¿Qué, nos hemos hecho ricos ya con el chiringuito éste? ¿¿No?? Pues a recomendar otras tres canciones, a ver si esta vez hay suerte.

La elección de V the Wanderer

GLEN HANSARD – ALL THE WAY DOWN

Cuando la tristeza golpea, la afronto con música ligera o, a lo sumo, con Flight of the Conchords, que atinan a darle a las verdades con estoica resignación y humor. No me enchufo, o intento no enchufarme, mis grandes filias: Damien Rice y Glen Hansard. A estos los reservo para el resto del tiempo, para esa otra tristeza que hace de telón de fondo, la que nunca se va. Me evito así el patetismo del tipo triste escuchando música deprimente y no me consumo más de lo justo y necesario.

No siempre se puede, claro, y además aún no les había recomendado a Glen Hansard (¿cómo puede ser ésto?). Aquí tienen esta aterida y dolida pieza, un perfecto ejemplo de por qué me gustan tanto estos tipos, estos casi vagabundos perdidos pero irreductibles. No hay mucho más que contar con palabras: la guitarra lame las heridas, el timbre afligido de Hansard se despide. «Me has roto entero, por la mañana ya estaré lejos en el mar». Encuentren una mejor manera de decir adiós.

La elección de Raúl

JOAN BAPTISTA HUMET – CLARA

En 2008 un cáncer le devoró el estómago y la vida. A los 58 años se iba Humet, un tipo sereno, discreto y familiar, una antiestrella, un autor bilingüe de la vieja escuela (escribió y cantó en castellano y catalán durante el franquismo y la transición) y singular: dejó la música durante 15 años, se dedicó al marketing telefónico y volvió en 2004 con un disco titulado ‘Sólo bajé a comprar tabaco’. ‘Clara’ (escucho ahora una versión cálida de Señor Chinarro) tiene esa magia de algo que defiendo siempre: las canciones simples, mínimas y sin truco, que se sustentan con liviana arquitectura, en este caso, con un estilo lírico-armonioso-tierno-realista. Y así, ese silbido reconocible y de vaivén feliz, como de señor normal paseando normal por una calle normal, está ya enquistado en la historia de la música española. Tanto que la canción, un exitazo de 1980, acabó por ensombrecer su repertorio guadianesco.

Tan plácida, carca y melódica instrumentación se compensa con la historia truculenta de la malograda Clara, una yonqui al uso, de retrato puramente sabiniano y ochentero, de antes de que el caballo esparciera sus primeros muertos por cunetas, extrarradios, camerinos y biografías de la música popular. La letra entera es una porción deliciosa de literatura, pero me quedo con esa metáfora que dice eso de “hincarse fuego” y con estos versos certeros, punzantes, llenos de dolor callejero: “Achicando penas / para navegar…/ estrellas negras vieron por sus venas / y nadie quiso preguntar”.

La elección de Withor

BEBE – CUIDÁNDOTE

Vaya hombre, ahora que teníamos de vuelta a nuestra perroflauta favorita, a la neohippie que nos ponía a todos de acuerdo para reírnos de ella, va la niña y se nos pone rebelde. Y yo que tenía ganas de quedar con mis compadres y echar una cervecita para rajar de la parida de ca-i-e-erre-e-eme-e, y pasar un rato divertido, y va la niña y se pone en plan furción. Pues vaya, que decepción… Será que el perroflautismo, como los auténticos pelaos, ya no están de moda, que cada vez veo menos rastas por la calle y los canis ya no son lo que eran.

Y en este triste contexto, va la niña y se pone a imitar a la Amy Winehouse cuando los productores en realidad quieren hacer de ella la nueva MIA (o eso dijo Gonzo entre otros neo-intelectuales). Y ahí está ella, cubata va cubata viene, fumo porque me da la gana donde me da la gana y que venga rajoy a reprosharmelo, insulto a los periodistas porque me sale de los huevos, y voy de guay y de progre porque en el fondo soy una tipa del pueblo, pero en la superfície, yo soy la mejor. Y va la tía y amenaza con enseñar las bragas. Lo que nos faltaba, y yo que hoy había dejado de esnifar pegamento… ¿Qué ha quedado de la Bebe que hacía las cuasi nanas, aquellas falsas canciones de amor, que te gustasen más o menos, como mínimo, sonaban sinceras’?

Un consejo, Bebe. Haz honor a tu nombre. Que la Winehouse te lleva unos años y cuantas botellas de ginebra de ventaja.