Los tres años y pico en los que La inercia estuvo en el poder (1262-1543) fueron conocidos como el ‘trienio y pico progresista’, que puso fin al llamado ‘bienio reformador’ (1873-1104) y dieron paso, posteriormente, al ‘lustro ominoso’ (893 a. C.-2001), en el que se instauró de nuevo un absolutismo que duraría hasta el ‘fin de semana bolchevique’ (1421-1422). La etapa de La inercia en el trono coincidió con profundas reformas y la liberalización total y parcial de los latifundios, la bonanza económica, el cultivo en barbecho y los planes quinquenales de recomendación de tres canciones por semana.

La elección de Withor

BLUR – TENDER

‘Discos históricos y discos que harán historia’. Así se llama el libro que cayó en mis manos, prácticamente por casualidad, ya que lo regalaban en el Carrefour por cualquier compra superior a X euros. Quede claro que en la ecuación, X equivale a pocos euros. Los misterios del neo-marketing, supongo.

Aunque el libro no está mal –ideal para llevártelo a cagar, especialmente si relajas el esfínter con nicotina- hay algunas cosas que me han dado rabia. Como por ejemplo, la más que discutible selección en el apartado ‘discos que harán historia’. ¿Realmente el primer disco de The Darkness será considerado como un hito de la década? ¿El ‘Hot Fuss’ de los (putos) Killers es un disco que hará historia? ¿Alguien se acuerda de grupos como Doves o The Hives hasta el punto de considerarlos parte importante de algo?

Especialmente sangrante es la adoración a algunos grupos, que raya el ridículo. Acepto que Radiohead sea el grupo que más discos tiene en la recopilación -4-, pero no que el segundo sea Blur con 3, mientras que Beatles sólo tienen 2 y otros como Pink Floyd, Led Zeppelin, Oasis o Coldplay sólo uno. Que volvemos a lo de siempre, a lo que hemos discutido mil veces, que estas cosas son totalmente subjetivas y no hay que tomárselas en serio. Pero señores, hay cosas que uno no puede evitar que le molesten, especialmente si se producen durante el relax de la visita diaria al excusado.

La elección de Raúl

OJOS DE BRUJO – TIEMPO DE SOLEÁ

Vaya por delante que la murga mestiza me satura y que votaría ‘sí’ a un referéndum en el que se pregunte si hay que pegar dos tiros en las piernas a cualquiera que lo intente. Pero reconozco que hace años me colaron por la escuadra alguna canción de Ojos de Brujo y me gustó el nervio y la rabia. Creo que me los pusieron hace unos cuantos años, en pleno boom del grupo, por primera vez en un extraño cumpleaños en una masía de Bonavista, en uno de esos encuentros irracionales, al menos vistos ahora con la bruma del paso del tiempo. Escuché ‘Vengue’ y ‘Barí’, aquellos dos primeros discos y ya, y me hizo gracia ver cómo juntaban, en peligrosa coctelera, quejío, ventilador y scratch.

Tuve que separarme de la cosa guay y progresista de la inmigración, del gitaneo con hip hop, del Raval como reducto de autenticidad, así como de otros licitísimos prejuicios, juicios y postjuicios. Las letras tenían la cosa quinqui y arrabalera que uno se puede imaginar, pero no rehuían otras temáticas. En ésta, por ejemplo, desparraman barcelonía por los cuatro costados, además de revueltas, denuncias, manifestación, pateras y mucha calle, mucho gambiterismo de protesta. La escucho y es como ver El Roto: me enciende el ánimo movilizador, me empuja a la revolución urgente y precaria, aunque sea todo muy en teoría y sobre el papel, sin incendiar nada, sin ni siquiera levantarme del sillón ni cerrar sesión.

La elección de V the Wanderer

LECIRKE – HEYHEYHOHO!!!

César y Esther nos esperan tomando un café mientras resisten como pueden la ciclogénesis explosiva. Se arman con bufandas y cafés calientes mientras nos sentamos, hacemos las presentaciones pertinentes y sacamos la grabadora. Son un tercio de Lecirke, banda emergente (así se definen) pero que suena engrasada y enfocada como veteranos curtidos. Acaban de editar su primer álbum, tres años después de formarse a toda prisa para un premio local: una excusa perfecta para traerlos a esta santa casa.

Les seguíamos la pista desde hace algún tiempo y el compacto que se han currado (al fin) confirma nuestra intuición. Desde el primer corte (este ‘Heheyhoho!!!’ que les recomiendo hoy) crean un mundo mágico, onírico, inocente, casi un patio de juego en el que corretear, brincar o ponerse introspectivo. Una fiesta para la imaginación.

Hay un trabajo de composición, producción y selección tremendo, uniforme, fluido, que ellos aún no han convertido en discurso automático para las entrevistas. Todavía (ya llegará) no les han machacado una y otra vez con las mismas preguntas, las mismas fórmulas, y eso se agradece: son espontáneos, dudan, comentan entre ellos, comparan impresiones. El disco ya lo cuenta todo y nuestro encuentro parece pillarles casi por sorpresa.

Como humildes periodistas que se dedican a la cosa abstracta de la cultura, nosotros no podríamos sentirnos más afortunados: estamos entrevistando* a una banda que va a tener un recorrido largo (ya han sonado en Radio3 y vendido unas mil copias de su debut) y metiendo las narices tras sus canciones casi** por primera vez. Como melómanos incorregibles, la fortuna es aún mayor: tenemos por delante un disco que escuchar, reescuchar y asimilar. Una bomba de alegría, sin cinismos pero sin aires fifí ni irresponsabilidades, que ahora mismo se están enchufando ustedes en sus casas.

* Pronto la podrán leer. Ya saben que las cosas de palacio van despacio y las de La Inercia, con doble de paciencia.

** Casi. Las amigas y amigos de Tac12 ya los ficharon antes.