Dice que las películas hay que verlas dos veces: una para saber qué cuentan, la otra para entender cómo lo cuentan. A lo segundo ha contribuido con varios libros, centenares de horas de clases y una carrera dedicada al estudio de la música cinematográfica. Si quieren aprender cómo la música cuenta historias y construye cine, no encontrarán mejor profesor que Conrado Xalabarder, webmaster de MundoBSO.com y uno de los mayores expertos en bandas sonoras que pueden encontrar.

Tienes ficha en la IMDb.

Bueno, pues no tengo ni idea de cómo surgió. De pronto un amigo me lo dijo y ahí me vi, y solo porque de jovencillo había colaborado como meritorio en una película que se rodó en Menorca, «Los papeles de Aspern». Una película malísima, por cierto, pero me lo pasé muy bien, ¡dos o tres semanas en Menorca a cuerpo de rey! El rodaje era todo muy parecido a «La noche americana», ¡romances extraconyugales y clandestinos incluidos! Lo que no soy capaz de comprender es cómo IMDb tiene acceso a esos datos, tan y tan remotos. Estar ahí me parece, bueno, pues pintoresco. Es como ser una aguja en un increíblemente inmenso pajar, ¿no? No tiene ninguna importancia, pero me hizo gracia saberlo.

Estás a punto de terminar tu siguiente libro.

Le estoy dando vueltas al título, que debería explicar de qué va el libro. Es básicamente sobre la construcción del guión musical en las películas, que no es otra cosa que el discurso narrativo que tiene en el cine. Hay quien todavía piensa que basta con poner música a una película para que esta música sea música de cine, y no es así. Debe haber unas pautas, una estructura, unas intenciones. Una técnica, para que no haya música innecesaria o que no sea comprendida. Poner orden al caos que tanto directores como compositores tienen muchas veces respecto al uso de la música.

¿Cómo complementa a los libros anteriores? (‘Enciclopedia de las bandas sonoras’, ‘Música de cine. Una ilusión óptica’)

Bueno, este nuevo libro comenzó con la idea de ser una actualización revisada del anterior, pero finalmente ha acabado por tener una entidad propia, diferente, aunque hay cosas que incluso con el paso del tiempo mantego. Pero muchas otras las he cambiado, y hay también bastantes nuevas, como por ejemplo el mismo concepto de guión musical, que en el anterior libro ni comenté. Son nuevas ideas, nuevas teorías, que están suficientemente demostradas empíricamente y que creo que ayudan a llegar a comprender mejor la esencia de la música de cine.

¿Qué es lo que más te satisface de los libros que has escrito hasta ahora?

Pues no soy persona de satisfacciones, sinceramente. De hecho, siempre me insatisface, incluso este libro. Porque sé que hay mucho más, que hay que dedicar más tiempo a investigar, para avanzar hacia delante. Cuando publiqué mis anteriores libros los dejé en un punto de conocimiento que era el que tenía en el momento, pero esto es un proceso de continuo aprendizaje. A veces es desesperante, pero ya me he acostumbrado y lo he asumido. Sino nunca terminaría el libro. Publicaré este libro y sé que en dos o tres años veré en él más las ausencias que las presencias. Pero yo creo que eso es algo bueno. Lo que pasa es que el tiempo pasa volando y este Océano en el que llevo toda la vida navegando es tan y tan inmenso que sé que no lograré conocerlo todo. ¡Al menos en esta vida!

Conrado Xalabarder

¿Qué encuentran los alumnos que se matriculan en tu asignatura?

Un cambio, espero que radical, en su modo de entender el cine, mucho más abierto, más profundo y con muchas más opciones.

¿Qué es lo primero que debe aprender un estudiante de bandas sonoras?

Si es compositor, que no basta con saber escribir música para hacer cine; si quiere ser o es director, que la música no es solo una herramienta de comunicación emocional; si quiere ser o es guionista, que su texto será complementado o mejorado con la música (¡nunca debería ser empeorado!); si quiere ser o es productor, que debe soltar pasta porque todo irá en beneficio de la película.

