¿Quiere usted que La inercia pase a publicarse a partir de ahora en el Teletexto de Energy?. En caso afirmativo, ¿estamos locos?. ¿Qué tipo de recomendaciones musicales quiere usted? a) Buenísimas. b) Hamburgo, en 1967. c) Tres Canciones. En caso afirmativo de que al final es la ‘c’, ¿quiere que esta sección sea económicamente independiente respecto a Murcia? ¿Sí? ¿No? ¿A qué hora? ¿Eh?

La elección de V

KEANE – SOMEWHERE ONLY WE KNOW

Los solían comparar con Coldplay cuando esto era una cosa buena y ahora, por lo que sé, se parecen más bien a Coldplay, que es algo malo. A su primer referencia, ‘Hopes and Fears’, le metí bastante candela y me conquistó más allá del cebo para periodistas de «ojo, banda de pop sin guitarra». Era todo un festival de pianazos machacones pero efectivos, con aires melancólicos y épica emocional antes de que llegaran los Arcade Fire y de que estos asuntos fueran material llenaestadios. Tampoco es que fueran tiempos mejores pero esta clase de gente aún no se mezclaba con Rihanna.

Entre esas esperanzas y miedos había tres temas (creo que los tres fueron singles) que aún me atrevo a recuperar sin ponerme gruñón: ‘This is the last time’ , ‘Everybody’s Changing’ y la que ahora les traigo, ‘Somewhere only we know’. Si se enchufan las tres seguidas y en el orden que les he dicho, irán de la ruptura al agotamiento de sentirse viejo y rodado y de ahí a la necesidad de un lugar donde reposar, ese sitio que sólo nosotros conocemos que aquí se pinta con trazos bucólicos y anhelos de alma vieja. Un viaje completo a la tristeza y al quedarse atrás algo grueso y simplista pero que conmueve y acoge. Un refugio sonoro que, si ustedes quieren, podemos pretender que nadie más conoce.

La elección de Withor

YOUTH LAGOON – DROPLA

Y al fin, llegó la semana. Algunos se adelantaron y otros lo postergarán unos días para hacerse los interesantes, pero en líneas generales ésta ha sido la semana de las listas de lo mejor del año. Es, por lo tanto, la semana-ego, semana-quejas, semana-aquífaltatalocual. Ya saben los fieles que es un tema que me obsesiona, repugna y fascina a partes iguales. Para mí han sido unas jornadas de buceo musical, nadando entre diversas listas, tratando de no quedarme sin oxígeno ante la avalancha de recomendaciones onanísticas.

 ¿Y qué he descubierto? Que tendría que haberle dado alguna escucha más al nuevo de Vampire Weekend, es mejor de lo que recordaba. Que Pet Shop Boys ha sacado un nuevo disco y samplean a Michael Nyman (con eróticos resultados). Que hay un par de grupos españoles que me dan pereza escuchar, pero no suenan mal (Matrimonio, Grises). Que tenemos nueva banda con el mejor nombre de la historia: Rusos Blancos. Que lo que dicen que es lo mejor del año, no me entra (James Blake, John Grant). Que el nuevo de Arcade Fire no ha gustado tanto al respetable como a mí o a CanoelCuarto. Que hay mucha gilipollez en general (aunque eso ya lo sabía).

Sin embargo, por este camino lleno de piedras y baches también he descubierto canciones que ya descansan en mi playlist, alguna web muy interesante y grupos que me enamoran como Youth Lagoon. ¿Ha valido la pena? La respuesta, el año que viene por estas fechas.

La elección de Raúl

IKE & TINA TURNER – NUTBUSH CITY LIMITS

Y entonces me vi hablando de Tina Turner. Será que no escarmiento: todos los días escribiendo sobre cosas que no sé (la Constitución, impuestos directos, cambio climático, espionajes, sueldos de cargos públicos) y llega el fin de semana y vuelvo a ello, a documentarme en dos minutos y a convertirme, yo también, en el periodista que para enterarse de algo consulta la Wikipedia (en el mejor de los casos, que los terrenos del rigor en la red son pantanosos). No se engañen, que así funciona La inercia, ya una redacción enloquecida y una maquinaria tan rentable que, como un jefe cabrón, oprime a sus redactores con premuras (y con tirantes de plumilla, a lo Pedro Jota).

Fuera coñas, no sabría enumerar muchas más canciones de Tina Turner (casi que me viene a la cabeza a la vez Tina Túrmix, su imitación en la ‘Parodia Nacional’), pero me gusta ésta, tan encendida, urbanita y efervescente, que descubrí en el suculento recopilatorio ‘Travelling Music’. En principio, debe servir para darle banda sonora a la carretera pero a mí me encanta como un arranque, como anticipación eufórica de algo grande, de la noche o el concierto que viene, por ejemplo. Algo así debió motivar al matrimonio setentero de Ike y Tina, autor de esta cosa funk y soulera, que desparrama negritud y nervio, como una hiperactividad incontenible.

Es una mezcla candente de riffs y vientos, con una leyenda urbana adherida: la laxitud de los 70 hacía que muchos músicos se quedaran fuera de los créditos, así que no se está muy seguro a día de hoy de si Marc Bolan, de T. Rex, toca la guitarra. Ya dije que a veces me vuelvo periodista de Wikipedia, pero no se me quejen. Peor sería tener como fuente (periodística, médica y hasta vital) a Yahoo Answers, que también.