Con Seguridad Social pasa algo parecido a lo de aquellos famosos entrados en años que hace mucho tiempo que no aparecen en los medios de comunicación: te pones a pensar y eres incapaz de recordar si están vivos o muertos. Andaba yo casi convencido, ante la falta de información y sus nulas señales de vida, de que el grupo se había separado e imaginé que José Manuel Casany ya estaría dando conciertos en fiestas de barrio valencianas ante un público ebrio y espitoso. Concluí que mi predicción era certera cuando googleé ‘Seguridad Social’ y la primera referencia a la banda no me apareció hasta la séptima página.

No podía estar más equivocado. Seguridad Social no sólo no se han disuelto, sino que están muy activos y protagonizan decenas de conciertos al año. Y su público fiel debe de estar ahí, al pie del cañón, ya que tienen casi 30.000 fans en su página de Facebook, centenares de ‘likes’ en sus imágenes y sus actuaciones se ven muy concurridas. Es curioso, ante este panorama, que el error de creerlos muertos no fuese solamente mío, sino algo usual. De hecho, en una entrevista de 2013 a EFE EME, Casañ reconocía que «(…) es cierto que tanto la crítica como los medios no nos ha favorecido extraordinariamente, por decírtelo de alguna manera. Pero la gente que viene a los conciertos sí, incluso mucha gente nos dice “¡pero dónde estabais!”. ¿Dónde estamos?, si estamos tocando todos los días, puedes venir y vernos».

Y es que a lo tonto a lo tonto, el tiempo va pasando y Seguridad Social, sin hacer demasiado ruido, como quien no quiere la cosa, llevan una veintena de discos publicados y más de tres décadas ganándose la vida con esto de la música. Su caso es muy curioso. No han pegado un pelotazo fuerte desde los 90 (su época gloriosa, con la gastadísima ‘Chiquilla’, y ‘Quiero tener tu presencia’) y es más que probable que 9 de cada 10 españoles no los recuerde o piensen que llevan trienios separados. Pero un día, quizás por curiosidad, quizás por mero aburrimiento, entras en Wikipedia, tecleas su nombre y compruebas que ahí siguen, y aunque no hayas escuchado una canción suya en lustros, van sacando álbumes regularmente, bajo títulos tan fitofitipaldianos como ‘El mundo al día en 80 vueltas’.

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Seguridad Social es un grupo al que le tengo mucho cariño. Cuando era pequeño fue mi banda sonora en los interminables viajes entre Tarragona y las Sierras de Cazorla. En el coche, mis padres parecían querer martirizarme con flamenco de gasolinera, pero a mí no me importaba, ya que el disco doble de los valencianos ‘Compromiso de amor’ sonaba sin detenerse ni un momento en mi walkman, haciendo peligrar la vida de la pronto cascada cinta. La banda de Casañ también me alegra el día porque (como Siniestro Total) es el claro ejemplo de que no hace falta ser virtuosos de la música ni unos grandes letristas para triunfar. Son limitados y lo saben. Sus canciones poperas, con ese rollo a veces reggae, casi siempre castizo, se parecen mucho entre sí, dependen en demasía de la bondad del estribillo y no se empeñan en disimularlo. Y pese a todo, no les va nada mal.

En todo caso, aclarado este punto, pienso en mi entorno, en la gente que me rodea, en aquellos con los que tengo un contacto habitual, y las dudas del primer párrafo vuelven a mi cabeza. Desconozco por completo quiénes pueden ser fans de Seguridad Social, puesto que hace demasiado tiempo que nadie a mi alrededor me ha hablado de ellos. Diviso miles de caras y saludo a muchas personas al cabo del día, y a ninguna de ellas la situaría en la primera fila de un concierto de Seguridad Social. De ahí la duda inicial y la extrañeza que me provocó la frenética actividad de la banda en las redes sociales y en los escenarios.

Ante la duda, y a no ser que algún fan se digne a contestar, me veo obligado a echar mano del personaje de Ricardo Darín en Nueve Reinas y pensar que los fans de Seguridad Social, como los chorros, «están ahí pero no los ves. Están pero no están».

Tres canciones, 269. La elección de Withor:

SEGURIDAD SOCIAL – ‘NO ES FÁCIL SER DIOS’

@adriwithor