La música en el audiovisual sirve para…

Te contesto con algo que ya tengo escrito para el libro: Por lo general, se tiende a pensar que la comunicación entre música y espectador es emocional, y que su vínculo es con las imágenes. Esto, que en sí es cierto, es incompleto: naturalmente hay comunicación emocional entre música y espectador, pero también hay comunicación intelectual, donde la música no solo transmite emociones sino información para la comprensión y el entendimiento de escenas o personajes. Por otra parte, no es verdad que el matrimonio de la música lo sea solo con las imágenes: la música se enraiza también con el guión literario de los filmes y aborda elementos narrativos que a veces ni tan solo están descritos en el guión literario, hasta el punto que es normal que en las películas convivan dos guiones, el literario y el musical, que en ocasiones van en la misma dirección sincrónica, en otras hay asincronía y en otras caminan en direcciones opuestas. Y si esto sucede, lo que explique la música se impone porque difícilmente será cuestionada por el espectador: no se verá un paisaje bonito, por muchos árboles y verdes praderas que se muestren, si lo que se escucha es una música apocalíptica. La música siempre gana.

¿Qué hay que valorar a la hora de juzgar una banda sonora?

Para mí, que sea útil a la película, que esté bien estructurada formalmente o que sus intenciones sean claras. Que ayude a la película, que la haga más comprensible. No basta con que sea buena música, que a veces no es ni siquiera necesario. Tiene que ser útil. Si no lo es, por muy buena que sea, no es válida.

Lo que nunca hay que hacer con la banda sonora es…

Pues no hacer de ella película. Hay muchas otras consideraciones (la música inútil, la que sobresatura o la que no explica allá donde debe explicar). Pero se resume en eso: que sea película, y a poder ser la película de la película en la que se inserta. Si no, deberían buscar a otro compositor.

¿Cuál es el compositor, de los clásicos, más cinematográfico?

Probablemente Bernard Herrmann, pues aplicó un método narrativo inédito en su momento y que hoy en día sigue siendo muy imitado, porque en buena parte es insuperable. El cine cambió también con Herrmann. No fue el único, pero sí determinante.

Conrado en el Festival de Córdoba

¿Y fuera de la música de cine? ¿En música académica?

La música de cine le debe mucho a la ópera, que no era más que representaciones de historias actuadas y cantadas con música y donde la música tenía claras funciones narrativas. Wagner, claro, es el que más se acerca a los postulados clásicos en la música de cine, por su estructura, el uso de motivos, etc. El cine le debe mucho a Wagner, pero también a otros compositores, como Verdi.

¿Cuál es la situación actual en la difusión de bandas sonoras?

A nivel de reconocimiento, la situación es espectacularmente mejor si lo comparamos con hace 30 o 40 años atrás, pero a eso ha ayudado que se editan bandas sonoras, que la gente accede a información más fácilmente, etc. La gente de mi generación, cuando éramos jovencillos, lo teníamos complicado, ya que por no existir no había ni ordenadores, o al menos internet. Fue un proceso apasionante, pero lento.

¿Hay un reconocimiento suficiente?

El reconocimiento nunca es suficiente, porque sigue habiendo lagunas y se escuchan todavía muchas tonterías con respecto a la música de cine. Cuando todo lo que oyes decir de una banda sonora es que «es muy bonita» o la suprema bobada de que «encaja muy bien con las imágenes», que en realidad no significa absolutamente nada, te das cuenta de lo mucho que queda por hacer. Estamos en ello. Y los compositores siguen siendo tratados casi como unos intrusos o unos parias dentro de la propia industria, aunque no debo generalizar. Sí, hay mucho por hacer todavía.

¿Cómo está la escena española?

En los años noventa surgió con fuerza una nueva generación de compositores, tras años en los que solo eran reconocidos José Nieto y Bernardo Bonezzi. Pero esta generación que arrancó potente se ha ido diluyendo casi como un terrón de azúcar, y de ella solo quedan algunos nombres en activo, como Alberto Iglesias, Roque Baños, Pascal Gaigne y en menor medida Ángel Illarramendi o Carles Cases, que desgraciadamente están menos presentes en el cine. Fueron gente que en algunos casos empezaron en los ochenta, pero no tuvieron resonancia hasta la década de los noventa.

¿Y las nuevas hornadas?

A principios de este nuevo siglo salió otra generación de compositores jóvenes, que sí se ha consolidado y que además han obtenido grandes logros, como por ejemplo que sean muy conocidos fuera de nuestras fronteras. Trabajan bien, hacen cosas muy interesantes y tienen talento. Son varios, pero no nombraré a ninguno porque seguro que omitiría gente que se merece ser nombrada. Pero es una generación estupenda que además es conocida fuera de España.

