Dos locos escapan de un manicomio. Huyen de noche por los tejados de la ciudad hasta que encuentran un vacío difícil de salvar. El primero se envalentona, toma carrerilla y salta, aterrizando por los pelos al otro lado. El segundo mira, atemorizado. «Vamos», le dice su compañero desde el otro lado, «encenderé la linterna, apuntaré en tu dirección y podrás caminar hasta aquí sobre el halo de luz». «¿Qué te crees, que estoy loco?», responde el que duda, «¡la apagarías a medio camino!».

La elección de Raúl

SHAKIN’ STEVENS – YOU DRIVE ME CRAZY

Decían los Burning en los 80 aquello de ‘mueve tus caderas cuando todo vaya mal’. Allá por los 50 y los 60 toda esta jerga de vano divertimento pilló cacho: la Escuela de Frankfurt arremetió porque decían que aquello no era música ni era nada, que la música formal era la clásica y el resto banalidades y engendros del demonio. Shakin’ Stevens fue frontman guapito, fotogénico y carismático, heredero de Chuck Berry o Elvis Presley, sabedor de que bastante tenía con agitar pelvis con el énfasis de un jovenzuelo saltimbanqui dado a la cucamona y a la letra facilona que habla de lo malito de amor que está, de lo loquito que le ponen: es la expresión jolgoriosa, ingenua e impúdica del sentimiento a los cuatro vientos, en plan Travolta en Grease, bailoteo allí, bailoteo aquí. Que hasta da rabia el chaval.

Así está bien: hay que ser consciente, como el mediocentro correoso y sobrio que halla su rol en el once, de que la esencia de uno, en tanto que artista, habita en ese ímpetu danzarín y que no va a estar bien querer pasar de ahí ni ambicionar cotas más intelectuales (Adorno y los suyos deberían haberlo sabido). Me siento así a veces, como el otro día, cuando casi me arranco a bailar con unas habaneras en el puerto o como ahora, que me pongo esta canción y me dispara un swing tontuno.

La elección de Withor

LOS PUNSETES – JOHN CAGE

Reconozcámoslo, a veces da pereza escuchar grupos nuevos, especialmente aquellos que tienen incorporada la etiqueta ‘indie español’. Y muy especialmente, si los comparan una y otra vez con Los Planetas.

Pero sobre todo, da una pereza extrema escuchar el último disco de un grupo que dice cosas así: «El disco está, más o menos, ordenado en función de las letras. Así lo veo yo, aunque me gusta que las canciones no tengan significado único, igual que el orden del disco. Hay algunas que plantean un conflicto, otra en medio más livianas, y otras que lo resuelven, como es el caso».

Y -perdonen la pesadez- el colmo de los colmos, la pereza más extraordinaria que jamás haya existido, aparece cuando los críticos dicen cosas sobre ellos como «estas tres canciones hay que escucharlas una y otra vez: ¿qué personaje dibujan?, ¿qué “yo” proponen?, ¿qué filosofía vital, en definitiva? Ensueño e ironía (vuelvo a ello) hay en estas tres canciones, como pedían también los mejores poetas, junto a la sordina romántica».

Por eso mismo, porque somos capaces de reconocer que la pereza existe, debemos intentar sobreponernos a ella. Sólo así podremos descubrir discos tan grandiosos como el último de Los (putos indies) Punsetes.

Los Punsetes – John Cage

La elección de V the Wanderer

CHUMBAWAMBA – PASSENGER LIST FOR DOOMED FLIGHT 1721

Chumbawamba como grupo que sonaba en los 40 en nuestra adolescencia. Como one-hit wonder cansino que sigue repitiéndose mucho después de que pasara la gracia. Chumbawamba como intro del FIFA.

Chumbawamba como banda que, anda, se acaba de separar tras tres décadas en activo. Chumbawamba como punk rock, folk, algo de pop. ¿Es eso un toque de hip hop?

Chumbawamba como destroyers que tiran una vaso de agua al viceprimer ministro de Inglaterra en una gala. Chumbawamba como tituladores de primera (y por ahí se nos gana en esta casa): ‘Everything you know is wrong’, ‘A man walks into a bar’, ‘The physical impossibility of death in the mind of Jerry Springer’.

Chumbawamba como versionadores del ‘Bella Ciao’ sin que suene a charanga o a ska fumeta. Chumbawamba como creadores de un temazo listando, uno por uno, los pasajeros de un vuelo ideal condenado a estrellarse. Rupert Murdoch, Courtney Love, Bono, Pinochet: bye, bye!