lugar, el miserable al que buscamos se genera con rasgos aleatorios y se coloca al azar en alguna ciudad del mapa, por lo que podría ser cualquier NPC; solo podemos ir atinando a medida que logramos alguna pista más sobre su aspecto como recompensa por completar misiones. En segundo lugar, el jugador tiene la libertad de acabar con todos y cada uno de los habitantes que pueblan el universo (o ninguno, tal y como reconoce el dificilísimo logro “pacifista”); esto significa que podemos trazar el camino que queramos, con libertad total para elegir bandos o incluso para romper cualquier misión que los habitantes nos ofrezcan. Por lo tanto, para el que quiera, la rejugabilidad shortplay está garantizada (con un total de tres personajes extra desbloqueables).

Tampoco faltan las referencias a los clásicos

 Todo esto hace que la experiencia de Ostrich Banditos se acabe convirtiendo en un western divertidísimo que cruza “escoge tu propia aventura” con “quién es quién”. Todo disfrutable en apenas 2 horas; un poco más si somos completistas… o un poco menos si somos de gatillo fácil. Y de ahí lo especial de Westerado: demostrar que las claves del género no son ni las dimensiones del mapa ni la cantidad de contenido (e incluso lo contraproducentes que pueden llegar a ser, como las tediosas misiones copy-paste o el uso excesivo de los paradójicos “viajes rápidos”), sino un diseño flexible que invite al jugador, desde su propia estructura interna (objetivos, libertades), a perderse y experimentar.

Westerado: Double Barreled(Ostrich Banditos, Adult Swing Games, 2015)

 Xbox One, Pc, Mac

2 horas