Fíjense cómo está la cosa que han tenido que venir la Merkel y Draghi a poner orden. No es para menos: la semana pasada rompimos nuestra impoluta racha y repetimos recomendación en ésta, su sección de referencia. Ábranse los cielos y caigan sobre nosotros siete u ocho maldiciones gitanas, pero no dejen de creer en estas tres canciones: ya tenemos la carta de dimisión del culpable y un par de monos preparados para cubrir su puesto.

La elección de Raúl

AMARAL & MOBY – ESCAPAR

Tengo en mi ordenador una carpeta de varios, con una miscelánea compleja que no sé de dónde va saliendo (me bajo muy poca música) pero que ahí crece, conquistando disco duro sin complejos. En ese cajón de sastre del mp3, a veces irreconocible por mí mismo, como si hubiese batido todo lo que hay en él a ver qué mezcla raruna sale, el gurú Moby encontró a Amaral, poperos mainstream y a veces interesantes, y firmaron una colaboración no imposible pero sí extraña, impredecible, llamativa y, a la sazón, con un puntito inspirador y relajante.

En este single suelto, él canta en un digno castellano y monta una canción pelín espiritual, pelín de autoayuda, sí, con una pequeña épica coelhiana, pero al fin y al cabo con un aire celestial y trascendente que le da cierto toque de belleza astronómica, lo que reconcilia con el universo Moby que conocemos. En la letra, una mención a las puertas de la percepción por aquí (¿guiño a The Doors y Morrison?) al poder de la imaginación por allá y a la huida, un poco como tabla de salvación, todo muy etéreo. Me encuentro la canción, de improviso, en ese batiburrillo cambiante, anárquico y heterogéneo de temas que guardo en el PC. No sé de dónde vino, ni quién la trajo, ni por qué está ahí, pero la redescubro y la disfruto justo ahora.

La elección de V the Wanderer

MOBY – SLIPPING AWAY

Pues te la copié yo mismo, amigo Raúl, y vive dios que me alegra que te guste. Cuando empecé a utilizar Last.fm fue mi segunda canción más escuchada (muy por detrás de alguna de Damien Rice, como ‘Elephant’ o ‘Amie’, y muy por delante de todo lo demás). Ahora la tengo en reserva curándose de la quemazón pero me haces recuperarla, canalla, y emocionarme de nuevo.

La mezcla entre la maña y el descendiente de Melville tiene cosa de edición especial: recupera y traduce ‘Slipping Away’, melancólico cantecito que el americano se echó en ‘Hotel’, para abanderar el recopilatorio ‘Go’. La versión española aporta la mezcla de voces: Eva está estupenda y remite a temas suaves y escondidos como ‘Esta madrugada’. Pero, como bien señalas, se pierde un poco en las letras, pelín de autoayuda.

El original anglosajón da más cancha a Moby, que se enfrenta sin barreras ni algodones a un tono agridulce, a un cara a cara con el paso del tiempo que deja sentencias tan contundentes como «hold on to people, they’re slipping away». La vida es perra y breve pero merece ser vivida; aférrate a los demás pero acepta que todo resbalará de tus manos.

Y encima lo dice con un bellísimo videoclip. ¿Lo has visto, no? Como te digo, imposible no emocionarse, imposible no sentir una infinita gratitud hacia todos los que han pasado por nuestra vida. Hasta hacia los  que salieron de ella, abandonándonos, resbalando entre nuestras manos.

 

La elección de Withor

MOBY & MYLENE FARMER- CRIER LA VIE

Lo confieso. Fui yo. No culpen ustedes, que sé de buena mano que les gusta la polemiquilla, que les gusta llamarse buscabregues, a los pobres Raúl y Vic. El arriba firmante fue el causante de la degradación momentánea de estas tres tonadas que tan gentilmente les servimos semana tras semana sin queja alguna. Hemos tocado fondo.

¿Mi penitencia? Tener que recomendar la peor de las versiones de una canción que, reconozco, es fácil que llegue a emocionar. El bueno de Vic me pone sobre aviso, “es parecida, pero con una base techno que tampoco pega mucho”. Cierto es. No le pega nada añadir electrónica, cómo tampoco le pega nada el francés. Escuchándola, recuerdo que hubo una época en la que el francés se puso de moda con la electrónica. Desechanté, o algo así. ¿La recuerdan?

Castigo cumplido. Quemo mi carta de dimisión, que tampoco es para tanto, que tampoco me he hecho una paja siendo un cargo público y la he difundido por Internet. Y como diría aquel, ‘lo siento mucho, me he equivocado y no volverá a ocurrir’. Y la vida sigue.