No tienes miedo a señalar algunos problemas del cine español. ¿Cómo puede mejorar la industria?

¡No sé tanto del tema! En todo caso de lo relacionado con los compositores, que sí necesita mucho arreglo. Pero sería frívolo por mi parte dar una respuesta a cómo arreglar el cine español porque no tengo cualificación para dar una respuesta seria. Sí creo, en todo caso, en la importancia de las subvenciones, pero ordenadas y condicionadas. Por ejemplo, a que haya respuesta en taquilla o a que la película, aunque no tenga respuesta en taquilla, sea bien acogida en festivales, que también es importante y forma parte del prestigio del cine español.

Los dos tomos de ‘Enciclopedia de los Óscar’

¿Quién es el compositor más olvidado del cine español?

Es fácil poder decir el o los más olvidados: los que trabajaron en los años cuarenta. Quintero, Leoz… nadie los conoce hoy en día, y eran prodigiosos, especialmente Quintero, que si hubiera estado en Hollywood hoy sería reconocido por todo el mundo. Hizo maravillosas creaciones, como «Locura de amor» o «Alba de América»: filmes tan rancios como los que se hacían en Hollywood en la época y con músicas tan gloriosas como aquellas.

Y una categórica: ¿el mejor?

No hay mejor compositor. No lo hay. Hay exquisitos, hay magníficos, hay buenos y también malos. Pero hasta que no se les dé a ellos tres películas para que hagan sus respectivas creaciones sobre esas mismas películas, no podría comparar. Para mí no hay «mejor compositor», aunque pueda tener favoritos personales. Sería una frivolidad nombrar a uno y además completamente injusto.

MundoBSO es la web más consultada en español de su temática. ¿Qué equipo hay detrás? ¿Qué trabajo conlleva?

Bueno, MundoBSO soy yo, es una web absolutamente autárquica. No hay equipo, más allá de los programadores, que son fantásticos, y alguna colaboración firmada muy esporádica. Actualmente roza las 14.000 bandas sonoras comentadas, lo que implica un trabajo monumental. Llevo 10 años con él, pero con devoción y disciplina, ¡me levanto cada día a las 6 o 7 de la mañana para dedicarla unas horas!

¿Qué contenidos tiene?

No es una web de críticas, solo comentarios escuetos y alguna vez textos más completos. No tendría tiempo a hacer análisis de tantas bandas sonoras, y si lo hiciera solo podría crecer en 10 bandas sonoras semanales a lo máximo. Pero su ritmo es de unas 50 bandas sonoras nuevas semanalmente, y tengo en lista de espera unas 4.000, amontonadas en mi despacho. Como siempre la he visto como una base de datos, creo que la gente la conoce y valora como tal. Estoy contentísimo con la respuesta en visitas que tiene, que vienen de todo el mundo.

¿Cuál es la BSO peor puntuada en la web? ¿Hay alguna BSO que te guste de tan mala que es?

Bueno, supongo que alguna de cancioncitas comerciales, no sé. Respecto a las bandas sonoras instrumentales, pues hay algunas. Lo que me gusta mucho de MundoBSO es que la gente es libre de opinar y de puntuar, y a veces se producen resultados opuestos: a mí me encanta la banda sonora de Trent Reznor y Atticus Ross para “Millennium: Los hombres que no amaban a las mujeres” pero a la gente que vota y comenta, no. Y yo detesto “El piano” de Michael Nyman ¡y a la gente le gusta! Pero eso es bueno. Y no, no hay ninguna banda sonora que me guste de lo mala que es. Si es mala, ¡no me gusta! Y si es rematadamente mala, ¡la detesto!

Una buena banda sonora desperdiciada en una mala película.

¡Son legión las estupendas bandas sonoras en malas películas! Pero no creo que sean “desperdiciadas”. En mis estudios he encontrado maravillas en películas infames. Morricone o Mancini (en su etapa en la Universal, con películas de ciencia-ficción de serie) hicieron películas horrorosas, pero precisamente porque en esas películas no le importaba a nadie lo que hicieran con la música, hicieron cosas brutales a nivel de experimentación. Por tanto, ¡de desperdicio nada de nada!

Continúa en la segunda parte.

V the Wanderer

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